Los exámenes de la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) están a la vuelta de la esquina y, como cada año, con la llegada de junio asoma una de las épocas más determinantes -y estresantes- para los estudiantes de Bachillerato.
Desde el próximo martes y hasta el 13 de junio, más de 300.000 estudiantes de Bachillerato de toda España se examinarán de la EBAU. Aquellos que no aprueben o que quieran mejorar nota podrán hacerlo de nuevo del 2 al 11 de julio en la convocatoria extraordinaria, salvo en Cataluña donde se traslada a septiembre.
Acceder a una plaza para los estudios académicos preferidos y en la universidad española deseada no es cuestión baladí y, en muchas ocasiones, tan sólo son necesarias unas décimas en la nota final para decantar la balanza hacia la alegría y la autosatisfacción más absoluta o la frustración más dolorosa.
En la era de la inteligencia artificial, la tecnología no ha podido erradicar -al menos, por ahora- los nervios que conlleva atravesar esta etapa tan determinante en la vida de cualquier persona que se postula a entrar en la universidad, ni tampoco el insomnio y las dudas sobre qué disciplina elegir si la favorita queda finalmente fuera de nuestro alcance.
Ahora bien, los algoritmos se han colado entre las herramientas al alcance de los estudiantes para preparar la EBAU de la forma más eficiente y accesible posible, lo que constituye una verdadera revolución que no ha hecho más que empezar.
¿Cómo puede la tecnología ayudar al estudiante a llegar al examen en las mejores condiciones? Como en tantas otras esferas de nuestra vida, la tecnología per se no tiene sentido. Es, precisamente, cuando pone al humano en el centro del relato cuando despliega todo su poder y alcanza su verdadera razón de ser.
DISRUPTORES - EL ESPAÑOL conversa con las startups más punteras del sector edtech español para conocer qué punto de inflexión abre la inteligencia artificial en el mundo de la formación y la enseñanza y cuáles son los principales desafíos que plantea.
La inteligencia artificial brinda nuevas herramientas muy eficientes para la preparación de la EBAU, pero también conlleva desafíos como la brecha digital o la formación continua del profesorado
Y es que además de las múltiples ventajas que aporta esta tecnología a los métodos de aprendizaje en la era digital, la inteligencia artificial también conlleva desafíos y peligros que no debemos perder de vista como la brecha digital, la privacidad de los datos o la necesidad de una formación continua del profesorado en esta materia.
En plena ola de la inteligencia artificial generativa, con el nuevo escenario que abren las nuevas funcionalidades de OpenAI y Google conocidas a mediados de mayo, nadie duda ya de que la tecnología del momento, que ya estaba presente en el ecosistema de la enseñanza y la formación antes de ChatGPT, va a ser clave para avanzar hacia modelos de aprendizaje más eficientes e igualitarios para todos.
La combinación de "personalización, eficiencia y accesibilidad" que ofrece la IA tiene el potencial de transformar profundamente la manera en que se educa y se aprende. Así lo defiende en conversación con esta redacción Alan Fusté, CEO de Mathew.
Y es que, como decíamos al principio, la IA no es una desconocida en el sector edtech español y tampoco en Mathew. Uno sus casos de uso más exitoso es la preparación de exámenes para la universidad con su funcionalidad de "repaso autónomo".
"No utilizamos fuentes externas, lo que asegura que el aprendizaje está alineado con los objetivos educativos establecidos"
Mathew personaliza las actividades de estudio según las necesidades específicas de cada estudiante, ofreciendo recomendaciones basadas en sus progresos y áreas de mejora.
También proporciona feedback constructivo continuo para ayudar a los estudiantes a mejorar. Si surgen dudas, los estudiantes pueden consultar al chatbot de Mathew, que responde con teoría adaptada y personalizada.
El factor humano, clave (aún) en el aprendizaje
"Es importante destacar que toda la teoría y el contenido que Mathew ofrece se basa exclusivamente en el material proporcionado por el centro educativo o los docentes, garantizando la precisión y relevancia de la información. No utilizamos fuentes externas, lo que asegura que el aprendizaje esté alineado con los objetivos educativos establecidos".
Se avanza a pasos agigantados, pero la IA todavía requiere del factor humano para que la enseñanza se lleve a cabo de forma satisfactoria. Entrar en otros escenarios es todavía ciencia ficción. Es lo que defiende Antonio Barbeito, CEO de Mundoestudiante.
"Aún estamos lejos de robots totalmente autónomos que suplan la energía vital de un humano en la enseñanza"
"La inteligencia artificial va a suponer un cambio educativo muy grande, pero con ciertos matices, aún estamos lejos de robots totalmente autónomos que suplan la energía vital de un humano".
Porque en el proceso de la enseñanza entran en juego habilidades y percepciones humanas que van más allá de la interiorización de determinados contenidos, añade el empresario.
