De verbo fácil y apasionado de los temas que debe gestionar como consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital, Juan Cruz Cigudosa es uno de los responsables autonómicos mejor valorados a nivel nacional. Su estrategia navarra digital 2020-2030 o la apuesta por la colaboración público-privada a través de la fiscalidad ventajosa para las empresas contribuyen a que una región pequeña vaya creciendo cada vez más en I+D+i. ¿Habrá afectado la pandemia?
¿Momentos complicados para el I+D+i o, más bien, son los más idóneos?
En este momento todos tenemos el mantra de que sin conocimiento no hay recuperación y eso es lo que estamos intentando poner en valor en Navarra. El contexto al que nos hemos visto enfrentados es para un legislador una situación disruptiva porque nadie sabe a qué nos atenemos. La verdad es que estamos todos poniendo lo mejor que tenemos, en nuestro caso, a través del conocimiento.
Hace casi 30 años que Navarra no tenía un gobierno liderado por el PSN-PSOE. ¿Este cambio respecto a las últimas legislaturas supone un avance en materia de innovación o no influye tanto la política en su departamento?
Yo creo que política es todo. Lo estoy aprendiendo ahora mismo desde mi experiencia como emprendedor y científico aplicada a la política. Me he dado cuenta de que la política lo engloba todo y si queremos cambiar la sociedad, la herramienta es la política con el adjetivo que corresponda: política industrial, política económica, política medioambiental y también política de I+D+i.
Dicho esto, es una certeza que este gobierno de coalición (PSN-PSOE, GBai y Podemos) apostó por generar una consejería en la que hubiera en primera línea un departamento que se centrara en ciencia e innovación y en hacer que se articule todo a través de una metodología digital.
Es una apuesta importante porque es una apuesta transformadora. En definitiva, es realmente importante que en la mesa de gobierno, que es donde se toman las decisiones presupuestarias y de gran calado, tenga voz en primera persona un departamento basado en el conocimiento y la digitalización.
En una entrevista concedida a D+I, su homóloga valenciana, Carolina Pascual, ponía a Navarra como ejemplo a seguir en I+D+i. Algo bien estarán haciendo...
Ciertamente tenemos un ecosistema que favorece las políticas de I+D+i. Es un ecosistema bastante cohesionado y que se articula en un departamento como el nuestro en el que la transformación digital tiene un papel preponderante. No nos ocupamos solo del avance digital, sino que lo conjugamos con el soporte digital al gobierno, el soporte digital a las empresas y todo ello en el marco de la innovación digital. Hay que tener claro que la digitalización no es un objetivo sino una herramienta y esa concepción la tenemos muy integrada en el gobierno.
De hecho, he conseguido que cada consejería de gobierno tenga un referente digital que sea el interlocutor con nuestro departamento y eso agiliza mucho los procesos. Ese tipo de compromiso o el de que cada departamento suba año a año su presupuesto en transformación digital es muy relevante. Además, combinar las fuentes de conocimiento (centros tecnológicos, universidades...) y nuestra capacidad de adaptar ese conocimiento a la industria y a la economía en general es quizá lo que nos diferencia.
Navarra está inmersa en un plan de transformación digital a largo plazo. ¿En qué consiste?
En octubre presentamos la Estrategia Digital de Navarra en el horizonte 2020-2030. Nos acompañó la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, y quedó sorprendida ante el hecho de que es un proyecto transformador centrado en las personas pero que básicamente atiende diferentes ejes.
En estos planes de transformación debemos tener claro que el erario público es fundamental pero tiene que ir de la mano de la iniciativa privada. Para transformar una sociedad hace falta ver qué es lo que pasa, ver qué es lo que tienes y centrarlo en las personas y los servicios. A través de ahí surge toda la economía.
¿Es una estrategia sectorializada?
Sí que hay planes sectorializados. En la estrategia digital hay, por ejemplo, un plan de modernización de la administración pública. Hemos trabajado con cada departamento para ver sus necesidades. Lo hemos presupuestado en 350 millones de euros. Hay una serie de indicadores que nos han permitido monetizar esta estrategia. Eso nos permitirá hacer un seguimiento bastante preciso.
La industria también será muy importante dentro de estos planes. Navarra es una comunidad muy industrial. El PIB industrial está por encima de la media europea y nos hace tirar de industria y, de cara al futuro, de industria digital. Por su parte, en el sector agroalimentario llevamos años trabajando en las tareas de especialización inteligente.
En definitiva, y por resumir, tenemos básicamente cuatro grandes áreas de interés en Navarra: la cadena alimentaria, la automoción, la energía renovable y la salud. Y todo con un gran potencial de desarrollo en I+D+i. La participación para aportar conocimiento es lo que nos diferencia. Todo el mundo entiende que la salud está dada a la investigación, pero esto no se ve tan claro en la cadena alimentaria.
En este sentido, Navarra tiene un centro del CSIC especializado en agrobiotecnología, como también lo tiene la universidad; una empresa pública que se dedica a mejorar la producción agrícola y ganadera; contamos con el Centro Nacional de Tecnología Alimentaria... Por lo tanto, tenemos toda la cadena valor cubierta dentro del marco del I+D+i, desde el conocimiento hasta la producción y la venta.
