La madurez del ecosistema emprendedor no se entendería sin la fructífera relación de los inversores con los fundadores.

La madurez del ecosistema emprendedor no se entendería sin la fructífera relación de los inversores con los fundadores.

Inversores

Empatía, aportar valor más allá del capital y visión a largo plazo: pilares del decálogo del buen inversor en España

La madurez del ecosistema emprendedor español no se entendería sin la fructífera relación fundador-inversor. DISRUPTORES recoge las claves de la mano de los autores del primer decálogo para buenas prácticas del país.

7 agosto, 2024 02:00

La actual foto fija del emprendimiento español en nada se parece a la que había hace una década. El ecosistema goza de una madurez en la que ha sido necesario el perfecto engranaje de un maquinaria que ha pivotado sobre startups, inversores, aceleradoras, Administración pública, universidades, centros de investigación y parques tecnológicos, entre otros actores protagonistas. 

Las sinergias y fortalezas generadas dibujan un sector más resiliente, que gana posiciones en Europa y que, con la mirada puesta en Latinoamérica, afronta una etapa de expansión próspera.

Los efectos del conocido como 'invierno inversor' todavía se ciernen sobre el ecosistema, pero España, gracias a su foco en startups en fase seed y preseed -menos expuestas a la corrección del mercado que comenzó en 2022-, está saliendo mejor parada de este trance que países de su entorno -Francia, Alemania o Inglaterra- con compañías más maduras.

De entre todas las interacciones que se establecen entre los participantes del emprendimiento, el vínculo entre los fundadores y los inversores es especial y se erige en este contexto como motor de su crecimiento.

¿Cuál debe ser la actitud y filosofía de un buen inversor? ¿Es el capital el valor principal en esta relación? ¿Qué puntos deben primarse?

A todas estas preguntas tratan de responder desde la asociación de inversores privados BIGBAN, una iniciativa que ha fructificado en un decálogo pionero de gran utilidad para el sector del capital.

El documento se enmarca en las acciones previas a la décima edición del BIGBAN Investors Congress que tendrá lugar los próximos días 20 y 21 de noviembre en Valencia.

Porque la rentabilidad es importante, pero no lo único. Un buen inversor, para realmente ejercer como tal con una startup, debe aportar ese extra que sólo proporcionan intangibles como la empatía, la confianza, la sinceridad... e incluso, "ejercer de psicólogo" llegado el caso.

El documento ha sido elaborado sobre las reflexiones aportadas por cinco expertos en la materia: los business angels Juanjo Mostazo y Daniel Sardina; Quique Calabuig, presidente en KAIHŌ Capital Family Office; Enrique Penichet, socio y fundador de Draper B1 y Raúl Aznar, socio y Managing Partner en AZNAR Patrimonio. 

Enrique Penichet, socio y fundador Draper B1; Juanjo Mostazo, 'business angel' y Raúl Aznar, socio y Managing Partner en AZNAR Patrimonio, han conversado con DISRUPTORES para aportar su reflexión sobre qué cualidades debe tener el buen inversor.

Enrique Penichet, socio y fundador Draper B1; Juanjo Mostazo, 'business angel' y Raúl Aznar, socio y Managing Partner en AZNAR Patrimonio, han conversado con DISRUPTORES para aportar su reflexión sobre qué cualidades debe tener el buen inversor.

DISRUPTORES ha mantenido una conversación a tres con algunas de las voces que han inspirado el pionero documento -Enrique Penichet, Juanjo Mostazo y Raúl Aznar- y la conclusión es clara.

El buen inversor va mucho más allá de la -necesaria- inyección de capital. En un ecosistema emprendedor más maduro como el español -y en constante adaptación a las variaciones macroeconómicas- es imprescindible fomentar la empatía, cimentar una sólida relación a largo plazo y ser ese soporte que sostenga y guíe al equipo fundador durante esa parte del camino que recorren juntos.

"Estamos aquí para maximizar el retorno, pero debe primar la filosofía del bien común, crear valor más allá del capital", afirma a esta redacción Juanjo Mostazo, emprendedor en una etapa anterior, actual business angel y recientemente nombrado Chief Technology Officer (CTO) del fondo Kfund, como informó esta redacción a principios de julio.

Mostazo prima "la empatía y la sinceridad" como dos de las cualidades que debe tener el inversor, sobre todo en su labor con las startups en fase más temprana con las que trabajan los business angels donde "el equipo y el trato personal es muy importante".

Decálogo elaborado por BIGBAN.

Decálogo elaborado por BIGBAN.

El segmento del venture capital también aporta algunas pinceladas sobre la actitud que es deseable potenciar: mirar a largo plazo y, siempre que sea posible, "divertirse por el camino".

Así lo defiende Enrique Penichet, socio y fundador de Draper B1. "Esto es un win win, hay que primar el bien de la empresa, no cerrarse en el interés individual. Mi leitmotiv es que el negocio es prioritario, pero también que te diviertas con quien haces esos negocios".

El 'efecto rebaño' 

A diferencia de los business angels, el venture capital pone en su radar a empresas emergentes que vayan a ser fácilmente escalables, que necesiten una importante inversión para ello y donde el equipo fundador ha de tener la cualidad de "enamorar también a otros financiadores".

