Los programadores informáticos constituyen uno de los perfiles más demandados y codiciados por las empresas en la actualidad. Sin ellos sería inconcebible afrontar con garantías la transformación digital de la economía y los profundos procesos de cambio que afronta el mundo corporativo y que pisaron el acelerador tras la pandemia.
Este 13 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día del Programador, una efeméride que hay que atribuir a Valentin Balt, trabajador de la empresa de diseño web Parallel Technologies.
En 2002 fue el artífice de que diversas compañías se unieran para dedicar este día al oficio de los programadores. Finalmente, el 11 de septiembre de 2009 se oficializó esta celebración que se lleva a cabo cada 13 de septiembre.
El colectivo de los programadores informáticos sigue copado por hombres en España, pero las mujeres que se adentran en esta profesión, crucial y que irá al alza en los próximos años, no están dispuestas a seguir siendo meras espectadoras del proceso.
Según datos de la escuela online -y en directo- Adalab, las mujeres que se preparan para ser programadoras en busca de una segunda oportunidad laboral tienen una edad media de 31 años.
El estudio realizado por esta escuela, la única en España especializada en tecnología y pensada para promover la programación entre las mujeres, señala que la mayoría de sus alumnas cuenta con estudios universitarios (el 77%) y, casi la mitad, tiene un nivel de inglés igual o superior a un B2 (el 42%).
Adalab selecciona a los perfiles con mayor potencial para realizar bootcamps de programación web y data analytics y ha formado ya a más de 750 mujeres como programadoras web o analistas de datos, con un ratio de inserción global del 90% en más de 300 empresas como Amazon, Cabify, BBVA o Decathlon.
De las programadoras que han pasado por Adalab, la mayoría estaban en situación de desempleo antes de hacer la formación (el 70,5%) y provenían de sectores totalmente diferentes al mundo tecnológico.
De hecho, solo el 2% habían estudiado previamente Informática. La mayoría provenían de la rama de las Ciencias Sociales y Jurídicas (el 43%), el 24% de Artes y Humanidades, el 7% de Ciencias de la Salud, y el 10% de la rama de Ingeniería y Arquitectura.
Un salario de 20.800 euros brutos al año
En cuanto al lugar de procedencia de las mujeres que apostaron por estudiar programación, Madrid lidera el ranking, siendo la comunidad autónoma con más mujeres que se reinventan y estudian programación.
En segundo lugar, se encuentra Andalucía y le sigue Galicia, que ocupa el tercer puesto. El top 5 lo completa la Comunidad Valenciana y Cataluña, con el cuarto y quinto puesto del ranking respectivamente.
En cuanto al salario medio que perciben las programadoras en España recién incorporadas al mercado laboral en este sector es de 20.800 euros brutos anuales.
Además, el 39% trabajan en remoto y el 41% lo hacen de forma híbrida, y alternan la presencialidad en la oficina con el teletrabajo. Este modelo de trabajo está muy valorado, pues ofrece ventajas de cara a la conciliación laboral y familiar, y más si tenemos en cuenta que tres de cada diez mujeres que se forman en el sector son madres, según Adalab.
Tres de cada diez mujeres que se forman en programación informática son madres, de ahí que valoren para conciliar la modalidad remota e híbrida que ofrece este trabajo
"Las mujeres tienen que pasar de ser espectadoras a ser protagonistas en el sector. El futuro tecnológico debe ser inclusivo y estamos más cerca de conseguirlo. Poco a poco, hay más mujeres que quieren formarse para poder ocupar puestos de trabajo que, hasta el momento, solo ocupaban los hombres", asegura Inés Vázquez, cofundadora y CEO de Adalab.
"Nosotras pertenecemos a esa generación de niñas que como muchas otras se educaron sin referentes femeninos en ciencia y tecnología. Ahora, trabajamos para que otras mujeres se formen en un sector con futuro lleno de oportunidades en el que la demanda de empleo supera a la oferta. Hay que romper la brecha de género en el sector tecnológico", añade Rosario Ortiz, cofundadora y COO de Adalab.
La comunidad Adalab: sinergias y fortalezas
Quién mejor que dos emprendedoras para saber lo importante que es promover la participación femenina en la revolución tecnológica que afronta nuestra economía y que tiene en la digitalización uno de sus pilares.
Rosario e Inés lo tuvieron claro desde el primer momento. Ambas procedían de la empresa privada y tenían experiencia en cooperación internacional cuando en 2015 se percataron de uno de los problemas que tenía -y sigue manifestando- el mercado laboral español.
"Faltaban perfiles tecnológicos y la formación que ofrecían los trabajadores no se adecuaba a estas necesidades, lo que generaba un alto paro. Estamos hablando de un momento donde aún se arrastraban los efectos de 2008", indica a D+I Rosario Ortiz.
La brecha entre lo que demandaban las empresas y lo que ofrecía el mercado laboral era mayor todavía en el caso de las mujeres. Así que con el objetivo de brindarles una reinvención profesional Adalab se puso en marcha con tres señas de identidad que se mantienen hoy en día.
La primera, facilitar el desarrollo profesional de estas mujeres; la segunda, fomentar su crecimiento ante la demanda al alza de estos perfiles más tecnológicos y tercera; responder a la flexibilidad laboral que requieren estas profesionales y que, en muchos casos, son también madres.
En la actualidad, la comunidad Adalab es su principal activo. Más de mil mujeres han pasado por sus aulas -hasta la pandemia físicas en Madrid y a partir de entonces online y en directo- y más de 250 empresas han contratado programadoras formadas en esta escuela.
"Tras la formación, les brindamos asesoramiento para fomentar su empleabilidad y también tenemos una bolsa de empleo. Lo más importante es ese contacto de comunidad que hemos fomentado", reconoce con orgullo la fundadora.