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El ecosistema de impacto avanza poco a poco pero con paso firme en nuestro país. La segunda edición de The Gap in Between, organizado por Social Nest Foundation en Valencia, ha demostrado que la colaboración de todos los agentes protagonistas como startups, inversores, grandes empresas y organizaciones está creciendo en los últimos años y que, pese al largo recorrido que queda por cubrir, se está en la senda correcta para, a través de la tecnología y la innovación, contribuir entre todos a enfrentar los desafíos sociales y ambientales más urgentes.

DISRUPTORES-EL ESPAÑOL conversa con Margarita Albors, presidenta de Social Nest Foundation para reflexionar sobre el momento que atraviesa el sector del impacto en España y el balance de la segunda edición de The Gap in Between.

Las cifras demuestran que la cita no ha hecho más que consolidarse en esta segunda edición. Más de 1.000 asistentes se dieron cita la semana pasada en Valencia, incluidos más de 130 inversores, más de 90 grandes empresas y más de 260 startups.

"La segunda edición de The Gap in Between ha sido un éxito absoluto. Hemos logrado reunir a actores clave del ecosistema de impacto, consolidando al evento como una cita de referencia en España y, cada vez más, en el sur de Europa", explica Albors a esta redacción.

"Lo que más me emociona es ver cómo año tras año crece el interés y la participación de startups, inversores, grandes empresas y organizaciones que están decididas a generar un cambio real en la sociedad. Estamos consolidando un espacio donde el diálogo y la colaboración son fundamentales para catalizar ese impacto positivo que tanto necesitamos", añade.

Las startups ganadoras de la competición de The Gap in Between de este año.

El emprendimiento alrededor del ecosistema de impacto también avanza en la buena dirección en la cita celebrada en Valencia. En total, hubo 20 finalistas del Startup Challenge, seleccionadas entre 468 candidaturas recibidas de más de 78 países, "lo que demuestra que el ecosistema de impacto continúa expandiéndose y atrayendo talento e innovación a nivel global".

Durante dos días, las temáticas críticas para el futuro de la sociedad y del planeta han centrado las reflexiones del ecosistema de impacto. "Las principales áreas de enfoque han sido la transición hacia una economía circular, la alimentación sostenible, la innovación financiera, la transición energética y la construcción de ciudades inteligentes".

"La colaboración entre todos los actores es el concepto en el que más hemos insistido, ya que para que estos cambios sean posibles es necesario un enfoque de cambio sistémico"

El evento también ha dado mucho protagonismo a la equidad social y a cómo podemos diseñar modelos de negocio que pongan a las personas y al planeta en el centro.

"Sin embargo, el concepto en el que más hemos insistido a lo largo de toda la jornada es la importancia de la colaboración entre todos los actores, ya que para que estos cambios sean posibles es necesario adoptar un enfoque de cambio sistémico", ha puesto en valor la presidenta de Social Nest Foundation.

Según Albors, este cambio sistémico implica transformar las estructuras, procesos y mentalidades que sostienen el status quo, no solo en un sector o industria, sino en todo el ecosistema.

"No basta con soluciones aisladas o mejoras incrementales; es necesario un enfoque coordinado que involucre a empresas, gobiernos, inversores, ONGs y la sociedad civil para abordar las raíces de los problemas. Esta visión holística permite generar un impacto más profundo y duradero, ya que promueve una transformación integral que afecta tanto a las dinámicas económicas como sociales y medioambientales".

Margarita Albors en una imagen de archivo.

El resultado del evento organizado por Social Nest Foundation es el reflejo de una clara evolución del ecosistema de impacto en España.

"Cada vez más, las empresas, los inversores y los emprendedores entienden que la creación de valor no puede ser solo económica, sino que también debe ser social y medioambiental".

Sin embargo, lejos de la complacencia, Albors considera que es el momento de pisar el acelerador para propiciar un verdadero cambio social y económico.

"Aún tenemos camino por recorrer. Necesitamos más apoyo estructural y regulatorio para facilitar la financiación y el crecimiento de proyectos de impacto, además de una mayor colaboración entre los distintos actores del ecosistema".

"La creación de valor no puede ser sólo económica, sino que debe ser social y medioambiental"

"Vamos por el buen camino, pero para despuntar necesitamos acelerar la integración del impacto en todos los sectores y contar con más políticas públicas que impulsen esta transición".

En este profundo desafío las nuevas generaciones están llamadas a desempeñar un papel crucial.

"Son mucho más conscientes de los desafíos que enfrentamos y, lo más importante, están dispuestas a actuar. Vemos a jóvenes que no solo exigen un cambio, sino que están creando soluciones tecnológicas y sociales para abordar problemas como el cambio climático, la desigualdad y la crisis de los recursos".

Margarita Albors destaca el valor de las herramientas digitales en este proceso. "Estas generaciones no ven el impacto social y medioambiental como un 'añadido', sino como un componente esencial de cualquier modelo de negocio o iniciativa".

"Las nuevas generaciones son más conscientes de los desafíos que afrontamos y, lo más importante, están dispuestas a actuar"

Por último, sobre las consecuencias de la ola de la inteligencia artificial en el ecosistema de impacto, Albors se muestra optimista, aunque apela a un uso ético y responsable.

"La inteligencia artificial es una herramienta poderosa. Muchos proyectos de impacto están integrando la IA para escalar sus soluciones. Desde mejorar la eficiencia energética hasta optimizar sistemas de salud en comunidades desfavorecidas, la IA tiene un enorme potencial para generar impacto positivo".

"Lo importante es que las inversiones se dirijan hacia el desarrollo de IA responsable y ética, asegurando que las tecnologías que se construyan beneficien a la sociedad en su conjunto, y no solo a unos pocos", concluye.