La emergencia climática es uno de los grandes retos que afrontamos como sociedad y, en el horizonte más cercano, la Agenda 2030 nos recuerda que la cuenta atrás para construir un modelo económico y social más sostenible ha comenzado.
Los ambiciosos objetivos de Europa en materia medioambiental tienen en la tecnología, la innovación y la disrupción un partner de primera magnitud. Una nueva concienciación ha comenzado a calar en la estrategia de las organizaciones empresariales de la mano de interesantes propuestas disruptivas que conjugan sostenibilidad y rentabilidad.
Glen Biotech, primera spin-off de la Universidad de Alicante es uno de los nombres propios de esta nueva era. La empresa vio la luz en 2010 fruto del trabajo desarrollado en la tesis doctoral de Berenice Güerri, CEO de la compañía. "En ella tratamos de encontrar una solución que estuviera presente en nuestros suelos frente a una nueva plaga invasora", indica a D+I.
Un proyecto inspirado en el desierto del Gobi
Fruto de todo el trabajo que se desarrolló y de la necesidad de hallar soluciones más 'amigables' en el sector agrario y paisajístico, nació Glen Biotech, como primera startup de la citada universidad.
"Tras recorrer un desierto del Gobi con una mochila llena de pasión por lo que hacemos, paciencia para quitar las piedras del camino y con el entendimiento de que el trabajo que desarrollamos ayuda a mejorar nuestro entorno, ahora nos encontramos en el seno de una gran empresa del sector, Symborg", explica la CEO.
Los caminos de Glen Biotech y Symborg se cruzaron el pasado enero y, juntas, ambas empresas se erigen en una de las apuestas agrotech más potentes de España por su nutrido catálogo de soluciones de bioinsecticidas y fertilizantes basados en microorganismos que casan con la estrategia que defiende Europa.
Glen Biotech atesora un fuerte expertise en fermentaciones sólidas de hongos, con todo el desarrollo de registro de Beauveria bassiana 203 en la Unión Europea, EEUU, Chile, Perú y México.
Por su parte, la murciana Symborg es una compañía de referencia con un catálogo de productos disruptores como bioestimulantes, biofertilizantes y soluciones de biocontrol basados en microorganismos y biomoléculas.
Según explica Güerri, es "de la mano de Symborg cuando Glen Biotech puede llevar al mercado el resultado de tantos años de investigación en el laboratorio y ayudar al agricultor a hacer la transición hacia un modelo agrícola eficiente, rentable y sostenible".
Dentro de este nuevo paradigma, el cambio climático se convierte en un punto de inflexión a tener en cuenta. "Éste vendrá acompañado de mayores problemas ocasionados por insectos, lo que se traduce en la siguiente situación: menos soluciones para hacerles frente y un mayor número de insectos que mantener controlados".
Es, precisamente en este punto, donde los bioinsecticidas basados en microorganismos como el de Glen Biotech, desempeñarán un papel crucial en los próximos años.
Al respecto, Jesús Juárez, socio fundador y CEO de Symborg, añade: "Los agricultores se enfrentan al reto del manejo de cultivos con menos herramientas para el control de plagas y enfermedades, siendo los fitosanitarios la solución necesaria".
"Con la adquisición de Glen Biotech, seguimos creciendo en nuestra apuesta por el desarrollo de soluciones innovadoras que aporten eficiencia y sostenibilidad a la cadena agroalimentaria", precisa el CEO a D+I.
Un hongo para mantener a raya las plagas
Pero ¿en qué se basa su propuesta biotecnológica? La startup Glen Biotech mantiene controladas las poblaciones de insectos que devienen en plaga gracias a un hongo -Beauveria bassiana 203- que, de alguna manera, 'se las come'.
"Este modo de acción hace casi imposible la aparición de resistencias, por lo que es una buena herramienta para introducir en programas de manejo integrado de cultivos, donde se deba primar la seguridad, la eficacia y la no generación de resistencias", argumenta la CEO de Glen.
Como si de un círculo virtuoso se tratara, la unión de sinergias entre Glen Biotech y Symborg acaba de recibir su broche de oro con la autorización por parte de la Comisión Europea de su hongo con fines bioinsecticidas.
Esta aprobación implica que Beauveria bassiana 203 ya forma parte de los 'ingredientes' autorizados por la Comisión Europea para su inclusión en nuevos productos agrícolas, "lo cual supone un auténtico hito, ya que, según datos de la AEPLA, de cada 140.000 sustancias activas estudiadas sólo una logra pasar del laboratorio al campo, en un proceso que dura unos 11 años".
Lograr productos basados en este hongo en Europa
Tras esta aprobación, Symborg pondrá a disposición de los agricultores soluciones de biocontrol eficaces, seguras y sostenibles que den respuesta a las nuevas exigencias de mercado internacional.
"Beauveria bassiana 203 ha llegado para completar el catálogo de Symborg con una familia de bioinsecticidas. El potencial de crecimiento que tienen ahora las soluciones basadas en el hongo para hacer frente a plagas, solo tiene como límite nuestra imaginación. Symborg ha hecho, por lo tanto, una apuesta por la innovación, sumando tecnología, conocimiento y talento", reitera la CEO de Glen Biotech.
La estrategia de la startup para 2022 pasar por iniciar el registro del primer producto basados en el hongo en Europa y finalizar el desarrollo de nuevos productos con esta sustancia activa.
"Se están realizando ensayos de campo con resultados espectaculares, por lo que, en breve, esperamos poder ayudar con nuevas herramientas a un sector que las necesita".
Para ello, Glen Biotech cuenta con un equipo humano compuesto por ocho personas de perfiles diversos y complementarios; biólogos, ingenieros agrarios, economistas e informáticos.
El caso de la spin-off de la Universidad de Alicante se convierte en el paradigma de cómo una investigación con una sólida base prospera hasta llegar a forma parte de una gran compañía como Symborg y brindar a la sociedad una solución que abre grandes potencialidades en la lucha contra el cambio climático.
"Han pasado 12 años desde que empezamos, cuando nos llamaron locos por empezar a hacer cosas de grandes siendo pequeños. 'No se inicia un registro fitosanitario a nivel europeo sin ser una multinacional asentada en el mercado', nos dijeron", relata con orgullo Berenice Güerri.
"Esta recomendación no surtió efecto. Hemos llegado a buen puerto, recorriendo un camino lleno de oportunidades para la industria agrícola, la cual está ávida de soluciones como las que le puede brindar nuestro hongo, así como las de las nuevas herramientas que desarrollemos en el seno de Symborg", concluye.
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