En esta época de paz en la que vivimos como una guerra, necesitamos dos ejércitos. El sanitario, para afrontar la pandemia, y el del talento, para ejecutar la digitalización.
En este repaso semanal a lo mejor de Disruptores e Innovadores (D+I), sin duda que hay que empezar por lo gubernamental. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó el jueves el Plan Nacional de Competencias Digitales. "Un plan de gobierno, no de país", titulaba la subdirectora de D+I Elena Arrieta. El plan "acierta en el diagnóstico y converge de forma coherente con el resto de planes nacionales y europeos". Pero las primeras voces del sector en poner matices apuntan a descoordinación de las medidas de las administraciones entre la diversidad de organismos nacionales, locales y regionales. Advierten de que la digitalización se debe hacer con cabeza, que no sea un pelotazo y, sobre todo, que los fondos de la UE no se derrochen en proyectos que no sean realmente digitales.
Va a venir mucho dinero de Europa. Tenemos la necesidad de hacer una transformación integral y se va a reorientar el sistema educativo. Pero mientras pasan esos años en que las generaciones se educan ¿cómo vamos a digitalizar la economía?
Necesitamos un ejército para la digitalización muy amplio, ágil, capaz de adaptarse a una economía multisectorial y con amplia base de pymes. Es decir, un ejército que no sea caro y ofrezca flexibilidad. Necesitamos un ejército de startups y scaleups serias para el B2B, que se conviertan en proveedoras tecnológicos de las empresas tradicionales y co-creen con los empleados de estas.
La ley de startups
¿Y qué necesitan las startups? De entrada una ley, como reclamaba esta semana en D+I Carlos Mateo, portavoz de la Asociación Española de Startups. En el sector prácticamente consensuamos esa norma hace dos años, el tiempo que llevamos esperando que se publique. Es fundamental reconocer la singularidad de qué es una startup, que la administración sea flexible con ellas en sus inicios, en sus sistemas de inversión y retribución salarial. Y sobre todo, que sea atractiva para que vengan startups de fuera o regrese parte del talento perdido.
Es el momento por tanto de que España haga un "efecto llamada" a las startups. Ahora el talento se está deslocalizando y tenemos afortunadamente un país que es uno de los mejores lugares del mundo para vivir por múltiples razones. Las startups del Brexit precisan de una pata en Europa con la que operar. Las de Latam, idem. Israel, por razones históricas, prefiere entrar por el sur antes que por el norte de Europa, donde además logra sello Latam. Y la singularidad y diversidad de nuestros sectores precisa de una enorme plataforma a su medida con la que digitalizarse.
Incluso para los ex patriados que deseen o necesiten seguir viviendo fuera, debemos ser atractivos para que trabajen con un ojo puesto en España desde el punto del planeta en el que se encuentren.
Pero para eso la administración debe hacer un esfuerzo titánico. La enorme lentitud burocrática, las obsesiones por pedir miles de papeles que ya tienen en las estanterías de los organismos públicos, los planteamientos de los concursos públicos con plazos inacabables, la superposición de normas regionales... El tapón lo tenemos ahí. Y por desgracia es un gran tapón muy difícil de mover.
Pilar López, la presidenta de Microsoft España parece convencida de la oportunidad: "podemos ser un hub de talento", decía el miércoles, "hay que reimaginar España, ...somos el cuarto país de Europa, detrás del Reino Unido, Alemania y Francia en número de profesionales y desarrolladores en la nube. Este conjunto representa el 10% del total de profesionales certificados en tecnologías avanzadas. Y trabajan desde España para muchas otras geografías". Hay potencial, hay dinero y planes, pero precisamos que se despejen las vías, que nos dejen circular con rapidez y sin obstáculos.
La diversidad que para muchos es una riqueza política, en economía suele ser una carrera de obstáculos. David Cierco, presidente de Red.es, explicaba el martes en D+I sus apuestas. Sin duda, la base es la educación. Vamos a una enseñanza personalizada con ayuda de la inteligencia artificial. Y ahí tendremos que lidiar con las competencias transferidas a las autonomías, su politización de la educación y los escasos recursos que ponen para capacitar a los profesores.
