Antonio Espinosa de los Monteros, premio Princesa de Girona 2024.

Antonio Espinosa de los Monteros, premio Princesa de Girona 2024.

Ecosistema Startup PERSONAJES ÚNICOS

Antonio Espinosa de los Monteros, el Princesa de Girona que lleva agua potable a los lugares más inhóspitos

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Hace 10 años, Antonio Espinosa de los Monteros (Sevilla, 1990) finalizó sus estudios de Arquitectura, pero el destino (y sus inquietudes personales) tenían otros planes para él. Mientras cursaba la carrera en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), tuvo varias experiencias de voluntariado en Perú, Camboya y Etiopía. En este último país, participó en la construcción de un hospital que terminó marcando su camino. Allí comprobó que la falta de agua es una de las mayores causas de pobreza, la razón por la que gran parte de la población acudía a recibir atención sanitaria.

No lo dudó. A su vuelta a España, empezó a darle vueltas a la idea de paliar este problema. En 2016, comenzaba, junto a sus socios Pablo Urbano y Luis de Sande, la aventura que, entre otros méritos, este año ha llevado a este arquitecto de formación a recibir el premio Princesa de Girona 2024, en la categoría de Empresa, por “su capacidad de generación y transformación de impacto para los grandes desafíos globales mediante la creación de empresas con propósito en el marco de la sostenibilidad”.

Esa primera aventura se llamaba, y se llama, Auara. “El concepto detrás de Auara era innovador para la época, y consistía en crear una marca de agua que funcionara como una empresa social, lo que significaba que el 100% de los beneficios que generara la compañía irían destinados a financiar proyectos de acceso a agua potable en países en desarrollo”, cuenta Espinosa de los Monteros en entrevista con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL al otro lado de la línea telefónica. 

Esto significaba que una persona que compraba su agua en España estaba ayudando a que otra persona, en algún rincón del mundo, pudiera tener acceso a agua potable, algo que los fundadores consideraban un derecho básico.

Con su propuesta no solo querían generar un impacto social, también medioambiental. Por eso decidieron ser pioneros en ecodiseño.”Fuimos la primera marca en Europa en lanzar botellas de agua hechas 100% de plástico reciclado”, asegura el galardonado. Una propuesta que era una clara declaración de intenciones: "Queríamos ayudar a las personas, al mismo tiempo que contribuíamos a reducir los residuos plásticos y fomentar una economía circular".

Caminando por terreno desconocido

Sin embargo, como cualquier proyecto de emprendimiento, el camino no fue fácil. Cuando empezaron, eran una marca completamente desconocida. No tenían distribución, ni clientes y se enfrentaban a un mercado muy competitivo. “Fueron años de mucho trabajo, tocando muchas puertas y haciendo grandes esfuerzos para que la gente entendiera lo que queríamos lograr”, recuerda. 

Una de las barreras con las que se encontraron fue la falta de certificación oficial para las empresas sociales en España. En aquel entonces, y todavía hoy, no existe una figura jurídica que les dé reconocimiento legal.

"Todos los beneficios que generara Auara están destinados a financiar proyectos de acceso a agua potable en países en desarrollo"

“Aunque el concepto empieza a ser más conocido, y hay cada vez más inversión de impacto y proyectos similares al nuestro, en 2016 nadie entendía realmente lo que significaba ser una empresa sin ánimo de lucro que, aun así, operaba en el mercado, compitiendo con otras marcas comerciales”, apunta el cofundador de Aura.

Caminaban por un terreno desconocido. “Tuvimos que explicar con detalle a nuestros clientes y potenciales inversores cómo funcionaba nuestro modelo”. Pese a estas dificultades, fue entonces cuando la sociedad empezó a concienciarse sobre temas medioambientales.

"Fuimos la primera marca en Europa en lanzar botellas de agua hechas 100% de plástico reciclado"

Espinosa de los Monteros reconoce que este cambio de mentalidad fue fundamental para su proyecto y les permitió crecer “significativamente”, especialmente en 2019, momento en el que “cada vez más personas y empresas se interesaron en alternativas sostenibles y socialmente responsables”. Y entonces, llegó la pandemia

Por entonces, el 90% de sus ventas provenían del sector de la hostelería: hoteles, restaurantes y oficinas. Con el confinamiento, se cerraron estos establecimientos, “nos quedamos prácticamente sin ventas de la noche a la mañana”. Como les ocurrió a muchos negocios, fueron meses plagados de incertidumbre, en los que más de una vez se plantearon tirar la toalla. Les llevó casi un año recuperase y salir adelante. 

La entrada de Hijos de Rivera

Justo en este contexto de recuperación, iniciaron un proceso de negociación para encontrar un socio que pudiera dar a su proyecto el impulso que necesitaban para seguir creciendo. En 2022 cerraron un acuerdo con Hijos de Rivera, la empresa matriz de Estrella Galicia. “Esta operación fue única en su tipo, ya que nunca antes una compañía de este calibre había invertido en una empresa sin ánimo de lucro”, asevera el directivo.

Tanto es así que están desarrollando un caso de éxito sobre ello con una de las principales escuelas de negocios de España, “porque representa un modelo innovador de colaboración entre una empresa social y una gran compañía comercial”.

"Nunca antes una compañía del calibre de Hijos de Rivera había invertido en una empresa sin ánimo de lucro"

La entrada de Hijos de Rivera fue un punto de inflexión para Auara y sus fundadores. Les permitió acceder a su infraestructura de distribución y comercialización, potenciado su presencia en el mercado. Un paso adelante que el año pasado les facilitó la ampliación de su catálogo de productos con el lanzamiento de una línea de zumos.

