Precisamente dio cuenta D+I en el día de ayer de Think in Azul, una alianza de siete comunidades autónomas promovida por el Ministerio de Ciencia e Innovación por la cual se iban a llevar a cabo determinados proyectos disruptivos en el contexto de la economía azul, la relacionada con los ecosistemas marinos.
Esta alianza había echado a andar en Baleares, con un proyecto de tecnificación de las estaciones costeras para tratar de mejorar la obtención de información sostenida en el tiempo sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos, para incorporar nuevas tecnologías de observación y técnicas analíticas, para desarrollar nuevos modelos predictivos e incluso la posibilidad de diseñar un gemelo digital.
Otra de las regiones que formaban parte de esta alianza era la Comunidad Valenciana, en una de cuyas universidades públicas, la Universitat Jaume I de Castellón (UJI), se ha presentado un proyecto tecnológico e innovador que también se enmarca dentro de las políticas de economía azul y en el que también colabora Baleares. Esta iniciativa no forma parte de la mencionada estrategia estatal pero sí demuestra que el sector está en auge a orillas del Mediterráneo.
En este caso, hay otro ministerio detrás de este encargo: el de Defensa. La idea es recurrir a la tecnología para tratar de prevenir amenazas que afecten al país cuando llegan por cauces submarinos.
Dicho de otro modo, el Ministerio de Defensa quiere tener ojos hasta debajo del agua en un contexto de incertidumbre internacional y para ello ha dirigido su mirada a la universidad castellonense.
La UJI, en colaboración con la empresa UTEK (Unmanned Teknologies Applications), el astillero Narwhal Boats y la Universitat de les Illes Balears, ha desarrollado un sistema integrado de monitorización e investigación de amenazas.
El proyecto, coordinado por el grupo IRS Lab – Sistemas Interactivos y Robóticos con los investigadores Pedro J. Sanz, Raúl Marín, José Vicente Martí y Juan Echagüe ha sido financiado por la Dirección General de Armamento y Material dentro del Programa Coincidente.
El sistema SIMBAAD -así se llama- está integrado por una embarcación de superficie autónoma (ASV) desarrollada por UTEK, un submarino autónomo (AUV) aportado por la UIB y un conjunto de boyas motorizadas, a cargo de la UJI, que actúan de transpondedores para dar mayor cobertura en las comunicaciones del conjunto.
El centro de control ha sido desarrollado conjuntamente por todos los miembros del consorcio. La finalidad del conjunto es la detección de posibles amenazas enemigas que puedan poner en peligro una zona portuaria o una infraestructura crítica.
El objetivo del proyecto ha sido el aprovechamiento de tecnologías desarrolladas en el ámbito civil con aplicaciones de interés para la defensa. La principal innovación es que combina el desarrollo de redes de sensores fijas y móviles con avances en las comunicaciones inalámbricas de un vehículo submarino con una embarcación de superficie, un sistema de alta fiabilidad y elevadas prestaciones, que puede ser utilizado en múltiples operaciones relacionadas con la vigilancia subacuática y la detección e identificación de amenazas.
Las pruebas de integración y demostración operativa se realizaron en la Estación Naval de Algameca en Cartagena. En ellas, la embarcación de superficie autónoma trasladó y desplegó el submarino autónomo, que realizó una misión de reconocimiento del área asignada, a la vez que grababa imágenes del fondo para su posterior análisis.
La innovación militar, activo al alza
Paralelamente, se probó un sistema de alarma en tiempo de misión, mediante el cual se dota al submarino autónomo de capacidad para detectar, en tiempo real, la presencia de una mina, avisar y enviar imágenes con el módem acústico.
El nuevo sistema ha sido desarrollado en la convocatoria de 2019 del Programa Coincidente, en concreto, dentro de la temática 'Soluciones de adquisición de información y comunicaciones submarinas aplicadas a misiones militares'. Ha contado también con el apoyo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de la Armada para las pruebas de simulación y de ensayo.
Este proyecto con sello castellonense, además de confirmar que las regiones costeras están viviendo su mejor momento en relación al desarrollo de innovaciones tecnológicas en ecosistemas marinos, también viene a demostrar que otro sector crítico para cualquier país, el de la defensa, también está viviendo su particular revolución.
Cabe recordar que algunas regiones se han postulado y, de hecho, están trabajando ya para convertirse en polos de tecnología militar, es decir, en zonas de especial interés para el desarrollo de nuevas soluciones que puedan ser útiles en materia de defensa.
Así, en este contexto mundial marcado por la guerra en Ucrania, territorios como Asturias o Córdoba -aunque también Murcia se ha posicionado en este sentido- están desarrollando ecosistemas de transferencia de conocimiento para un sector de la defensa más innovador.