'Demo or Die'
Pero sobre todo lo que hace falta es que la enseñanza y la investigación vayan al grano. Que sean útiles y rápidas para la economía real. Y que existan cauces eficaces entre lo público y lo privado. Mens et manus, reza en el escudo del MIT. Se lo recordaba el viernes Adolfo Plasencia a Phillipp Schmitd, director del Digital Learning and Collaboration del instituto de Massachusetts. Y el coordinador de los programas de herramientas de aprendizaje le actualizaba que ahora en su área, el MIT Media Lab, han evolucionado al Demo or Die. Trasladándolo a nuestro ámbito, significa que esto de las ingentes publicaciones de las universidades no va con los tiempos si no las llevamos a la práctica. Y son muchos años ya reclamando esto.
No somos de los países con más recursos para la ciencia. Cada euro debe ser realmente eficiente y eso no sólo pasa por la administración, también por los propios investigadores.
Es fundamental por tanto la colaboracion también de la ciencia con las startups, por su agilidad y capacidad para ver negocios. Difícilmente desde la administración se podrá hacer una transformación rápida, busquemos el camino más práctico.
Pero sin duda que muchos empresarios y directivos tuercen un gesto de desconfianza cuando escuchan la palabra startup. Temen por su empleo cuando apuestan por algunas de ellas.
¿Son realmente las startups la solución? ¿Nos podemos fiar de ellas? Xabi Uribe-Etxebarria, fundador de Sherpa.ai se lo explicaba muy bien esta semana a Alberto Iglesias. Sherpa.ai nació antes y con más potencia que Siri. Ante la competencia de sus rivales, Google, Amazon o Alibaba, los españoles han buscado el nicho de la flexibilidad que te da una startup. Porque con las compañías globales, tanto si ofrezcen un asistente como un producto para una planta industrial, "normalmente, no tienes ninguna capacidad de programación o personalización. Nosotros ofrecemos asistentes de marca blanca que se adaptan a esas necesidades de cada cliente". Por eso hasta las grandes tecnológicas van a necesitar de las startups, para la última milla de la programación, la personalización.
Pero hay otra reflexión del fundador de Sherpa que quisiera que retengan esta semana. Cuando se refiere a que ellos fueron antecesores a Siri: "Éramos superiores en tecnología y creíamos que podríamos ganarles. Aunque, como me he dado cuenta en este recorrido, la ejecución y la capacidad de llegar al mercado es más importante que la tecnología. Y su escala, con acceso a millones de dispositivos como los iPhone, es inmensa".
La velocidad es fundamental en esta era. Y la capacidad para pensar en grande, para saber que tu mercado es global. No ya por aspiraciones, sino porque te vendrán a hacer la competencia desde fuera, quieras tú o no.
Por eso nuestro necesario efecto llamada a startups debe completarse con un itinerario claro de salida, de ambición real y de facilidades para que las startups piensen en grande. Pero un itinerario flexible, con muchas opciones y pocas restricciones. Porque el éxito tiene sus caprichos y generalmente lo más conveniente es no seguir la enorme fila en la que están todos los competidores.
Tomen a JustMind como el último ejemplo de la semana. Son españoles. Pero les contamos su historia desde EEUU, donde son un referente. Nuestra corresponsal en Miami, Rosa Jiménez, los describía esta semana como "la herramienta de diseño que enamora a Silicon Valley". Empezaron a caballo entre Barcelona y San Francisco como plataforma de market place para la innovación, después evolucionaron a la innovación en abierto y finalmente a la supervisión de ideas. Berkeley, Standford o Microsoft la usan.
¿Y saben cómo ha sido su itinerario? Pues muy singular. No han pasado ni por el levantamiento de rondas ni son más de 30 empleados. Amigos, familia y banca tradicional (La Caixa Capital Risk). Pero sobre todo, lo que ha sido fundamental es la mentalidad abierta de Silicon Valley. Entre los motivos para seguir allí está, precisamente, la comunidad. “Están abiertos a probar nuevas ideas, a explorar, esto nos ayuda a estar siempre innovando y mejorando”.
Con la creatividad de este país, la agilidad mental latina, los fondos y un buen efecto llamada, ¿podemos reimaginarnos España, como propone Pilar López?. ¿Podemos convertirnos en un hub de talento atractivo no sólo por el clima, sino por nuestro ingenio y apertura mediterránea? ... ¿Y por qué no?
** Rafa Navarro es editor de D+I y CEO de Inndux Digital Group.