Confusión, desconocimiento y crisis: los retos que las startups de materiales alternativos ven en la guerra contra el plástico
Oimo, Gloop, Dan*na y Prime Biopolymers son cuatro de las compañías que desarrollan productos alternativos al plástico en España. Aplauden el nuevo impuesto a este material pero advierten: "La ley llega tarde y no es clara".
8 enero, 2023 02:06El año nuevo ha traído cambios significativos en el precio de algunos productos básicos de la cesta diaria. Si este 2023 ha visitado ya el supermercado -seguro que sí- sabe de lo que le hablamos.
Por un lado, se ha aplicado la rebaja del IVA para frutas, verduras, pan... pero, por otra parte, han entrado en vigor impuestos como el que encarece el plástico, concretamente, 45 céntimos de euros por kilo de material no reciclado. El alcance de la medida, es, lógicamente, amplísimo en nuestro actual modelo económico.
Con esta nueva tasa al plástico, el Gobierno prevé ingresar cerca de 700 millones de euros, según está contemplado en la Ley de Residuos y Suelos Contaminados y el real decreto de Envases y Residuos de Envases.
Este marco normativo supone un punto de partida para transitar hacia una economía con menos presencia de plásticos y con mayor peso de materiales alternativos. Sin embargo, su activación ha llegado acompañada de múltiples dudas y confusión entre los actores protagonistas que deben acometer este profundo proceso de cambio en España.
No sólo la industria, sino también las startups que llevan años desarrollando materiales alternativos a este material derivado del petróleo, sostienen que la nueva legislación no es clara en los conceptos expuestos, lo que podría tener un efecto contraproducente en sus objetivos; aunque valoran que se trata de un primer paso y que acorta distancias con Europa en esta materia.
D+I pulsa la reacción de las compañías disruptoras que abanderan la construcción de esta nueva economía más sostenible y sensibilizada con la emergencia climática, y la opinión es generalizada: "Las medidas llegan tarde, generan confusión, y el desconocimiento y la crisis son hándicaps que habrá que superar".
"En un inicio el precio era la principal barrera de entrada, pero este año hemos conseguido reducirlos considerablemente y, con ello, aumentar el interés por parte del mercado. Cualquier alternativa siempre será más cara que el plástico y es necesario aceptarlo y entenderlo para evolucionar como sociedad".
Habla Marta Maneja, cofundadora y coCEO de Gloop, empresa de cubiertos comestibles acelerada por Lanzadera, que triunfa entre el público más joven por su manejo y dominio de las redes sociales.
"Por suerte, observamos que cada vez somos más conscientes y estamos más dispuestos a incrementar un poco el coste con tal de reducir nuestro impacto medioambiental", añade la emprendedora.
"Consideramos que las leyes que se están aprobando ahora llegan tarde y tendrían que haber entrado en vigor hace años. También es necesario ser estrictos en la implementación y seguimiento de las normativas a partir de ahora".
Y es que ahí reside una de las trabas más difíciles de sortear: la falta de información clara. "Estas medidas generan confusión y necesitan ser explicadas en profundidad para que tanto los fabricantes del sector del plástico como el resto de la sociedad asuman lo que se plantea", indica a D+I Analía Orts, Sales & Marketing Manager de Prime Biopolymers.
[Un plástico biodegradable que se convierte en abono, CO2 y agua al final de su vida útil]
Orts apunta a la necesidad de pisar el acelerador en estas cuestiones para recortar distancias respecto a nuestros socios europeos.
"Hay otros países de Europa que van mejor encaminados y los objetivos de la UE para 2030 son claros. España va por detrás. Probablemente, el problema sea la falta de una legislación clara y concreta, ya que actualmente tenemos diferentes normativas y no todas reman en la misma dirección. No hablo solamente de estatales, sino también de las autonómicas".
Hay otros países de Europa que van mejor encaminados y los objetivos de la UE para 2030 son claros; España va por detrás en el cambio
Esta compañía disruptora ha desarrollado un plástico biodegradable que se convierte en abono, CO2 y agua al final de su vida útil y aspira a evolucionar los bioplásticos para acelerar la transición hacia una economía sin plástico. O, mejor dicho, con una menor presencia de este material de origen fósil, porque su eliminación, al menos en la actualidad, es una quimera.
