La vida en los pequeños pueblos se caracteriza por una fuerte cohesión social y un sentido de pertenencia que a menudo se pierde en las grandes ciudades. En estas localidades, la tranquilidad y confianza son elementos que contribuyen a una calidad de vida que muchos urbanitas envidian.

Sin embargo, esta idílica existencia rural a veces viene con un precio: las oportunidades laborales pueden ser escasas y no siempre alineadas con las aspiraciones personales, o, al menos, así se solía entender hasta la erupción del 'valle de los programadores'.

Jamilena es una pequeña población de Andalucía situada a 16 kilometros de Jaén que cuenta con poco más de 3.000 habitantes. En un lugar donde la economía local ha girado tradicionalmente en torno a la producción de aceite, la automoción y el ajo, la programación emerge como una ventana al mundo, una habilidad que desafía las limitaciones geográficas y económicas.

Cansado de las jornadas extenuantes y el olor a aceite de motor, el jamilenense Manuel Moreno decidió cambiar las herramientas por teclados, y los manuales de maquinaria por tutoriales de JavaScript. Sin un conocimiento previo en la materia, Moreno lo apostó todo a la computación y, después de poco más de un año de formación, ya era un profesional de la programación.

"Llevaba casi cinco años en una fábrica de automoción, trabajaba siete días a la semana y descansaba un fin de semana al mes, con turnos de mañana, tarde o de noche. Además, hasta que no estabas diez o más años en la fábrica no te hacían fijo y no tenía vacaciones nunca; eran condiciones muy duras y necesitaba un cambio en mi vida", relata Moreno.

Desde marzo de 2022, Manuel trabaja como desarrollador iOS para móvil y iPad en Babel, una consultora que, a pesar de tener sede en Madrid, cuenta con varias oficinas por España y el mundo, y le permite trabajar desde casa.

David Robles es otro caso de un jamilenense que trabajaba en una fábrica de manipulación de alimento, concretamente de ajo, y ahora, después de hacer el bootcamp en KeepCoding está trabajando como desarrollador de iOS. También comparte esta transformación vital y profesional tan inspiradora Eduardo Martínez, quien trabajaba en una empresa de logística y dio el salto a ser programador mobile.

Primero el cuñado, después el primo, un compañero de la fábrica… Poco a poco, en esta pequeña población de Andalucía, el cambio de vida de Manuel se ha hecho eco con el clic-clac de las teclas y ahora muchos han encontrado en la programación no solo una salida laboral, sino una pasión que compila sin errores.

La piedra angular en el cambio de los jamilenenses fue KeepCoding, un centro de formación de alto rendimiento en programación de tecnología. "No es alto rendimiento por aceptar a alumnos con capacidades extraordinarias, sino por el formato súper intensivo que trabajamos", explica Adriana Botelho, CEO y cofundadora de la empresa.

KeepCoding: la piedra angular

Este centro está focalizado en formación corporativa, con empresas que tienen grandes departamentos de tecnología como es el caso de Accenture; con empresas que tienen vinculación con proyectos de impacto social como Glovo o Cruz Roja; y, por último, a través de bootcamps y formación para usuarios individuales, opción que eligieron nuestros protagonistas.

Manuel Moreno y sus sucesores realizaron el bootcamp Aprender a programar desde 0, con tal de adquirir nociones básicas sobre el área; más tarde, cada uno se especializó en una disciplina, aunque "muchos de ellos lo hicieron en programación mobile", asegura Botelho.

"En KeepCoding es todo formación online, es un aspecto muy importante para los que nos hemos formado allí, ya que nos permitía compaginarlo con nuestro trabajo anterior, del cual todavía éramos esclavos", explica Moreno.

Fernando Rodríguez, cofundador y CLO de Keepcoding argumenta que "otro de los grandes diferenciales de nuestra empresa de formación es nuestra bolsa de talento, que no es una bolsa de trabajo. En esta bolsa de talento tratamos de capacitar la persona para este nuevo perfil profesional y de cierta forma se le da visibilidad".

