Se celebra desde hace muchos años. Son 24 horas frenéticas en suelo francés, en las que los protagonistas luchan no solo por llegar los primeros sino también por ser los más eficaces y eficientes. Es un ejercicio de velocidad y de ingenio a partes iguales. Porque el premio no siempre se lo lleva el más rápido sino el más tenaz o el más inteligente.
No estamos en Le Mans, ni está usted leyendo la sección de 'Deportes'. No estamos hablando de una de las pruebas más seguidas del mundo del automovilismo (las prestigiosas 24 Horas de Le Mans, que data de 1923).
Estamos en la localidad de Bidart, más al sur, también en territorio galo. Allí también se ha celebrado una competición de 24 horas pero no hay coches de carreras. Aquí la protagonista absoluta es la innovación.
Y gracias al brillante papel de unos participantes enviados por la Universidad Pública de Navarra en la población francesa, hemos conocido un 'campeonato de la innovación' que se lleva celebrando desde 2007 en varias sedes en cuatro continentes y que ya acumula 70 ediciones.
En todo este tiempo se han desarrollado más de un millar de proyectos, con la ayuda de hasta 25.000 participantes, 320 empresas y laboratorios y 300 escuelas y universidades. Cifras, todas ellas, a tener muy en cuenta, y entre las que se cuela, como decíamos, talento navarro.
Seis estudiantes de la Universidad Pública de Navarra consiguieron distintos premios en la competición '24 horas de innovación' celebrada en Bidart hace escasas fechas.
El objetivo de este certamen, en el que se dieron cita 500 personas entre estudiantes y representantes de empresas, ONG y universidades, es crear y presentar, en tan solo 24 horas, soluciones innovadoras a los retos planteados por empresas y laboratorios.
En concreto, el Premio a la Mejor Demostración fue para el proyecto 'Irrifield', en el que se encontraba Diego Chocarro, estudiante del Máster en Ingeniería de Telecomunicación; el Premio a la Solución Más Sostenible fue para el equipo 'L'eau techool', en el que participaban los estudiantes de Ingeniería Biomédica Mikel Fernández y Hugo Pichón; y el premio patrocinado por el polo industrial Aerospace Valley fue para el equipo del que formaban parte los estudiantes del Máster de Ingeniería Industrial Beatriz Dallo, Rubén Garayoa y Sergio Urrutia y que, gracias al galardón, se han clasificado para la final regional en Burdeos.
El certamen se celebró en la sede de la Escuela de Ingenieros ESTIA (École Supérieure des Technologies Industrielles Avancées), en Bidart, los días 9 y 10 de diciembre. Tras conocer los retos planteados, los participantes debían escoger en qué reto trabajar y agruparse con otros estudiantes en equipos de un máximo de 8 personas. Posteriormente, en un tiempo máximo de 3 minutos, exponían y defendían sus proyectos ante el jurado. En total se otorgaron 10 premios.
Optimización del riego y disrupción para refrigerar agua en la industria
Diego Chocarro, estudiante del Máster en Ingeniería de Telecomunicación, presentó el proyecto 'Irrifield' (opimización del riego) con alumnos franceses y obtuvieron el Premio a la Mejor Demostración, patrocinado por la ANRT (Asociación Nacional de la Investigación y de la Tecnología).
Su proyecto consistió en desarrollar un kit low-tech compatible con todos los sistemas de riego existentes y que permitiera analizar, predecir y aconsejar a los agricultores sobre la explotación de agua, para optimizar su consumo. "Es decir -explica-, teníamos que hacer o plantear una aplicación o una plataforma para que la empresa pudiera optimizar el consumo de agua en riegos existentes, sin necesidad de cambiar su sistema de riego".
La propuesta planteada por Diego al equipo fue crear distintos módulos: módulos enterrados bajo tierra para medir la humedad y poder controlar en qué zonas se estaba acumulando el agua, módulos que vigilaran el movimiento del riego por pivote y módulos maestros al que se conectarían otros módulos. Además, plantearon utilizar un dron con diferentes cámaras para observar la topografía y conocer con más detalle las zonas de posible acumulación de agua.
Por su parte, Mikel Fernández y Hugo Pichón trabajaron en el proyecto 'L’eau techool' sobre un nuevo sistema de refrigeración del agua en la industria, en el que expusieron la solución para que el proceso no fuera tan costoso ni consumiera tanta energía como los sistemas convencionales.
Clasificados para Burdeos
Beatriz Dallo, Rubén Garayoa y Sergio Urrutia, estudiantes del Máster de Ingeniería Industrial de la UPNA, junto con Álvaro Beristain y Agus Lombana, de Mondragon Unibertsitatea, por su parte, fueron premiados por su proyecto 'We are on the air', en la competición paralela realizada por la empresa Aerospace Valley.
Se clasificaron para participar en la final regional que se celebrará el 11 de febrero en Burdeos. Además, recibirán un curso de coaching para elaborar el plan de negocio y otro de ayuda para el desarrollo tecnológico de su proyecto sobre la Movilidad Aérea Ligera y Medioambientalmente Responsable.
El reto planteado por la empresa consistía en propuestas para habilitar los aeródromos existentes en Francia -usados actualmente para uso recreativo o de aprendizaje- y conseguir una forma de transporte ecológica, con el fin de obtener una conexión más directa entre las ciudades, reduciendo el tiempo de trayecto y el impacto ambiental.
El proyecto del equipo de la UPNA plantea reformar los aeródromos de forma sostenible, proporcionando suministro de energía renovable en forma de electricidad, a partir de paneles solares e hidrógeno.
Con este sistema podría realizarse la recarga de aviones sostenibles (basados en electricidad e hidrógeno y proporcionados por Aerospace Valley), la recarga de vehículos y buses eléctricos para el transporte de pasajeros, la producción de hidrógeno, (mediante hidrólisis) y la recarga de las propias instalaciones del aeródromo (luz, aire acondicionado, etc.)
Además, según explica Beatriz Dallo, "aprovecharemos la energía de frenada de los aviones para su recuperación en forma de electricidad y, así, reforzar el carácter sostenible del aeródromo".
También plantean dotar a los aeródromos de servicios de restauración y de conexión sostenible con las ciudades más cercanas, y un plan de negocio basado en la compra de billetes individuales ofrecidos por particulares, inspirados en los modelos de negocio como Bla Bla Car o Uber, con el fin de sacar rentabilidad e incentivar el transporte sostenible.
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