“Ahora estamos en un momento muy bonito para la empresa. Este año, hemos alcanzado un hito importante al superar los 100.000 beneficiarios de agua potable y esperamos cerrar el año con más de 130.000 personas en 23 países, a través de más de 150 iniciativas. Además, hasta la fecha, hemos reciclado más de 36 millones de botellas de plástico. Todo esto nos llena de orgullo y nos da fuerzas para seguir adelante”, afirma con una sonrisa que se intuye al otro lado de la línea telefónica.

Agua potable para cambiar vidas

Llegados a este punto, parece inevitable plantear cómo, a pesar de todas las dificultades, han logrado financiar un proyecto tan ambicioso desde sus inicios. No se trata de un software, ni de una plataforma, ni de un servicio. Se trataba de poner un producto en un mercado ya consolidado, el de la venta de agua embotellada, y, además, generar beneficios que les permitieran tener un impacto social. 

“Tuvimos que hacer una serie de inversiones importantes para lanzar la marca: desde el desarrollo del producto, la fabricación de las botellas y el diseño del packaging, hasta la creación de la página web, las redes sociales y toda la estrategia de marketing. Inicialmente, contamos con inversores particulares, conocidos como business angels, y, el apoyo de un fondo de inversión de impacto, que nos ayudó a levantar capital en una fase más avanzada”, detalla Espinosa de los Monteros. 

"Sentíamos la responsabilidad de empezar a cambiar vidas desde el primer momento"

También recurrieron a una ronda de crowdfunding a través de La Bolsa Social, una plataforma que conecta a inversores con proyectos de impacto social y medioambiental. A través de estas vías, lograron reunir el capital necesario para lanzar la marca y, sobre todo, para que Auara fuera una empresa rentable y sostenible.

Su perseverancia por cumplir su misión desde el principio también ha tenido mucho que ver. “Aunque los primeros años no éramos rentables, comenzamos a invertir en proyectos de acceso a agua potable porque sentíamos la responsabilidad de empezar a cambiar vidas desde el primer momento. Hoy, nuestra capacidad para impactar es mucho mayor, gracias a que la empresa ya es rentable, y eso nos permite ampliar significativamente el alcance de nuestros proyectos”.

La mayoría de ellos están en África. En el caso de Marruecos, por ejemplo, trabajan en el Alto Atlas, en comunidades aisladas en las montañas. En Madagascar, han colaborado con proyectos educativos que permiten a los niños acceder a agua potable en sus escuelas, en lugar de tener que abandonar las aulas para buscar agua. Y en Camerún con comunidades pigmeas que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad.

En Asia y América Latina también están sacando iniciativas con diferentes colectivos y los lugares más inhóspitos. En Camboya, se han centrado en proyectos que apoyan a personas con discapacidad o VIH; mientras que en India trabajan principalmente en entornos educativos, instalando sistemas de agua potable en colegios.

Siguiente reto: movilidad más sostenible

En el ánimo del galardonado con uno de los premios Princesa de Girona de este año, está seguir impulsando proyectos con impacto social. Entre las ideas que le rondan la cabeza está contribuir a una movilidad más sostenible, de ahí que en 2021 pusiera en marcha, junto a otros dos socios, Liux Animal, para fabricar un coche con componentes hechos de fibras de lino. A finales de 2022 presentaron la primera unidad 100% funcional, pero el mercado no parece acompañarles en este reto. 

“En este tiempo, el acceso a capital para startups de vehículos eléctricos se ha visto gravemente afectado, debido a la explosión de una burbuja de inversión y, como resultado, muchas startups del sector han quebrado”, explica Antonio Espinosa de los Monteros. “Además, la desaceleración en su adopción en algunas geografías, como España e Italia, en comparación con el rápido crecimiento en lugares como China, complica el desafío”.

Debido a estos cambios, el equipo decidió pivotar hacia un vehículo urbano ligero de dos plazas, enfocado a resolver problemas de tráfico y aparcamiento en ciudades. “El 97% de los trayectos diarios en la Unión Europea son de menos de 100 kilómetros y el 80% de los viajes son individuales”, manifiesta. Este nuevo modelo, llamado Eco, incluye tecnologías como baterías extraíbles y sigue utilizando fibra de lino para la carrocería y el chasis.

La parte corporativa del proyecto está ubicada en Madrid, mientras que el desarrollo de producto y del prototipo se lleva a cabo en Alicante. El equipo principal está formado por Antonio Espinosa de los Monteros, David Sancho, que se encarga del producto, y un tercer socio, Osman Mandir, fundador de X Mobility, una empresa de movilidad y alquiler de coches.

Aprendizajes creativos

Antonio Espinosa de los Monteros estudió arquitectura. Una formación que, aparentemente, no guarda ninguna conexión con su faceta profesional, pero en la que el CEO de Auara ha encontrado inspiración para resolver problemas de manera creativa.

“En arquitectura, tienes que trabajar con una serie de restricciones: un terreno limitado, un presupuesto concreto, unos materiales y requisitos técnicos, y con todo eso debes idear una solución que sea funcional y estética al mismo tiempo. Ese proceso de integración de distintos factores y encontrar soluciones óptimas, es algo que aplico directamente en mi rol como emprendedor y CEO”.

Ahora no diseña edificios, pero sí productos y estrategias que requieren ese enfoque creativo. “En lugar de materiales de construcción, trabajo con recursos humanos, financieros y tecnológicos para crear productos que resuelvan problemas sociales y medioambientales”.