En muchos puntos del país, las desaladoras han sido objeto de polémica. El agua es un bien preciado para el consumo, pero también para la actividad económica en según qué sectores. Y desalar agua de forma 'tradicional' supone un gran coste en construcción de infraestructuras y en energía. Resultado: el precio del agua se encarece. De ahí la polémica.
En este contexto, no extraña que mentes innovadoras y científicas se hayan puesto manos a la obra para conseguir revertir la situación.
En este sentido, conviene hablar del proyecto MIDES, un acrónimo de la expresión inglesa Microbial Desalination. Una expresión que explica el objetivo del plan: desalar agua utilizando las bondades de la microbiótica.
En total, hay siete países europeos implicados en MIDES desde hace meses, Países Bajos, Alemania, Hungría, Austria, Portugal, Túnez y España. Y un total de 10 socios, cada uno de los cuales pone su granito de arena en todos los eslabones de la cadena.
De todos ellos, el papel que está jugando nuestro país en la parte decisiva del programa es crucial.
Dirigimos la mirada a Canarias, más concretamente a la isla de Tenerife y, más aún, a la localidad de Guía de Isora. Una desaladora gestionada por el Cabildo de Tenerife a través de la compañía Aqualia -coordinadora general de MIDES- está viviendo el desarrollo de los trabajos experimentales de este proyecto destinado a afrontar las necesidades de agua.
"Este proyecto, en el que el Cabildo de Tenerife colabora cediendo las instalaciones de esta desaladora, nos genera una enorme ilusión", dijo el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín.
Añadió, además, que "creemos que es un programa que puede ser interesante para cualquier lugar del mundo, pero en especial para Canarias y para Tenerife".
"La consecución de resultados nos permitirá replicarlo en otros lugares de la isla, contribuyendo a reducir costes energéticos en los procesos de desalación", y concluyó remarcando que se trata de "uno de los pilotos más importantes de investigación en los que el Cabildo de Tenerife se ha implicado".
Tecnología basada en la biolectroquímica
Es un proyecto que se puede replicar en otros puntos de la isla, pero también de la región y también de cualquier rincón del mundo. Ese es el objetivo de MIDES.
Pero ¿cuál es su disrupción? ¿Por qué desalar mediante esta innovación biotecnológica será mejor que tal y como se viene haciendo en la actualidad?
La respuesta a estas preguntas se encuentra en la tecnología MDC (Celdas Microbianas de Desalación, por sus siglas en inglés), que consiste en el uso de bacterias biolectroactivas en aguas residuales para que, durante su inevitable proceso de degradación, se genere cierta corriente eléctrica.
Esa corriente es la que, evitando tecnicismos y yendo directamente a las consecuencias, provoca, por un lado, un tratamiento de esas aguas residuales y, a su vez, la consecución de un proceso de desalación más sostenible desde el punto de vista energético.
Fuentes del Cabildo de Tenerife lo resumen así: "El agua residual se convierte en recurso para producir energía que será utilizada para desalar agua".
Esta utilización de sistemas bioelectroquímicos conseguiría, según los impulsores del proyecto, la desalación de corrientes de agua de mar con un consumo energético por debajo de los 0,5 kWh/m3, seis veces menos que el consumo habitual.
"Tenemos que articular medidas para favorecer una transición hacia un modelo energético mucho más sostenible", indicó el consejero de Desarrollo Sostenible y lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, Javier Rodríguez Medina.
"En este sentido, el Consejo Insular de Aguas está trabajando de forma decidida, somos el mayor consumidor de energía eléctrica de la isla y hemos conseguido un cambio absoluto de paradigma y es que desde el año 2020 el cien por cien de las energías que se aplican son de carácter renovable", explicó.
Otra planta en Denia
Canarias, en cualquier caso, no es la única región que ha estado o está implicada de alguna manera en MIDES. Cataluña y la Comunidad Valenciana también han jugado un papel importante.
En tierras catalanas, más concretamente en el instituto tecnológico Leitat, se han realizado las pruebas de concepto a pequeña escala. Por su parte, una depuradora de Denia ha sido la elegida para testar esta tecnología en un proceso de tratamiento de aguas de mayor complejidad debido a sus componentes.
En la depuradora de la localidad tinerfeña de Guía de Isora tienen la responsabilidad de realizar los experimentos a gran escala en cuanto a la desalación de agua de mar.
Una vez realizadas las pruebas, MIDES analizará los resultados y evaluará cómo aterrizar esta tecnología y este proceso. Los gestores del proyecto no descartan que incluso deba construirse una planta piloto dedicada exclusivamente a esta tecnología, decisión que aún está por ver.
Con todo, esta tecnología, según Aqualia, se puede aplicar a usos como tratamientos de aguas para la industria, sistemas terciarios, desalación descentralizada…
MIDES tiene un presupuesto de alrededor de 8 millones de euros y está cofinanciado por la Comisión Europea a través del programa Horizonte 2020.