"En KeepCoding todo es formación 'online', algo muy importante para nosotros porque nos permitía compaginarlo con nuestro trabajo anterior, del cual aún éramos esclavos"

Manuel Moreno, programador

"Desde que empiezan el bootcamp incluimos un servicio de coaching en el curso, en el que les ayudamos a identificar sus objetivos con un DAFO personal (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades), les decimos cómo generar un perfil de LinkedIn formal, técnicas para encontrar trabajo, etc", detalla.

En cuanto al éxito en Jamilena, Adriana Botelho asegura que reunir a tantos alumnos de ese municipio fue pura casualidad. "Nos dimos cuenta por coincidencia, porque en la base de datos salía una concentración de alumnos muy fuerte en Jamilena".

El éxito no es casualidad

A pesar de parecer todo fruto del azar y puede que una moda pasajera entre vecinos, la realidad es que existe un aspecto en común entre los jamilenenses que explica que se haya producido este hito, la ambición y la predisposición para mejorar a través del aprendizaje.

"Destaca su actitud, no hay muchos municipios tan pequeños donde se use el ejemplo exitoso de un amigo o vecino para, no sólo no criticarlo, sino para seguir su camino y conseguir luchar por tu ambición, cambiar de vida", alaba la CEO de Keepcoding.

"Nosotros los descubrimos por casualidad, pero para ellos no fue casualidad, ellos invirtieron gran parte de sus ahorros en nuestros bootcamps, lo hicieron muy a consciencia, a través del esfuerzo y de apostarlo todo a un cambio real, explica Rodríguez".

Asimismo, Ramón Maldonado, quién es el coordinador del bootcamp ‘Aprender a programar desde 0’ destaca que sus alumnos provenientes de Jamilena tenían hambre de cambio. "Normalmente el indicador que demuestra si una persona se va a superar y va a progresar no es la formación, sino que es el hambre, y estos chicos han demostrado tener de sobra".

"Destaca la actitud de Jamilena, no hay muchos pueblos tan pequeños donde el ejemplo exitoso de un amigo o vecino sirva a otros para seguir su camino y cambiar de vida"

Adriana Botelho, CEO de KeepCoding

"El primer proyecto que me presentó Manuel se lo suspendí, pero él siguió, lo recuperó y se superó. Nunca buscaban atajos para conseguir su objetivo, aunque estuvieran hartos de sus turnos y necesitaran un cambio radical en su calidad de vida", insiste Maldonado.

Este pequeño pueblo andaluz está reescribiendo su futuro, línea a línea de código. Asimismo, Jamilena se ha convertido en un ejemplo para la España vaciada y demuestra que incluso en las comunidades más pequeñas, la innovación puede florecer y llevar a sus habitantes hacia nuevos horizontes de posibilidades.

Un ejemplo para la España vaciada

La programación no solo les ofrece mejores oportunidades y condiciones de trabajo, sino que también enriquece la economía local, creando un vibrante ecosistema donde la tecnología y la tradición prosperan juntas.

La semipresencialidad y el trabajo remoto es un tipo de actividad laboral que te permite trabajar desde casa y no tener que migrar. "En mi pueblo hay trabajo, pero un trabajo que a la gente no le gusta, si quieres algo diferente antes te tenías que ir fuera y ahora ya no", asegura Manuel.

Del mismo modo, Ramón Maldonado es claro sobre las oportunidades de la programación y reafirma que "también se ha abierto una puerta para otros campos. Big data, inteligencia artificial, ciberseguridad, etc., son sectores están en auge y van a necesitar a mucha gente, es una muy buena alternativa para evitar la despoblación y fomentar la calidad de vida en los pueblos pequeños".

La apuesta de Manuel Moreno se ha convertido en la transformación digital de todo un pueblo, que a su vez ahora es testimonio del poder de la educación y la tecnología para superar las barreras tradicionales, permitiendo a los residentes de pequeñas localidades competir en un escenario global sin tener que abandonar el lugar que llaman hogar.