Una nevera que funciona sin cables eléctricos y es capaz de autorregular la temperatura para no romper la cadena de frío en el transporte de alimentos e incluso de medicamentos tan sensibles como las vacunas. Este el desarrollo que ha hecho la startup valenciana BiofreshTech con el objetivo de mejorar la logística tanto del sector retail como del farmacéutico.
Este sistema cuenta con dos patentes: por un lado, la de la formulación química para crear un producto con unas propiedades que permiten la acumulación frigorífica, explica a INNOVADORES Javier Guillén, director de I+D. Este gel, subraya, es inocuo para salud y no es contaminante.
BiofreshTech asumirá la fabricación de este producto, clave en su sistema, en las instalaciones que la compañía tiene en Catarroja (Valencia), mientras que para el montaje de la maquinaría para fabricar los diferentes tipos de frigoríficos los externalizará con diferentes socios industriales (aún no han querido precisar los nombres de los mismos).
Además, la startup cuenta con una patente internacional para el sistema de refrigeración en sí mismo: una tecnología que permite el control en tiempo real de la temperatura de la nevera, así como estabilizar la misma de forma automatizada, a partir de sensores que informan de los grados a una plataforma en la nube. De esta forma, el sistema sabe si debe inyectar más o menos temperatura para mantenerla en los niveles que el usuario a predeterminado.
El usuario solo necesita cargar eléctricamente el dispositivo (depende del tamaño requerirá más o menos tiempo) y a partir de ahí el sistema dosificará, gracias a los sensores distribuidos en la nevera, la energía para mantener la temperatura deseada, sin necesidad de ninguna conexión durante el trayecto o el uso de la misma.
Asimismo, cuenta con un sistema de geolocalización del dispositivo, así como sensores para la trazabilidad del mismo. La información se envía a la plataforma de gestión a través de la nube, por lo que, por ejemplo, el operador logístico puede controlar cómo se está comportando en tiempo real la nevera: desde la temperatura que tiene hasta su ubicación exacta, pasando por el tiempo que ha permanecido abierta y la recuperación de frío que ha necesitado tras la apertura.
Prototipos y primeros pedidos
Tras los dos primeros años de trabajo, y con una inversión de 1,5 millones de euros, se han desarrollado diferentes prototipos siguiendo las demandas y necesidades de clientes potenciales con los que BiofreshTech ha estado trabajado. Así, ya cuenta con algunas furgonetas de reparto a domicilio en las que se ha instalado esta cámara frigorífica y se han creado neveras adaptadas a las homologaciones del sector farmacéutico.
Por el momento, el habitáculo más grande que han desarrollado es de 50 metros cúbicos, pero la idea es poder escalarlo y dimensionarlo para fabricar contenedores marítimos con su tecnología implementada que puedan aguantar la cadena de frío sin romperla durante todo el trayecto de transporte.
Así, Rafael Matamoros, CEO y cofundador de la startup, afirma que ya cuentan con un primer pedido de 300 unidades de su tecnología especialmente desarrollada para el sector farmacéutico, en concreto para vehículos de la flota de TIPSA. También, asegura, se están ultimando unas pruebas de concepto con una gran empresa de distribución de Valencia, y con Asmen, operador logístico en la distribución nacional de alimentos.
Ahorro energético y de coste en el transporte
Por cada furgoneta de reparto, desde esta startup aseguran que pueden conseguir un ahorro energético superior al 50%, un ahorro en combustible de entre el 20 y el 25%, lo que supone una reducción de emisiones de CO2 estimada en 3,5 toneladas al año. Además, se trata de una tecnología “prácticamente insonora” que no obliga a mantener el motor del vehículo encendido, lo que favorece la disminución de la contaminación acústica.
Aunque en esta primera fase se han centrado en el ámbito del retail y el farmacéutico, desde BiofreshTech apuesta por escalarlo e implementarlo para el traslado de órganos para trasplantes, así como para los sectores agroalimentario, automoción, aéreo, náutico, textil, construcción, el de las baterías de litio, e incluso para mantener refrigeradas grandes salas de servidores.