La afirmación es indiscutible: a más impulso de la investigación y de la innovación, mayor desarrollo económico. Lo demuestran todos los indicadores habidos y por haber. Lo que ya no está tan claro es si ese desarrollo económico se está produciendo de forma idéntica en todas las regiones europeas. Lo que ya no es tan indiscutible, en definitiva, es que ese aumento del interés por la I+D+I esté fomentando la cohesión territorial.
Analicemos la estrategia que analicemos, sea cual sea el gobierno escrutado, hoy en día tanto las políticas en favor de la innovación como las políticas en favor de la cohesión territorial son irrenunciables. Europa es un buen ejemplo.
Sin embargo, un estudio de la Cátedra de Innovación de la Universidad de Oviedo, ve mejorable el modo en que ambas interactúan. Tomando como ejemplo el caso de Asturias, alerta de que la marcha actual de esa estrategia europea está incrementando las brechas relacionadas con el desarrollo económico entre países.
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También aporta cuáles serían algunas de las posibles soluciones al problema. Pero las conoceremos más adelante.
El informe admite que el caso asturiano es "especialmente interesante", ya que "ha sido capaz de movilizar menores recursos destinados a la I+D+I -en comparación con otras regiones- y, a pesar de ello, ha generado un ecosistema científico y tecnológico muy atractivo apoyado en una población altamente cualificada".
Y eso lleva a este informe a hacerse algunas preguntas: "¿Cómo ha contribuido la I+D+I al crecimiento económico de Asturias en las últimas décadas?"; "¿las políticas de innovación deben de focalizar única y exclusivamente sus esfuerzos en incrementar las inversiones en I+D+I o deben tener en cuenta la relevancia de la educación u otros aspectos?"; "¿qué políticas de innovación se deben de seguir para potenciar el crecimiento económico de Asturias?".
Este estudio recuerda cómo en trabajos anteriores se han revelado que las inversiones públicas en innovación en Asturias han venido siendo fundamentales para incrementar la producción, la productividad y el empleo en el Principado. Pero también cómo en otros se ha evidenciado que existe un problema importante: la inversión en I+D+i ha estado notablemente concentrada en países y regiones con altos niveles de desarrollo económico.
"Por ejemplo, en la UE, las inversiones se han concentrado en las regiones situadas en el Centro y en el Norte del continente, es decir, en las áreas de Europa que presentan mayores niveles de bienestar y desarrollo. En España se observó el mismo hecho. Las regiones más desarrolladas, concretamente, País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra, son las que, a lo largo de las décadas, han liderado la inversión en I+D+I", reflexiona el estudio.
Es un hecho constatable que la Unión Europea ha tratado de incrementar su esfuerzo inversor en I+D+I estableciendo el objetivo concreto de superar la cifra de inversión del 3% con respecto al Producto Interior Bruto (PIB).
Más allá de la dificultad para alcanzar ese nivel -aún no lo ha hecho- existe ese problema en cuanto a distribución de inversión. El informe remarca que las inversiones en I+D+I están muy concentradas geográficamente, especialmente en las regiones del Centro y Norte de Europa. Por ejemplo, varias regiones suecas alcanzaron niveles de inversión en innovación superiores al 7,5% con respecto al PIB mientras que otras situadas en la periferia de Europa, como por ejemplo en Rumanía, presentaron niveles de inversión en el entorno del 0,5% del PIB.
Asimismo, los datos que este informe ha cogido como referencia -los de Eurostat-, a más porcentaje de impacto de la I+D+I sobre el PIB, mayor renta per cápita.
En definitiva, según añade el Observatorio, "las regiones periféricas no han conseguido concentrar inversiones significativas y, por ello, se podría esperar que el efecto sobre la innovación y el crecimiento sea limitado".
Pero, además, los datos sugieren que "estos territorios gozan de una menor capacidad para innovar, es decir, para transformar los recursos invertidos en innovaciones". Y ello, "principalmente", se justificaría en el hecho de que "sus menos favorables condiciones socioeconómicas, como, por ejemplo, su menor aglomeración de capital humano".
En los datos correspondientes a algunas variables que justifican todo lo anterior está la clave de la cuestión. Se toman como referencia las unidades territoriales europeas UTM2 -las que se corresponden con lo que sería en España una comunidad autónoma-.
Pues bien, en el apartado de porcentaje que supone la I+D+I sobre el PIB de cada región, el registro mínimo es de un 0,08%; el máximo, de un 6,62%. Con respecto al porcentaje de personas con estudios terciarios (universitarios, por ejemplo) el dato más bajo es el de un 6,8%; el máximo, de un 47%. Como se observa, las desigualdades son evidentes.
Las soluciones
En este contexto, ¿cuáles serían las mejores soluciones? El Observatorio da un valor fundamental a la educación, como veremos.
"Es clave destacar que la I+D+I no es contraproducente para ningún territorio. Nunca produce efectos negativos". Dicho de otro modo, sería suicida para cualquier territorio renunciar a seguir apostando por las políticas en innovación.
Observando el caso de Asturias, los autores del informe constatan que el problema reside fundamentalmente en dos cuestiones: "En primer lugar, ha habido una baja capacidad para captar fondos de I+D+I; en segundo lugar, posiblemente haya existido una menor capacidad para transformar las inversiones en I+D+I en innovaciones dadas las condiciones socioeconómicas menos favorables de la región en comparación con las regiones más desarrolladas de Europa lo que limita sus impactos sobre el crecimiento económico".
Por lo tanto, continúa el informe, "el problema radica en la necesidad de comprender que son la distribución espacial de los fondos de I+D+I y las características socioeconómicas de cada región, las que limitan los potenciales efectos positivos de los recursos invertidos sobre el crecimiento económico".
Por tanto, la principal conclusión es que ni Asturias ni ninguna región que esté en la situación de Asturias debe centrar sus políticas de innovación únicamente en incrementar las inversiones en I+D+I.
"Asturias puede lograr un progreso económico sustancial mediante el desarrollo de un sistema innovador regional fuerte y esto implica promover grandes inversiones en I+D+I combinadas con aumentos en el nivel educativo medio de la región para garantizar el uso eficiente de los recursos invertidos", concluye el estudio.
Disponer de capital humano altamente cualificado en la región -y eso es aplicable a tantas otras a lo largo y ancho del continente- es "crucial para que la I+D+I comience a generar verdaderamente efectos sobre el crecimiento económico en Asturias" y lo iguales con otros territorios que, en la actualidad, se están viendo más beneficiados.
Y eso, según el informe es "porque los individuos altamente cualificados son necesarios para poner en marcha proyectos de I+D+I, porque estos individuos son agentes generadores de innovaciones por sí mismos y porque funcionan como un elemento que permite atraer inversiones".