Paniza, el pueblo aragonés de 600 habitantes que lleva sus vinos a los cielos con drones

Echando un vistazo a cualquier plan estratégico de cualquiera de las denominaciones de origen de nuestro país, la digitalización empieza a ocupar cada vez más espacio, pero no menos cierto es el hecho de que la aplicación real continúa siendo escasa.

Esta es una de las reflexiones de Francisco Yuste, socio fundador de Delsat, empresa especializada en drones y robótica que está abanderando una iniciativa que busca dar el golpe en la mesa definitivo para unir ambos mundos, el de la tecnología y el del vino, en la localidad de Paniza (Aragón).

[El 'boom' de la aviación no tripulada: una competencia regional de altos vuelos]

Paniza es un pueblo aragonés de menos de 600 habitantes que quiere ser referencia tecnológica en un sector con millones de seguidores en todo el mundo y con miles de productores en España que necesitan -aunque quizá aún no lo sepan- digitalizar sus viñedos.

Esta pequeña población forma parte del Campo de Cariñena y, por tanto, es una de las que contribuye a la producción de caldos de la Denominación de Origen (DO) que lleva el nombre de esta comarca.

El proyecto, pilotado -nunca mejor dicho- por Delsat y la Cooperativa de Proyectos de Investigación y Comercialización, es un Centro Tecnológico de Innovación, Formación e Investigación de Drones y Robótica Aérea, cuyos objetivos se intuyen con sólo leer su nombre.

La iniciativa, que se presenta hoy, quiere convertirse en referencia para el sector del vino y por ello a la presentación acudirán representantes de otras DO, como La Rioja. De paso, según explican sus promotores a D+I, saldrá beneficiada la sociedad de la comarca, en términos de empleo y de atracción de talento en la tan nombrada lucha contra la despoblación.

[Drones inteligentes 5G para los tratamientos con fitosanitarios en la agricultura andaluza]

Como explican Francisco Yuste y su hijo Daniel, director general de la compañía, este centro tiene dos funcionalidades diferenciadas, la investigación y la formación.

En cuanto a la investigación, la agricultura de precisión va a ser uno de los grandes objetivos en este centro. "En otros países está muy extendida esta técnica, pero en nuestro país no tanto", concede Yuste.

Según remarca, "se han hecho pruebas en grandes extensiones de maíz o de arroz pero no en viñedos o, al menos, no hay constancia de que las investigaciones que se han realizado se hayan transferido al sector".

Uno de los proyectos con los que se va a empezar a trabajar en este sentido y bajo el paraguas de este centro tecnológico va a ser la toma de datos y el análisis detallado para conocer si las plantas -cada una de ellas- sufre estrés hídrico, si está siendo atacada por organismos, etc.

La toma de datos se realizará de forma automática gracias a las cámaras multiespectrales de drones, a los que se programará para que realicen rutas de forma autónoma.

La propia Denominación de Origen de Cariñena resalta que en la actualidad los tratamientos que se aplican contra determinadas plagas son preventivos. "¿Y si pudiéramos aplicar esos mismos tratamientos cuando tuviéramos la información exacta de si los necesitan o no?", reflexionan desde Delsat.

Rapidez con respecto a un tractor

"Si gracias a los drones podemos realizar tratamientos sólo donde realmente se necesiten y, por tanto, estamos siendo más respetuosos con el medio ambiente, estamos realizando una producción más sostenible económica y medioambientalmente", expone Francisco Yuste.

Los drones se están convirtiendo en una tendencia global en muchos sectores. Quizá los usos disruptores más populares sean aquellos que permitirán que recibamos un paquete en nuestro domicilio gracias a estos vehículos voladores sin conductor.

Pero no hay que olvidar que la aplicación en el campo, aunque no sea tan mediática, va a ahorrar mucho dinero a los agricultores. Y desde Delsat ofrecen algunos datos: "Un tractor -por más moderno y por más herramientas digitales que tenga- tarda unas ocho horas en realizar un tratamiento sobre 65 hectáreas; con un dron, el ahorro sería de tiempo sería de más de tres horas".

Eso supone "mejor calidad de vida para el agricultor y mayor seguridad, por supuesto, ya que su labor se limita al control de que el aparato está cumpliendo el plan de vuelo".

Ahora bien, no todo son buenos augurios sobre un futuro mejor a pie de viñedo. "No nos podemos engañar, cuando hemos ido a contar este tipo de proyectos a determinados viticultores, las caras muestran cierto grado de reticencia", reconoce Yuste.

La clave, en este sentido, podría estar en que iniciativas como la que se va a poner en marcha en Paniza sirvan de reclamo para las nuevas generaciones. "Los jóvenes pueden ver en este centro una oportunidad de mantener la tradición de su familia, de quedarse en el territorio gracias a que tienen oportunidades de trabajo cualificadas", remarca.

La importancia de la formación

Eso sí, para generar esa cualificación, además de la atracción de talento, la idea es intensificar la formación de futura mano de obra de la comarca. Para ello, la propia empresa Delsat dispone de una división llamada Docentia, cuyas titulaciones están autorizadas por los organismos oficiales de aviación.

Este centro tecnológico, según sus impulsores, quiere demostrar "lo que la aviación no tripulada puede hacer en favor del sector" y si de paso "podemos contar con la colaboración de la administración pública, mucho mejor".

Proyectos como este pretenden situar a los drones como elementos facilitadores de la transformación digital en el sector agro. De hecho, en Aragón, organismos como el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (CITA) están alineados con este objetivo.

Recientemente, el Centro de Innovación en Bioeconomía Rural de Teruel (CITAte) celebró junto a Delsat la jornada 'Manejo de drones en ganadería extensiva' en el salón de actos de la Comarca del Maestrazgo, en Cantavieja.

La jornada dio a conocer la experiencia en el desarrollo del uso de drones para el control de la ganadería extensiva desarrollada en la Finca Experimental de La Garcipollera del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA).

Javier Ferrer, coordinador de la finca, explicó los resultados del convenio de colaboración entre el CITA y la empresa Delsat International Drones que se llevó a cabo el año pasado.

A continuación, se mostró un vídeo documental de los trabajos realizados y se dio a conocer por parte de Daniel y Francisco Yuste, responsables de Delsat International Drones, la normativa actual para el uso de estos vehículos aéreos tripulados por control remoto en ganadería.