La sostenibilidad se ha convertido en los últimos años en un departamento más de las grandes corporaciones para dar respuesta a la demanda de una sociedad cada día más comprometida con la lucha contra la emergencia climática.
La concienciación ciudadana está cambiando ante el avance de los efectos del cambio climático y las evidencias científicas que urgen a desarrollar un nuevo modelo productivo y económico más respetuoso con el planeta.
Marcos regulatorios como la Agenda 2030 nos recuerdan que la cuenta atrás está en marcha. Las nuevas generaciones y la tecnología amparada en la transformación digital que pisó el acelerador con la pandemia se erigen en aliados de primer orden para consolidar el profundo cambio estructural al que se enfrenta la sociedad.
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La implementación de la sostenibilidad no es homogénea por territorios ni por tipología de empresa -las pymes son, de nuevo, el eslabón más débil de la cadena-, pero los actores protagonistas coinciden en que el tiempo del postureo sostenible y el greenwashing ya pasó.
D+I habla con las empresas emergentes que están construyendo este nuevo concepto de la sostenibilidad para pulsar la escenario presente y cómo pueden afectar factores como la crisis producida por la guerra en Ucrania, la escasez de suministros y el encarecimiento de la energía.
El punto de inflexión hay que buscarlo en la legislación europea que eleva el grado de responsabilidad de la empresa en materia medioambiental y, en igual -o mayor incluso- proporción, en las exigencias en esta materia de inversores y consumidores finales.
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"Los inversores te van a pedir reportes de tu impacto medioambiental. Es ya una realidad si quieres acceder al capital, de ahí el interés de las corporates, más si cabe en esta coyuntura actual".
Así se pronuncia Fran Benedito, CEO y cofundador de ClimateTrade, una de las compañías de referencia que permite compensar la huella de carbono generada por grandes corporaciones a través blockchain con el objetivo de orientar su actividad económica hacia modelos bajos en carbono. Banco Sabadell y Banco Santander, Correos, Iberia, Acciona y Cabify son algunos de sus clientes.
El beneficio de proyectos tecnológicas como la suya no solo está encaminado a cumplir con la normativa vigente, sino que facilita a las corporaciones conocer con claridad dónde va su dinero y en qué proyectos se emplea.
"Lo importante es que las empresas, gracias a propuestas como la nuestra, saben dónde va su dinero en el cumplimiento de sus obligaciones medioambientales. Antes era difícil, ahora les aportamos transparencia", añade Benedito.
Un 2022 de freno en la inversión
Cabe recordar que la inversión está sufriendo un reajuste este 2022 que se ha dejado notar sobre todo en el segundo trimestre del año. Un estudio de Crunchbase deja entrever que la inversión en startups cayó drásticamente en febrero y que esta tendencia podría mantenerse todo el año.
El consumidor también reclama su espacio en esta refundación del concepto de sostenibilidad. Sabedor del poder que le confiere su decisión de compra, exige cada vez más conocer la trazabilidad de los productos que adquiere y la huella de carbono que generan.
Este movimiento se percibe con claridad en el sector de la alimentación, donde la innovación en el área foodtech está muy encaminada a la obtención de proteínas vegetales sustitutivas de los productos de origen animal.
De forma paralela, el cliente también demanda conocer en otro tipo de actividades económicas, desde la moda a la automoción, cuáles son los impactos ambientales que su actividad genera. El proceso avanza sin prisa, pero sin pausa.
El talento exige sostenibilidad
Por otra parte, el talento también ha puesto la sostenibilidad en el centro de la ecuación. En un momento en que las empresas de todo el mundo carecen de perfiles altamente cualificados para llevar a cabo sus proyectos tecnológicos y sus procesos internos de transformación digital, el compromiso 'verde' salta a los primeros puestos del listado de exigencias de estos codiciados profesionales.
"Las nuevas generaciones están exigiendo que las corporaciones se posicionen a nivel de responsabilidad social y medioambiental para atraer talento. Quieren identificarse con esos valores de la empresa", explica a D+I Diego Sanz, cofundador y CEO de Reforestum.
Reforestum es una plataforma forestal de próxima generación que permite a empresas e individuos contribuir a la neutralidad global de carbono mediante el apoyo a proyectos forestales y el desarrollo de sumideros de carbono locales.