Mejorar la calidad y accesibilidad
"Además, la IA no es la panacea; existen muchas formas de tecnología con un gran potencial para aportar beneficios significativos. No debemos olvidar que el enfoque debe ser siempre en cómo estas herramientas pueden mejorar la vida de las personas", aporta al respecto Rocío Pérez Guardo, Head of Employability and Social Inclusion en Neock.
No obstante, en el proceso de transformación que abre la IA la accesibilidad y la mejora de la formación son dos de los grandes avances en curso.
"La IA no es la panacéa; existen muchas formas de tecnología con un gran potencial para aportar beneficios significativos al alumno"
"Las herramientas de IA pueden ayudar a identificar brechas en el conocimiento, sugerir materiales de estudio y adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes y formadores. Esto no solo enriquece el proceso de aprendizaje, sino que también empodera a los educadores, proporcionando recursos que permiten un enfoque más centrado en el alumno", señala al respecto la responsable de Neock.
Esta startup ha desarrollado la tecnología neoIKIGAI, diseñada para descubrir la vocación de los jóvenes y orientar su futuro profesional de una manera holística.
Simulacros de examen para rebajar el estrés
En esta línea, la IA también permite a los alumnos que están preparando la EBAU enfrentarse de forma previa a un examen de acceso a la universidad a través de simulacros. Estas soluciones ya lo facilitan, como es el caso de Ucademy, otro de los nombres propios del sector en España.
"Utilizamos IA para crear simulacros de exámenes personalizados que se adaptan al nivel y progreso de cada estudiante. No sólo mejora su preparación, sino que también reduce el estrés al familiarizar a los alumnos con el formato y tipo de preguntas que encontrarán en los exámenes reales", explican desde la startup.
Ucademy crea simulacros de exámenes personalizados que se adaptan al nivel y progreso de cada estudiante y le familiarizan con el formato y tipo de preguntas que afrontará en la EBAU
Y es que, más allá de la Selectividad, "con la IA podemos crear experiencias de aprendizaje más interactivas y atractivas. Las recomendaciones personalizadas y los feedbacks instantáneos mantienen a los estudiantes motivados y comprometidos con su estudio, ayudándoles a alcanzar sus objetivos con mayor confianza y entusiasmo", añaden desde Ucademy.
Pero ¿qué ocurre con los retos y desafíos en el aterrizaje de la IA generativa en la educación y la formación? La brecha digital, la privacidad de los datos o la necesidad de una formación continua del profesorado en esta materia son algunos de los hándicaps en la actualidad. Hay uno más, derivado del propio desarrollo y proceso de maduración de esta tecnología: la confiabilidad.
Confianza: el hándicap ante la IA generativa
Lo explica Alfonso Blázquez, Head of Data y experto en IA de Wuolah. "Para que este tipo de herramientas se implanten de manera correcta y efectiva, es necesario que sean confiables. Desde su lanzamiento, hemos observado que las herramientas de IA generativa más avanzadas del mercado nos daban respuestas coherentes, aunque a veces inexactas".
"Cuando estas respuestas pueden influir en el aprendizaje de un estudiante, es aún más importante que sean confiables. Así como es fundamental que un profesor mantenga un alto nivel de rigor, también debemos exigir el mismo rigor a estas herramientas", añade.
"Como docente, te puedes equivocar en una afirmación y después rectificar. Un modelo de IA no es consciente y no puede hacerlo. Por eso debemos exigir rigor a estas herramientas"
Y apunta a una de las facultades humanas que, por ahora, es imposible exigir a esta tecnología. "Como docente, te puedes equivocar en una afirmación y después, darte cuenta y rectificar. Un modelo de IA no es consciente y no puede realizar esta rectificación mientras el estudiante interactúa con él, por eso es tan importante trabajar en la confiabilidad del modelo".
"Si un estudiante está aprendiendo sobre la materia, no podemos responsabilizarlo de identificar esos errores. Además de esto, es importante trabajar en la identificación y corrección de los sesgos, así como incluir fuentes de información para fomentar el pensamiento crítico de los estudiantes", puntualiza Blázquez.
El potencial de la IA para optimizar cada minuto que los estudiantes dedican a la formación y aprendizaje de contenidos es inmenso y abre, de la mano de las últimas funcionalidades conocidas, un gran abanico de posibilidades por explorar.
El modo en que se prepara la EBAU no volverá a ser igual a partir de ahora, aunque la inteligencia artificial todavía no puede suplir las ganas, esfuerzo y determinación del estudiante por acceder a una carrera que, en el mejor de los casos, cumplirá con una vocación profesional y revertirá en el bien común de toda la sociedad. El factor humano aún continúa siendo determinante para lograrlo. Al menos, por ahora.