Se trata de intentar no abarcar más de lo que se puede, pero cuando identificas una responsabilidad y la localizas, hay que aportar valor.
La cadena alimentaria, la automoción, la energía renovable y la salud. Esas son nuestras cuatro grandes áreas económicas, todas con un gran potencial de I+D+i
Todo siempre desde la colaboración público-privada.
Nuestra apuesta de trabajo fiscal para que la innovación ocupe un lugar privilegiado nos hace atractivos. Nuestra riqueza es el conocimiento y el conocimiento tiene que rebasar los límites de las universidades para llegar a las empresas. Por eso lanzamos la posibilidad de que aquellas empresas que quisieran innovar se pudieran acogieran a la opción de crear sus propias unidades de innovación.
En ese caso, como ha hecho Florette, se benefician de unas condiciones fiscales ventajosas, como deducirse el 50% de las inversiones que hagan. Ganan estatus de agentes de innovación, se pueden beneficiar de becas, talento, convocatorias de todo tipo... Está opción está abierta a cualquier empresa.
Algunas regiones apuestan todas sus cartas en I+D+i a un solo sector para convertirse en referentes, pero Navarra trabaja en cuatro grandes áreas. ¿Cree que es mejor diversificar?
Ser un polo especializado o diversificar creo que depende del nivel económico y de inversión que requiera el proceso. Si el nivel de inversión requiere una producción elevadísima hay que elegir, pero si no nos centramos tanto en el escalado sino en generar conocimiento, como nos sucede a nosotros, ahí sí que podemos tener diversificación. Nosotros somos una comunidad que hemos sabido llevar las cuatro áreas de las que hablábamos muy metidas en nuestra idiosincrasia. Tenemos la planta de Volkswagen, somos la región donde nació la energía renovable eólica... En agroalimentación nos ha pasado lo mismo.
Navarra es un territorio innovador y es la frase con la que me quiero quedar. También tenemos un ecosistema de salud muy peculiar, con el único instituto de investigación biosanitaria público-privado, un equipo imbatible formado por dos grandes complejos hospitalarios, que además ahora cuenta con el segundo centro de secuenciación masiva de carácter público de España. En fin, lo único que hay que hacer es preparar el terreno para que cada una de estas cuatro grandes áreas asuma los retos de futuro.
Antes ha hablado de fiscalidad. ¿Por qué la fiscalidad navarra es atractiva para las empresas?
Junto con el País Vasco tenemos medidas de apoyo al I+D que nos hacen muy atractivos. Somos la Comunidad Autónoma que más apoyo ofrece a nivel empresarial. Las empresas que hacen investigación se pueden aplicar un 40% de deducción a toda inversión que se haga (en el Estado la deducción es del 25%); en innovación esta deducción es del 12% en España y aquí partimos del 15%. Si además implicas a universidades o centros tecnológicos, esa deducción pasa del 40% al 50%. Ese tipo de disposiciones nos permiten compensar los déficits de tamaños y atraer a empresas.
¿Tan mal están los centros tecnológicos en Navarra como para que el gobierno haya tenido que aprobar un rescate de 1,1 millones de euros?
En realidad, el plan de choque que lanzamos en abril se hizo previendo que esto iba a ser tremendo. Estaba dotado con 27 millones hasta el año 2023. Nos hemos preocupado y la presidenta [María Victoria Chivite] ha apoyado la idea de que había que salir de esta crisis iniciando transformaciones de gran calado.
Se apostó por asegurar a toda la gente de la investigación e innovación que su presupuesto estaba garantizado. Como gobierno, teníamos que cumplir la ley.
Hay que tener en cuenta que gran parte de la financiación de los centros tecnológicos depende de los contratos que se hacen con la industria. Pero con la pandemia han parado su actividad y también su actividad en I+D+i, y por eso los centros han bajado sus ingresos.
Lo que les hemos pedido es que valoraran cuánto había disminuido su actividad en este sentido y hemos buscado dinero debajo de las piedras para esos centros. Su supervivencia no estaba en peligro, pero la innovación de procesos estaba parada. La convocatoria ha permitido que cada centro haya recuperado el 81% de las pérdidas declaradas. Este sector está asociado al talento y la gente que trabaja allí tiene un tipo de actividad muy tecnológica y ese talento es muy difícilmente recuperable y no podemos perderlo.
Percibimos que lo que ha hecho el Ministerio es reforzar el sistema central de I+D+i, pero el tema de la transferencia a las comunidades no está muy bien contemplado
Se ha referido a cumplir la ley como gobierno. ¿A qué se refiere?
En Navarra todos los procesos de innovación están recogidos en la Ley Navarra de Ciencia y Tecnología, que se asemeja a una ley similar de carácter estatal. Pero la nuestra tiene una cosa que la estatal no tiene, que es un compromiso de gasto recogido por ley. En el anexo figura la cantidad de dinero que el presupuesto tiene que destinar cada año al I+D+i y por eso no podemos saltarnos la ley. Es una ventaja porque no creo que ninguna otra Comunidad tenga esta característica. Tenemos el camino marcado. Este año ha sido el 1,35% del presupuesto; en el 2025, debemos llegar al 1,6%; y en el 2030, al 2%. Estamos hablando de inversión del gobierno, a la que hay que sumar la inversión privada.
