Sevilla

Sevilla se ha convertido estos días en un puente entre la tradición y la innovación. Al-Andalus Innovation Venture (AAIV) es una buena muestra de cómo esta histórica ciudad andaluza busca su hueco en los nuevos modelos económicos, convirtiéndose en un actor relevante en el ecosistema emprendedor español. En su tercer año, este evento empieza a destacar entre los casi 20 foros de este tipo que se celebran en nuestro país, en un entorno en el que las conexiones entre startups e inversores tienden a multiplicarse.

Eso sí, en medio de esa euforia emprendedora, no hay que pasar por alto que para que la idea de los fundadores de una startup salga adelante no solo hace falta creatividad y utilidad -que también es deseable-. Sin respaldo económico, el proyecto puede quedarse en nada, pasar al olvido. Y quién sabe si se perdería una oportunidad para poner solución a algunos de los pequeños o grandes problemas con los que breamos a diario.

Pero captar la atención de quienes tienen el dinero para materializar ese proyecto, no suele ser tarea fácil. Y a veces se necesita que esos pasos se den con velocidad. Quizá por eso, Renfe decidió tomarse esto al pie de la letra y poner sobre rieles una propuesta que este año celebra su segunda edición: el Pitch Train. La idea es tan sencilla como original: reunir a cinco fundadores y fundadoras de sendas startups a bordo de un AVE que conecta Madrid y Sevilla

El objetivo de este viaje no es solo llegar a su destino, el Al-Andalus Innovation Venture, también lo que harán durante el trayecto: buscar capital entre sus compañeros de viaje. Lo harán a 300 km/h y, a ser posible, con la misma estabilidad con la que circula el AVE sobre los raíles a pesar del riesgo. Algo nada desventurado si se tiene en cuenta que comparten coche con representantes de corporaciones como Cepsa y Acciona, y fondos de inversión interesados en proyectos cuyo foco sea la sostenibilidad, un factor cada vez más relevante entre las compañías que buscan que su actividad tenga un impacto positivo.

Todos ocupan sus asientos. Junto a los inversores, también están los responsables de TrenLab, la aceleradora de la compañía ferroviaria española precursora de la iniciativa; parte de la organización de Al-Aldalus Innovation Venture; y un reducido grupo de medios de comunicación, entre ellos DISRUPTORES - EL ESPAÑOL. Con los pasajeros subidos al tren y acomodados, comienza el viaje. 

Captar inversión a 300 km/h

Con el coche lleno, el primero en levantarse es el fundador de Agualytics. Como el resto de los emprendedores, tiene cinco minutos para exponer su idea y captar la atención de quienes están dispuestos a apostar por ella. En su caso, llevar la tecnología que han desarrollado para ahorrar agua y costes al sector agrícola a otros ámbitos, concretamente el industrial. 

Le sigue Befiamboyant, que fabrica calzado vegano y sostenible con materiales orgánicos, y venden en España y Portugal. Planetai Space, por su parte, ha desarrollado una solución para reducir el metano. Mientras que EONsea, que ha diseñado una tecnología para reducir costes y riesgos en el mantenimiento de embarcaciones, quiere trasladar su innovación a otras infraestructuras submarinas. 

Por último, le toca el turno a CanopyQ. Su objetivo es crear ciudades más verdes y sostenibles a través de una plataforma SaaS (software as a service) para hacer análisis más eficientes y efectivos del entorno urbano. 

Tras esta primera vuelta, toca una conversación más personal y al detalle con los posibles inversores para conocerse mejor (lo que en el argot se denomina un 'one to one'). En este caso, tienen 10 minutos para conversar. Los emprendedores para convencer y sus interlocutores para preguntar y buscar los puntos débiles y fuertes de cada uno de los proyectos que, además, también forman parte del evento de emprendimiento que durante los dos siguientes días acogerá Sevilla.