"Estamos en un momento, debido al 'invierno inversor' y la menor liquidez disponible, en que ese 'efecto rebaño' del inversor para reducir el riesgo es muy importante. Hemos de ser capaces de captar esa materia prima y ofrecer, además de capital, un asesoramiento, abrir puertas y facilitarles el camino".

Penichet también pone sobre la mesa dos conceptos cruciales que debe manejar el buen inversor: divulgación y educación. "Hay que hacer entender al equipo fundador que no sólo se trata de crecer, que es importante y en ciertos proyectos imprescindible hacerlo con velocidad, sino también se debe potenciar la eficiencia, sobre todo desde 2022".

El sector del family office en España está representado en esta conversación por Raúl Aznar, Managing Partner en AZNAR Patrimonio.

"Hemos de ofrecer, además de capital, un asesoramiento, abrir puertas y facilitar el camino a los equipos fundadores"

Enrique Penichet, socio y fundador de Draper B1

"Los family offices en nuestro país están todavía en una fase incipiente. Entramos en fases avanzadas de los proyectos, donde hay necesariamente otros partners y, en la actualidad, hay más capital disponible que proyectos".

No obstante, el inversor está convencido de que el futuro se presenta muy positivo y ambicioso para este segmento del sector del capital español, capaz que proporcionar a los proyectos -cada vez más maduros del ecosistema emprendedor español- robustez y un apoyo a largo plazo "que no tiene prisa en la venta".

Posicionamiento del sector en 2024

"Además, el family office ofrece un networking muy valioso. La evolución natural es la especialización en el sector de procedencia del patrimonio que representan -en España aún tardará en llegar esta tendencia, apostilla, porque el sector está en una fase aún incipiente- y donde atesoran un gran know-how".

Respecto al posicionamiento del ecosistema emprendedor español respecto a los países del entorno, los inversores defienden la evolución lograda a gran velocidad en los últimos diez años.

"En el primer semestre de 2024 ha habido un repunte del apetito inversor, pero un poco más lento de lo que se preveía"

Juanjo Mostazo, 'business angel' y CTO en Kfund

"Entonces estábamos en la prehistoria frente a Francia, Inglaterra o Alemania. Antes de 2022 y la llegada del 'invierno inversor', ya sólo a unos cinco años. Hemos madurado. No sé si los cazaremos pronto, pero ya nos sentamos al menos en la misma mesa", indica Juanjo Mostazo.

Y respecto al comportamiento de 2024 en el primer semestre, añade: "Lo que hemos visto en Kfund es un repunte del apetito inversor, pero un poco más lento de lo que preveíamos".

Megarrondas, el punto débil

Por su parte, Enrique Penichet considera que España ha demostrado "la robustez de su sector del emprendimiento en fase semilla" y cómo "hemos evolucionado desde un segmento mayoritario de proyectos con una capacidad de ingresos de hasta un millón de euros mayoritariamente, a un nuevo estadio en crecimiento de startups y scaleups que logran entre uno y diez millones".

"Estamos ahí y será difícil pasar al siguiente nivel, de diez a cien millones, porque para las supermegarrondas seguimos dependiendo del mercado americano. Lo que nos ha beneficiado en el 'invierno inversor', con un desplome inferior del ecosistema, en esto nos penaliza para seguir creciendo", indica el inversor.

Latinoamérica, la fortaleza para crecer 

Sin embargo, España cuenta con una ventaja competitiva de la que, a juicio de Penichet, carecen otros ecosistemas con mayor porcentaje de startups en etapas avanzadas: Latinoamérica y el vínculo cultural e idiomático con esta región.

"Muchos de los unicornios alemanes no han salido prácticamente de Alemania. Es un mercado de 100 millones de personas con un nivel adquisitivo alto", indica. España se convierte así en un "mercado trampa".

"El 'invierno inversor' ha facilitado al 'family office' entrar en proyectos por las valoraciones más ajustadas y en el futuro permitirá depender menos del extranjero para las megarrondas"

Raúl Aznar, Managing Partner en AZNAR Patrimonio

"Es difícil ser un player global si sólo te dedicas a España, que es lo que le pasa a Francia o Italia. Pero nuestro país tiene el valor de la lengua española y, dependiendo de tu producto y tu valor, es más homogéneo ir al mercado de habla hispana en internet que tratar de crecer en Europa".

Por último, Raúl Aznar incide en uno de los puntos que más ha contribuido al momento dulce que vive el sector del family office en España: el 'invierno inversor'.

La ventaja para el 'family office' español

"No ha sido favorable para las startups, pero a este sector le ha permitido crecer debido a que ha habido valoraciones más ajustadas que nos han facilitado entrar en proyectos muy interesantes".

El experto confía en que el papel de los family offices serán clave a partir de ahora para que los proyectos más maduros que se van consolidando en España puedan crecer sin tener que recurrir a fondos extranjeros para captar las series B y C, algo, por ahora, fuera del alcance del ecosistema.

Es futuro se presenta prometedor para el emprendimiento español y, de la mano de actores cada vez más experimentados en todos los ámbitos del ecosistema, el impacto en la economía española y la mejora de su competitividad es sólo cuestión de tiempo.