Regiones como Murcia, La Rioja, Navarra o la Comunidad Valenciana tienen muy claro que el sector primario, más concretamente la agricultura, no está condenado al ostracismo, por más que el relevo generacional sea una incógnita.
Y no lo está porque palabras como innovación y tecnología se están imponiendo cada vez más. El llamado agrotech ha llegado para quedarse y cada vez hay ejemplos más disruptivos que así lo atestiguan.
Uno de los últimos lo hemos encontrado en la Comunidad Valenciana, donde su gobierno autonómico, a través de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) ha financiado el desarrollo de nuevas herramientas digitales para la detección y predicción temprana de las principales plagas que amenazan los cultivos de cítricos.
La Comunidad Valenciana es la principal región citrícola a nivel nacional, tanto por la superficie dedicada a este cultivo (aproximadamente 182.000 hectáreas, cerca del 60% del total nacional) como por producción (más de 3 millones de toneladas anuales, casi un 60% de la producción nacional), según datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias.
Razón más que suficiente para que proyectos tecnológicos como este vean la luz. El objetivo es diseñar un sistema de control más avanzado y preciso que permita a los agricultores hacer frente a estas enfermedades en su etapa inicial, con el fin de optimizar los tratamientos aplicados y reducir su posible impacto en el medio ambiente, explican desde el gobierno autonómico.
En la actualidad, en el campo valenciano conviven diferentes estrategias de gestión de los cultivos, lo que dificulta la planificación y respuesta coordinada ante una amenaza fitosanitaria.
El proyecto SENSOPLAG -así se llama- pretende contribuir, precisamente, al desarrollo de políticas eficientes para la gestión de las nuevas plagas como una de las vías para garantizar la viabilidad del sector primario.
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La iniciativa, que impulsa la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) en colaboración con el Instituto de Investigaciones Agrarias (IVIA), el centro tecnológico AINIA, el grupo de Reconocimiento de la Sostenibilidad (REDOLí) de la Universidad de Valencia, y las empresas Servicios Agrarios Sinyent y Locatec Aplicaciones Informáticas, cuenta también con el respaldo de la AVI, que ha aportado 684.000 euros en el marco de su convocatoria de ayudas en concurrencia competitiva, que está financiada conjuntamente con la Unión Europea a través del Fondo de Desarrollo Regional (Feder).
Ante la grave amenaza que representan las nuevas enfermedades y las limitaciones de los sistemas de detección actuales, SENSOPLAG explora el desarrollo de una nueva solución, basada en un sistema integrado de herramientas digitales que permita la detección temprana, la monitorización y predicción de plagas clave como el llamado cotonet de Sudáfrica, el ácaro rojo oriental o los insectos que actúan como vectores del greening.
El objetivo es integrar todas estas herramientas y los datos obtenidos, en una misma plataforma, con el fin de desarrollar modelos que generen, a partir de este material, información práctica para los profesionales del campo. Se está trabajando, de hecho, en un sistema de ayuda a la toma de decisiones, dirigido a agricultores y técnicos y accesible a través de una app, que no solo les permitirá interactuar para resolver sus posibles dudas, sino que les guiará en la elección de los tratamientos más adecuados y el momento óptimo de aplicación para lograr la máxima eficacia.
Actualmente el proyecto se encuentra en una fase de recopilación y análisis de los datos para su definitiva integración en el modelo. Para ello, se procesarán las imágenes satelitales, así como las tomadas con cámaras hiperespectrales integradas en drones a fin de estudiar la detección y el grado de afectación de las plagas durante los distintos periodos del año.
En la ejecución del proyecto participan dos centros de referencia en investigación agraria: AINIA, que acredita una extensa trayectoria en sistemas de teledetección en el campo mediante el uso de drones y robots autónomos; e IVIA, con una vasta experiencia en el desarrollo de trampas y análisis de fotos de satélite para la detección de plagas.
El conocimiento en el diseño y uso de sensores, así como el almacenamiento de los datos recabados, lo aporta el grupo REDOlí, de la Universidad de Valencia; al tiempo que Locatec apoyará la recolección de datos a través de una app, donde los agricultores podrán cargar fotos de las posibles plagas; e implementará, en un sistema de recomendación automatizado mediante software. Los cuatro socios contribuirán al desarrollo de los algoritmos de inteligencia artificial necesarios para analizar los datos.
Aumentar la productividad
Los trabajos sobre el terreno corresponden a Sinyent, empresa especializada en servicios agrarios, mientras que AVA, como coordinador del proyecto, ha ejercido un papel clave en la definición de las necesidades de los profesionales del sector y garantizará, además, la implementación de este nuevo sistema entre sus potenciales usuarios finales, una vez se validen los resultados.
Para la consellera de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital, Josefina Bueno, SENSOPLAG es un ejemplo paradigmático de las oportunidades que ofrece la innovación en el sector primario a través de la incorporación de tecnologías de vanguardia y del desarrollo de la agricultura de precisión.
"Proyectos como el que coordina AVA contribuirán a reducir los costes y a aumentar la productividad de los cultivos puesto que se recomendarán, en cada caso, aquellos sistemas de control biológico o productos fitosanitarios más eficaces y en su justa medida. Este nuevo modelo de gestión, apoyado en la tecnología, es también más respetuoso con el medio ambiente y con la salud de las personas, tanto aplicadores como consumidores, porque se reducirá la cantidad de químicos administrados", ha indicado.
El proyecto SENSOPLAG se alinea directamente con las conclusiones del Comité Estratégico de Innovación Especializado (CEIE) en agroalimentación, que señala como uno de los retos prioritarios el impulso de la agricultura de precisión mediante tecnologías de predicción y control de la producción. En concreto, se propone la de "optimización en la aplicación de tratamientos fitosanitarios y el uso de productos eco-compatibles en la detección y control de enfermedades y plagas".