La computación cuántica está llamada a desempeñar un papel fundamental en la transformación digital en marcha y Quanvia, la spin-off de la Universidad del País Vasco que vio la luz el pasado julio, se ha propuesto llevar esta tecnología disruptiva más allá de los departamentos de I+D de las grandes empresas y centros de investigación.
De hecho, sus tres fundadores ponen el acento en el compromiso de servicio a la sociedad con que nace su proyecto de computación cuántica y que tiene en las nuevas generaciones y los colegios un pilar fundamental del espíritu con que ha echado a andar la compañía.
Quanvia es el fruto de un proceso de gestación "muy natural, que creemos que es como nacen las mejores ideas", apuntan sus fundadores. Enrique Solano, José Rigol y Jesús Domínguez se autodefinen como "tres emprendedores muy heterogéneos pero con una única meta: convertir a Quanvia en un referente en la computación cuántica".
La evolución "natural" del proyecto
El bagaje profesional y académico de Quanvia no pasa desapercibido. Enrique Solano es profesor Ikerbasque de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y consejero delegado de Kipu Quantum.
Jesús Domínguez cuenta con más de 15 años en servicios financieros en empresas como PwC, Accenture y Globant y es ingeniero Informático en la UPV, EMBA en IE y doctorando en Computación Cuántica por la Universidad del País Vasco.
Por su parte, José Rigol es ingeniero Informático por ICAI, con amplia experiencia en consultoría tecnológica e inteligencia artificial y doctorando en Computación Cuántica por la Universidad del País Vasco.
"Los socios fundadores nos pusimos en contacto por unos temas académicos, tecnológicos y de negocios. De una manera fluida comenzamos a hablar todas las semanas y, casi sin darnos cuenta, llegamos a la conclusión que había un nicho de mercado que no se estaba cubriendo", señalan a D+I.
Quanvia tiene como objetivo democratizar la computación cuántica mediante actividades y servicios relacionados con la formación, la investigación y la consultoría.
"Hasta ahora la computación cuántica se ve como algo lejano, sólo accesible para grandes departamentos de I+D de las grandes corporaciones. Quanvia viene a romper este status quo y permitir que la computación cuántica empiece a aportar valor de una manera mucho menos elitista", argumentan los cofundadores.
El proyecto es transversal y al ser una spin-off de la Universidad del País Vasco atesora un conocimiento profundo en muchas áreas. "Y una capilaridad sectorial muy importante al estar en contacto con muchos grupos de investigación con los que tenemos acuerdos de colaboración".
La empresa desarrolla productos diversos en computación cuántica con aplicaciones en logística, finanzas, química o biomedicina entre otros sectores. Pero, entre estas áreas, una emerge ya con fuerza por su potencialidad en el futuro -no tan lejano-.
"Un área transversal a todos los sectores pero que es fundamental en nuestros días y en las que estamos comenzando algún proyecto es la ciberseguridad cuántica. Creemos firmemente que está es una de las áreas dónde la computación cuántica puede aportar mayor valor en el momento actual", puntualizan.
Pero ¿en qué se diferencia la propuesta de Quanvia del resto de startups que aplican computación cuántica? Su ventaja competitiva hay que buscarla en sus algoritmos, que se desmarcan de la computación cuántica universal.
Al margen de la computación cuántica universal
"Nuestros algoritmos son competitivos debido a que combinamos paradigmas de computación cuántica que han sido comprobados y comparados con nuestros competidores en plataformas de hardware de referencia", señalan.
"Además, no seguimos el camino de moda que es el de la computación cuántica universal, donde se necesitan millones de bits cuánticos para lograr la ventaja cuántica".
"Por el contrario, usamos algoritmos y diseños de arquitecturas que apuntan a resolver problemas específicos con las tecnologías actuales, permitiendo así acercarnos a la ventaja cuántica en el rango de 100 a 1.000 bits cuánticos", revelan los responsables de Quanvia.
Los fundadores están convencidos de que España jugará un papel relevante en la computación cuántica europea y que Quanvia será uno de los actores protagonistas.
"Creemos que tenemos las herramientas para intentar convertirnos en el referente cuántico europeo. Somos optimistas. De hecho, Quanvia es una spin-off de la Universidad del País Vasco porque Bilbao es una referencia mundial en computación cuántica y tecnologías cuánticas desde hace 15 años".
Quanvia nace con vocación de desarrollarse desde Bilbao hacia Europa y el mundo, con contactos y acuerdos hechos con empresas cuánticas en todos los continentes. "Al mismo tiempo, nos sentimos identificados con el ecosistema cuántico Quantum Now que permitirá nuestro desarrollo tecnológico y comercial".
"Una oportunidad de oro" como país
"Estamos convencidos que España tiene un potencial y conocimiento suficiente para liderar la computación cuántica en Europa y a nivel mundial. Eso sí, debemos tomárnoslo todos muy en serio: políticos, empresas, universidades, emprendedores y prensa. Si nos quedamos en salir en la foto, habremos desperdiciado todos una oportunidad de oro", sentencian.
De hecho, Quanvia ya ha comenzado a perfilar un proyecto educativo en las fases más tempranas para promover la ciencia y la computación cuántica entre los más jóvenes.
"Nos parece muy ilusionante llevar la computación cuántica a los colegios. Somos conscientes de que la mejor manera de transformar las sociedades es a través de la educación y queremos aportar nuestro pequeño granito de arena".
"La única manera de que nuestros jóvenes tengan oportunidades laborales prometedoras, que la renta per cápita mejore, que la tasa de desempleo estructural descienda, es creando empresas de valor en ámbitos punteros como es el de la computación cuántica", añaden desde Quanvia.
Tras encarar el final de 2021 con la llegada de los primeros clientes, el objetivo de Quanvia para 2022 es "cerrar el ejercicio con EBITDA positivo, no descartamos incluso realizar alguna operación de M&A. Pero siempre desde la prudencia y la humildad, sabemos que esto no es fácil".