La startup se ha asociado con la firma de moda española Balenciaga para compensar la huella de carbono de su comercio electrónico. A través de la plataforma española, Balenciaga patrocinará tres proyectos forestales en América del Sur, Asia y Europa. Este último será en Castilla y León, en concreto en Fresno del Río (Palencia), donde se reforestarán 32 hectáreas.
El impacto de la crisis
Llegados a este punto, ¿cuál va a ser la evolución del nuevo concepto de sostenibilidad en la empresa con las actuales incertidumbres económicas como telón de fondo? La respuesta no es sencilla, pero desde el sector insisten en que cualquier afectación -que la habrá- no supondrá un retorno al punto de partida.
"Esta crisis es la consecuencia de muchos factores, se podría haber tratado de otra manera, pero ya la tenemos aquí. Creo que, en este contexto, la sostenibilidad va a discurrir de forma paralela por otro camino a la crisis", asevera Benedito.
No obstante, no todas las empresas tienen las mismas herramientas para mantener su 'compromiso' con la sostenibilidad. La pyme, que está llegando más tarde que la gran corporate al proceso de transformación digital, continúa encontrando dificultades para sumarse a las ventajas de esta revolución tecnológica.
El cofundador de ClimateTrade insiste en que la pyme también tiene posibilidades para contribuir a la mejora de su sostenibilidad según sus posibilidades.
"Igual no dispone de recursos para compensar su huella de carbono, pero puede apostar por instalar placas solares, por ir renovando la flota de vehículos por modelos más nuevos y menos contaminantes, por eléctricos en su caso... siempre se puede ir dando pasitos en este sentido", soslaya.
Eliminar la huella personal
La compensación de la huella de carbono no es solo cosa de empresas. Cada día más, particulares comprometidos con el cambio climático reclaman fórmulas para compensar a título personal su impacto medioambiental.
La tecnología les brinda ya iniciativas como Forest Bank, un servicio de eliminación de la huella personal de carbono a coste cero que opera como un banco personal de árboles para sus clientes.
Propone al mismo tiempo una estrategia para reducir la huella de sus clientes y un plan para compensar todas las emisiones que no vayan a ser reducidas los próximos 40 años.
"No somos un producto financiero, no ofrecemos beneficios. Con la venta de los bonos de carbono nuestros usuarios recuperan su aportación inicial y multiplican el impacto de esta, porque el resto del dinero se reinvertirá en seguir reforestando. Todo a coste cero final. Es un modelo de negocio en el que la subida de los bonos sirve para plantar más árboles. Todos ganan, sobre todo el planeta", explican desde Forest Bank.
Sin embargo, en este tipo de iniciativas dirigidas a particulares la brecha generacional -y el poder adquisitivo vinculado a cada franja de edad- se deja notar. Son los perfiles más senior, por encima de los 30-35 años, lo que solicitan principalmente este tipo de servicios ambientales, según explican desde la startup.
La concienciación social existe en edades más tempranas, pero la capacidad adquisitiva de buena parte de estos potenciales clientes aún no les permite compensar su huella de carbono personal a través de esta disrupción.
"Lo que no se mide, no se mejora"
En cualquier caso, una nueva tecnología se está adentrando de forma transversal en la economía para contribuir a solventar la emergencia climática. El proceso de refundación del concepto de sostenibilidad es imparable.
"Lo que no se mide no se puede mejorar", asegura al respecto Pepe Peris, director general de Angels. La sociedad de inversión de Juan Roig bien conoce el potencial de esta disrupción sostenible. De hecho, una de sus últimas participadas, Dcycle, ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial que es capaz de medir y reducir la huella de carbono de las empresas.
Además de la plataforma, Dcycle cuenta con un marketplace que ofrece a sus clientes -moda, servicios, salud, etc- productos de terceros que les ayudan a reducir el impacto ambiental de las empresas.
"El equipo de Dcycle ha demostrado ser capaz de llevar, con su propuesta, la medición del impacto ambiental a cualquier pequeña y mediana empresa de forma fácil, atractiva y sostenible", insiste Pepe Peris.
La demanda de este tipo de servicios tecnológicos para compensar la huella de carbono de empresas y particulares no ha hecho más que comenzar y atisba en el futuro una férrea búsqueda de terrenos por todo el planeta para desarrollar los proyectos. Pero esa es otra -apasionante- historia.