Con conexión

Tras la llegada del tren a Santa Justa, el encuentro Al-Aldalus Innovation Venture toma el testigo en su tercera edición. Es un foro joven, pero su intención es convertirse en una parada obligada entre aquellos que tienen algo que decir en el mundo del emprendimiento español. Aunque todavía es uno de los “pequeños” del sector, en el ánimo de sus organizadores, no está medir sus fuerzas con otros eventos similares que se celebran en nuestra geografía. Esto no quiere decir que no tengan ambición. Este año ha iniciado su internacionalización con Portugal como país invitado.  

El punto fuerte de AAIV es devolver a los orígenes a este tipo de encuentros. ”No queremos un evento masivo, sino uno donde el contacto directo entre inversores y startups sea el protagonista. Queremos alejarnos de esos encuentros donde las empresas van a vender sus productos a los emprendedores”, afirma uno de sus cofundadores, Diego Vargas, ante las preguntas de DISRUPTORES - EL ESPAÑOL. 

Pabellón de La Nevgación de Al Andalus Innovation Ventures 2024

Este medio corrobora que esa conexión existe. Incluso más allá de los expositores que ocupan una de las instalaciones del Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja (PCT Cartuja). El que otrora, durante la Expo 92, fuera el pabellón de la Navegación a orillas el Guadalquivir, y en el que se conservan muchos de los objetos marítimos trasladados aquí para aquella ocasión. 

En este mismo lugar, más de 640 empresas entre startups y scale-ups navegan en un mar de oportunidades (siguiendo los símiles con el transporte). Sobre todo aquellas que les brindan los fondos de inversión que acuden a AAIV con un capital (tícket) que oscila entre los 3 y 5 millones de euros. “Las empresas que buscan inversión aquí suelen estar en etapas de escalabilidad, con una facturación anual que ronda el millón de euros”. 

Bajo el casco invertido de la embarcación que representa este pabellón, se materializan esas conexiones de las que habla Vargas. Estas no solo ocurren en los expositores, los pasillos y el concurrido espacio reservado para las reuniones 'one to one' —repleto durante los dos días del evento, donde a los periodistas también se nos hacía difícil encontrar un hueco—, sino también en lugares tan inesperados y espontáneos como los bancos de piedra al borde del río, como pudo constatar la periodista que escribe esta crónica.

En su afán por encontrar financiación y aprovechando cualquier oportunidad, fui testigo de cómo un emprendedor entusiasta presentaba su producto a un inversor. Este le planteó las preguntas de rigor sobre el proyecto y el modelo de negocio, pero además le ofreció valiosos consejos para mejorar la presentación de su idea.

Seguir navegando

Anécdotas aparte, el salto cualitativo y cuantitativo que, asegura Vargas, querían dar en esta edición parece haberse producido. Al menos sobre el papel. Este año se han acreditado más de 2.000 personas, se han acercado a buscar oportunidades casi 160 inversores y más de 170 corporaciones. Una cifra, esta última, que triplica la registrada en la primera edición.

Junto a ellas, organismos públicos como Andalucía Emprende, ICEX o Enisa también tuvieron presencia. Una colaboración, la público-privada, necesaria para que el ecosistema emprendedor sea “el futuro de nuestra región”, defendía el cofundador de AAIV. Visión que también defendió el consejero delegado de Enisa, Borja Cabezón, durante el acto de inauguración institucional: "La financiación pública atrae la financiación privada”.

Quien también puso en valor el paso adelante dado con la aprobación de la Ley de Startups en diciembre de 2022 para certificar este tipo de empresas. En total, 1.200 en toda España, de las que casi 100 están ubicadas en Andalucía y, de estas, un 25% en Sevilla. 

La cita se cerró casi como había empezado, aunque esta vez sustituyendo el tren por un barco. Después de que el pabellón de La Navegación despidiera esta última edición de Al-Andalus Innovation Venture, tocaba subirse a una embarcación, y esta vez de las de verdad, para recorrer el Guadalquivir. Mientras la corriente y el capitán del barco cumplían con su cometido, inversores, startups y scale-ups compartían impresiones y, quién sabe, si proyectos de futuro. Porque, como ellos bien saben, la clave no siempre está en llegar al destino, sino en disfrutar del viaje y seguir navegando