La movilidad sostenible ya no es una opción para el futuro de nuestras ciudades y en el nuevo ordenamiento de los sistemas de transporte está jugando un papel destacado la startup española Wifly.
Ahora, tras consolidarse como una opción para el delivery y convertirse en la primera plataforma de suscripción a eBikes del sur de Europa, sale en busca del cliente particular y el modelo de negocio B2C, con ambiciosas aspiraciones en los próximos años.
Wifly, como empresa de impacto social, echó a andar hace dos años con el objetivo de ofrecer una solución de movilidad limpia, segura y para uso diario, y la mirada puesta en la creación de las ciudades del mañana, "que entendemos serán sostenibles, o no serán", afirma a +I el CEO y cofundador Jaime Sacristán.
"Soñamos con sustituir coches por bicicletas para crear ciudades sin atascos, sin humos y sin ruidos, donde los protagonistas sean los viandantes".
De esta forma, la startup se puso en marcha muy enfocada en el mercado particular o B2C, hasta que, hacia mediados de 2021, advirtió un crecimiento exponencial de la mano de múltiples operadores de logística de última milla y reparto, hecho que la convirtió en proveedora de sus flotas.
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En la actualidad, después de dos años de recorrido, si bien confirma su estrategia de trabajar con empresas y flotas de delivery, Wifly ha vuelto a poner el foco en el mercado particular o B2C, con un plan de expansión en varias ciudades de España, y con un modelo ligeramente diferente.
Este nuevo objetivo pasa por desarrollar una red de talleres para dar servicio a sus clientes de suscripción B2B y B2C, en reparación a e-bikes, motos y patinetes eléctricos de terceros, y para comercializar tanto suscripciones como venta de e-bikes, e-motos y patinetes eléctricos nuevos y de segunda mano con pago al contado y pago aplazado.
"Es decir, tenemos el objetivo de convertirnos en los expertos en motos eléctricas, eBikes y patinetes eléctricos de Europa, para poder eliminar las dudas de los usuarios que se incorporan a un mercado nuevo y muy desconocido".
Además, la startup ha comenzado a colaborar con la Administración central como partners de servicios y está trabajando en la apertura de puntos de recogida y entrega seguros de bicicletas, para automatizar y acelerar el proceso de entrega de bicicletas y reparaciones con sus clientes.
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A pesar de estar tan solo dos años en el mercado, la empresa impulsada por Jaime Sacristán, Marcos Benatar y Carlos Aguado ya cuenta en su haber con importantes logros. En diciembre de 2021 logró 480.000 euros en ronda seed y a principios de 2022 ha alcanzado la cifra de 1.200 bicicletas eléctricas en circulación.
Wifly cuenta con presencia en Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza. Además, es partner de última milla en compañías como Getir, Method o Papa John. Además, Wifly ha abierto una filial en Valencia para mercado B2C y acaba de entrar en la última convocatoria en fase growth de la aceleradora de Juan Roig, Lanzadera.
El tiempo ha confirmado que la idea de sus cofundadores era acertada. Como usuarios de bicicletas eléctricas, detectaron varias deficiencias habituales en la movilidad compartida.
"Si bien nosotros somos defensores del modelo de BikeSharing para cubrir necesidades de movilidad puntuales, nos percatamos de que, además de presentar limitaciones en términos de disponibilidad de flota y de calidad de la misma, tenía un hándicap muy importante en cuanto al precio. No era una opción económicamente viable si pretendías usarla como tu vehículo de movilidad personal a diario", incide el CEO.
Responsabilidad compartida con el usuario
De esta forma, Wifly ofrece una opción de movilidad total sin límite de uso, con una bicicleta siempre revisada y en perfecto estado, que permite al usuario gozar de todas las ventajas de la propiedad -la usas sin límite, la guardas en casa, la aparcas en cualquier sitio, te la llevas de viaje-, lo que democratiza el acceso a unos bienes con unos precios de venta muy elevados -evita el desembolso de 1.500 y 2.000 euros- y todo ello a través de un modelo de suscripción.
Por otro lado, "y aquí es donde creemos que la innovación es mayor", puntualiza Sacristán, "nuestro modelo resuelve el problema de la eficiencia operativa: Nos basamos en un modelo de responsabilidad compartida con el usuario, en el que si el usuario es responsable, todo queda cubierto"
"Además, nuestro modelo elimina costes operativos que no aportan valor al usuario, como el proceso de recarga de los vehículos, y los chequeos preventivos demasiado frecuentes. El usuario carga el vehículo y nos avisa cuando el vehículo tiene algún problema".
La empresa está compuesta por 13 empleados, y consta de dos delegaciones y tres oficinas.