El aceite de cocina usado ya hace tiempo que se considera como un combustible en potencia. Lo que sucede es que para llegar a que este resto alimenticio pueda convertirse en carburante, todavía se tiende a mezclarlo con diésel fósil.
Pero ¿y si el aceite vegetal usado pudiera convertirse por sí mismo en un recurso energético? Pues bien, hay muchos equipos de investigación trabajando en responder a esta pregunta y, por lo que parece, los resultados están empezando a llegar.
Grandes compañías como Repsol están en estos momentos trabajando en esa dirección y están comenzando a producirse conclusiones interesantes, sobre todo, para el sector marítimo.
Es, curiosamente, en una región sin mar, Castilla-La Mancha, donde Repsol y la universidad pública regional (la UCLM), han avanzado mucho en este sentido en los últimos tiempos, hasta el punto de que se están realizando pruebas exitosas.
Empecemos, no obstante, por definir qué son los aceites vegetales hidrotratados (HVO, por sus siglas en inglés).
La empresa Resigras, dedicada a la recogida, transporte, almacenamiento y tratamiento de residuos de aceites y grasas comestibles para su posterior fabricación de biocombistibles, explica que el HVO es el diésel renovable cuya materia prima es el aceite de cocina usado y que se obtiene mediante un tratamiento con hidrógeno como catalizador.
"El resultado de esto es un biocombustible de origen renovable que puede contaminar hasta un 90% menos que el diésel fósil tradicional: menos gases de efecto invernadero y partículas", indican desde esta empresa.
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En su opinión, en España ya se utiliza el aceite vegetal hidrotratado para generar biodiésel, pero "en su mayor parte procede de aceites de soja, colza o girasol y siempre mezclado con diésel fósil".
El reto es "conseguir un biocombustible en estado puro (HVO100) procedente únicamente de fuentes renovables como el aceite de cocina usado".
En este sentido y en este contexto, el Grupo de Investigación en Procesos Energéticos y Medioambientales (GPEM), adscrito al Instituto de Investigación Aplicada a Industria Aeronáutica (INAIA), ubicado en el Campus de la Antigua Fábrica de Armas de Toledo, en colaboración con los científicos de Repsol Technology Lab, están desarrollando un trabajo de investigación con el fin de evaluar, en condiciones reales de uso, el efecto de los combustibles renovables, en concreto los aceites vegetales hidrotratados.
En este caso, el estudio se está llevando a cabo con la empresa naviera Nabia, en un tipo de embarcación dedicada al traslado de turistas en el entorno de la ría de Vigo, viajando hacia el Parque Nacional de Islas Atlánticas, más concretamente a las Islas Cíes.
El grupo de investigadores está teniendo en cuenta factores cómo las prestaciones (consumo específico de combustible), las emisiones contaminantes reguladas (NOx, CO, HC y número de partículas) y la emisión de CO2, de los sistemas propulsivos empleados en un tipo concreto de vehículos.
Este es el tercer estudio de estas características que se lleva a cabo entre la UCLM y Repsol. Hasta el momento, estos grupos de investigación han estudiado los efectos de este tipo de combustible 100% renovable en autobuses urbanos y maquinaria agrícola.
Las otras dos pruebas en transporte terrestre
En concreto, los autobuses urbanos en el entorno de la ciudad de Bilbao, con la implicación directa de la empresa Alsa, y en maquinaria agrícola, en la provincia de Segovia, con la implicación de la empresa New Holland.
Por el momento, las conclusiones de los tres estudios (transporte urbano, maquinaria agrícola y transporte marítimo) "están demostrando que el combustible renovable 100% objeto de estudio tiene una excelente capacidad para sustituir el combustible diésel tradicional, con una menor emisión de CO2, manteniendo las emisiones reguladas bajo control y sin penalizar las prestaciones de los motores para cumplir con el servicio requerido de los vehículos y embarcaciones", apuntan desde el grupo de investigación.
En este sentido, "la sustitución progresiva de combustibles líquidos de origen fósil por combustibles renovables avanzados comienza a convertirse en una realidad en todos los sectores de la movilidad".
Los combustibles renovables son aquellos que se producen a partir de materias primas renovables. "Son cero emisiones netas y, por tanto, garantizan una contribución efectiva a la lucha contra el cambio climático", explican.
Concretamente, los biocombustibles avanzados se fabrican a partir de residuos orgánicos como aceites vegetales usados, grasas animales y residuos agrícolas y forestales que no se destinan a la alimentación.
"La principal ventaja de su uso es que pueden utilizarse en vehículos actuales sin necesidad de realizar modificaciones físicas en los motores, ni en las infraestructuras de distribución y de repostaje ya existentes, permitiendo una descarbonización inmediata", asegura el equipo científico.
El aceite de cocina usado se obtiene actualmente del sector HORECA (hostelería, restaurantes y cafeterías) casi en su totalidad. También, aunque en menor medida, se recoge de los puntos limpios fijos o móviles.