¿Hay buena sintonía con el Gobierno central o hay aspectos que mejorar?
Tengo que reconocer el apoyo que va a suponer el incremento del presupuesto del Ministerio para 2021. Es muy importante y hacía muchísima falta porque sin ciencia no se puede avanzar y esta crisis lo ha demostrado.
Sí que es cierto que desde las comunidades percibimos que lo que se ha hecho es reforzar el sistema central y en lo que es transferencia a las Comunidades ese tema no está muy bien contemplado. En los próximos años tendremos que mejorar este tipo de coordinación. Se ha previsto una línea de 100 millones de euros que va a ser cofinanciada y coparticipada con las Comunidades, pero el año siguiente tendría que subir.
¿Cómo va a canalizar Navarra la llegada de los fondos europeos?
Hemos hecho un ejercicio de sensatez y de inteligencia en los presupuestos que se van a aprobar. No contemplamos ninguna ayuda extraordinaria de los fondos europeos. No podemos diseñar un presupuesto autonómico contando con una aportación que igual no llega hasta el segundo semestre del año. Pero, lógicamente, estamos trabajando con grandes proyectos tractores relacionados con los sectores que hemos hablado.
En total, tenemos recogidos más de 160 proyectos. Desde el gobierno de Navarra estamos trabajando especialmente en tres áreas muy definidas. En cuanto a transformación, digital, nos hemos presentado como polo de innovación digital y utilizaremos esa herramienta que ya está hecha (con 33 empresas y centros tecnológicos) para construir un proyecto europeo de transformación de la sociedad y de la empresa.
Transformar la industria agroalimentaria es otro de los retos. Nuestros productores de conservas están sobresaturados por la demanda. Y ese tema tiene que cambiar porque tenemos que cambiar procesos, digitalizar todo.
En ese sentido, el Ebro Food Valley, consensuado con La Rioja y Aragón, tiene por misión poner en común todos los procesos de innovación que tienen que ver con el sector.
Y, por último, la salud. En estos momentos tenemos todos los datos de salud centralizados en un mismo sistema de salud. Y eso nos permite trabajar con una fuente de datos muy potente, muy estructurada, de una gran calidad, y que nos va a permitir desarrollar muchos proyectos relacionados, por ejemplo, con la farmacia hospitalaria, la historia clínica... Pondremos en valor esos bancos de datos.
El ecosistema de 'startups' existe pero necesita más. Tenemos que fomentarlo más. El polo de innovación digital puede ser una gran oportunidad
¿Cuál es la salud del ecosistema de startups navarro?
Voy a ser sincero. El ecosistema existe, pero necesita más. Tenemos una incubadora y tiene mucho trabajo, pero tenemos que fomentarlo más. La universidad pública tiene interés en que la cultura del emprendimiento arranque, pero debemos hacer más. Hace falta acercar un poco más las fases de incubación a la industria tractora. Muchos proyectos empiezan pero no todos cuajan y el polo de innovación digital puede ser una gran oportunidad.
En un contexto universitario con prevalencia de carreras técnicas y científicas, ¿cómo ve la brecha de género en este sector?
Lo que nos ha pasado es que nuestra propia Ley de Ciencia y Tecnología indica que con este tema hay que ir con mucho cuidado, sobre todo en las convocatorias. Y luego es verdad que la universidad navarra tiene mucho peso de ingenierías, que es donde menos mujeres hay.
El porcentaje de alumnas que deciden matricularse en una ingeniería que no sea biomédica está en torno al 15% y eso no puede ser. Es por ello por lo que creemos que es importante trasladar a las niñas más jóvenes que existe esa posibilidad de desarrollo. Al respecto, tenemos un programa de referentes femeninas que van a la Secundaria a explicarles qué hacen para que perciban lo que hacen como un futuro posible para ellas.
Este tema está teniendo efecto: está subiendo la matriculación en bachilleres tecnológicos. Todo lo anterior se completa con medidas muy claras. Por ejemplo, para ser registrado como agente de innovación en el sistema de innovación navarro tienes que tener paridad en tus órganos de dirección o trabajar por ella en un periodo de tiempo determinado; las unidades de I+D de las empresas tienen que tener una paridad del 60-40 como mínimo en su equipo y eso está fomentando esa reducción de la brecha. Estamos haciendo una buena gestión en este sentido. Una ciencia más diversa e inclusiva es una mejor ciencia.
Como consejero, imagino que también aprende de lo que se está haciendo en otras regiones.
Siempre se puede aprender. Hay cosas interesantes en Galicia, donde han hecho un ejercicio de buen uso de fondos Feder. También nos parecen interesantes las estrategias de compra pública de innovación y nos gustaría que esto tuviera un papel más preponderante. Andalucía lo ha hecho bastante bien en este sentido.