Los datos del gasto en biotecnología en el País Vasco de la última década hablan por sí solos en muchos sentidos. Desde 2011 a 2016, nunca se dedicaron más de 87 millones de euros al año -a excepción de 2013, donde la cifra se elevó por encima de los 93 millones-, con variaciones muy exiguas cuando no negativas.
Todo cambió a partir del año 2017, momento en el que la biotecnología se asumió como un pilar fundamental de la estrategia de futuro de la ciencia y la investigación de la región. Desde ese momento, comenzó un crecimiento imparable.
El gasto de un año acababa siendo más elevado que el del año anterior. La variación porcentual fue de dos dígitos en los años 2017 (10,1% más de gasto que en 2016) y 2018 (20,7% más de gasto que en 2017).
El comportamiento del sector en 2019 siguió al alza, aunque contuvo el crecimiento en torno al 10%, una contención que sirvió de aperitivo de lo que llegaría en 2020.
El año del inicio de la pandemia supuso, como era de esperar, un frenazo al crecimiento del gasto en I+D+i en biotecnología, aunque en el País Vasco la tendencia siguió siendo alcista (2,6% más de gasto). La pregunta era: ¿cómo se iba a comportar el sector en 2021, el año posterior al parón?
Pues bien, esta pregunta ya tiene respuesta después de que hace unos días el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) haya publicado su informe anual sobre este ámbito.
Las noticias, en este sentido, no pueden ser más positivas. Se podría decir que el año que sucedió al punto más álgido de la pandemia ha sido el gran año de la biotecnología vasca. Nunca antes ha habido un crecimiento tan pronunciado de gasto en el sector.
Evidentemente, según el informe, 2021 ha sido el año en el que más dinero se ha invertido en biotecnología: 142,1 millones de euros. Y eso supone un crecimiento del 12,3% respecto al año central de la pandemia.
La postpandemia, pues, ha permitido a la biotecnología recuperar un crecimiento en dos dígitos que no se veía desde el año 2018.
Una línea ascendente similar se produce si analizamos el mercado laboral en este sector. El informe de Eustat revela que el personal empleado en 2021 ascendió a 2.516 personas que, en equivalencia a dedicación plena (EDP), suponen 1.667 empleos.
Este personal EDP en biotecnología aumenta un 9,5% respecto al año anterior y representa el 8% del personal total en EDP dedicado a I+D. Como personal investigador, trabajaron 1.245 personas en EDP que, con respecto al año anterior, supone un incremento del 9,1%.
Asimismo, y tal y como ocurría en años anteriores, es de reseñar la presencia de mujeres en esta rama de la I+D, representando el 60,8% del total de las personas que trabajaron en biotecnología a jornada completa en 2021.
Si comparamos la serie histórica, también hay signos positivos. Es el mayor impacto de la mujer en las plantillas de la I+D+i biotecnológica desde el año 2013, aunque aún queda un pequeño trecho para alcanzar el mejor porcentaje histórico: en 2011, la mujer suponía el 65% de las plantillas.
En cualquier caso, hay que insistir en la idea de que estos datos, en términos absolutos y tanto en lo que respecta al gasto en biotecnología como al personal en EDP, son los más elevados de la serie histórica iniciada en 2007. El País Vasco, definitivamente, es ya una potencia en el sector.
Todo ello, en cambio, no es óbice para que el sector siga atisbando algunos obstáculos sin los cuales, es de suponer, las cifras serían aún mejores.
Los principales obstáculos
Según el estudio hecho público por Eustat, el tiempo y el coste asociados a la I+D+i del sector biotecnológico es el principal obstáculo percibido por casi la totalidad de las empresas y entidades consultadas, con un impacto del 94%.
El acceso a capital (90%), los requerimientos reguladores (80%), el acceso a recursos humanos (72%) y el acceso a tecnología e información (70%) completan el 'top 5' de preocupaciones del sector.
En otro orden de cosas, de un total de 101 entidades, 95 de ellas realizaron actividades de investigación en biotecnología en 2021. Además, de esas 101 entidades, 72 dedicaron el 100% de su gasto en I+D interna a biotecnología.
También destaca en el informe que el sector 'empresas' concentró el mayor porcentaje sobre el gasto total en actividades de I+D interna en biotecnología, 68,6%, proporción similar a la que suponía en 2020 (68,3%).
El resto de sectores, 'enseñanza superior' (25,5%) y 'administración pública' (5,9%), ejecutaron el 31,4% del gasto restante en 2021.
Según el origen de los fondos, las actividades de I+D interna relacionadas con la biotecnología en 2021 se financiaron, principalmente, con fondos de la administración pública (el 49,5%), y de las empresas (el 38,5%, que sube en relación al 35% del año anterior).
El resto se financió a través de fondos procedentes del exterior (8,7%), de la enseñanza superior (1,7%) y de instituciones privadas sin fines de lucro (1,6%).
En cuanto a las áreas de aplicación de los productos obtenidos en la investigación en biotecnología, destaca la de salud humana con un 76,7% del gasto total. A mucha distancia le sigue la de alimentación y salud animal y acuicultura, con un 7,3% y 5,8%, respectivamente. El resto de las áreas -medio ambiente, industria y agricultura y producción forestal- se reparten el 10,2% restante, en porcentajes similares.