"Los plásticos seguirán existiendo. No se puede forzar una ley para que todo sea reutilizable porque la reutilización no se puede aplicar a todo. De la misma forma que están limitando ciertos productos para impulsar los reutilizables, se deberían también poder impulsar los materiales biodegradables", afirma Albert Marfà, CEO y cofundador de Oimo.
[Bioplásticos marinos degradables por sí mismos y personalizados según su uso final]
Para el sector del emprendimiento en este campo, las medidas adolecen de una mayor claridad. "Conociendo bien los materiales que hay en el mercado y los que están en desarrollo, podemos decir que la intención es buena pero la ejecución mala. Entiendo que actualmente haya confusión con los materiales alternativos, pero lo que ha hecho la normativa es anular los bioplásticos sin importar su compostabilidad, biodegradación y origen", argumenta el CEO de Oimo.
Experiencia y conocimientos sobre el sector para valorar la norma no le faltan. Su compañía da vida a biomateriales específicos preparados para utilizarse en maquinaria de intrusión e inyección de plástico tradicional. "Da la sensación de que no se ha querido hacer el esfuerzo de entender la diferencia entre cada una de esas características y el impacto que tiene cada una de ellas", especifica Marfà.
Esta situación puede derivar en un mayor desconocimiento por parte de industrias, empresas y consumidores, de forma que se corra el peligro de generar en la sociedad el efecto contrario al perseguido.
A este riesgo se suma el escenario de incertidumbre económica con que se ha estrenado 2023.
"La subida de tipos penalizará fuertemente la investigación y el desarrollo durante bastante tiempo; cuanto más caro es el valor del dinero, menos se invierte en riesgo. Las empresas que tienen una alta dependencia en la I+D sufrirán en los próximos tiempos o, directamente, desaparecerán", manifiesta Xavier Marín, fundador de Dan*na.
"Ya lo estamos viendo en las tecnológicas y, en breve, se extenderá a las biotech dedicadas a la salud, donde los resultados económicos llegan a muy largo plazo", corrobora.
[Bioplásticos con patente española para regenerar tejidos y fabricar sensores]
Dan*na se sitúa en la vanguardia de los proyectos de bioplásticos. Fundada en 2017, la empresa de bioingeniería se dedica al desarrollo de bioplásticos y biomateriales avanzados. Su tecnología, centrada en la química verde, la microelectrónica y la IA, les ha permitido desarrollar un nuevo bioplástico (PLH) patentado a nivel mundial.
"Los bajos márgenes del sector del plástico hacen inviable cualquier alternativa que no se ajuste a ellos. Han sido décadas de desarrollo tecnológico, desde el precursor de esta estrategia, John D. Rockefeller, buscando reducir estos márgenes de producción a cambio de volumen de mercado, para limitar la entrada de la competencia", ratifica Marín.
Los bajos márgenes del plástico hacen inviable cualquier alternativa que no se ajuste a ellos; el único modelo viable en un futuro cercano es el basado en la bioeconomía
No obstante, no todo está perdido. En la actualidad, se abre una puerta para el optimismo de la mano de estos primeros pasos que tanto desde la esfera pública como de la privada se están acometiendo.
"Estas medidas dan una respuesta parcial al problema del plástico. Entendemos que con el tiempo se irán ajustando a la realidad de este sector, que es muy transversal, y cuyo impacto en el medioambiente no solo lo producen las empresas, también su mal uso y su baja tasa de su reciclado".
"Ahora mismo estas medidas se focalizan sobre el sector productivo del plástico, culpándolo únicamente del problema, y olvidando que el mal uso del plástico por parte del consumidor es una de las principales causas del impacto negativo en el medioambiente. También es necesario que el reciclado del plástico sea más eficiente, por no decir existente", asevera el fundador de Dan*na.
"El único modelo viable en un futuro cercano es el basado en la bioeconomía. Pero transformar todo el modelo industrial actual es inviable a corto plazo sin la participación de todos los actores de nuestra sociedad, por no hablar de las altas inversiones económicas y en otros recursos necesarios si se quiere hacer viable en pocas décadas, como solicita el actual calendario de la UE", concluye.
El reto es mayúsculo y va a exigir un esfuerzo extra no sólo desde la Administración pública, sino también por parte de la ciudadanía y las empresas, potenciando la creación de un marco en el que compañías como Gloop, Oimo, Prime Biopolymers y Dan*na puedan escalar sus proyectos y abrirlos al conjunto de la sociedad.
Un 'Óscar' de la sostenibilidad para Notpla
La startup Notpla, cofundada por el español Rodrigo García, ha ganado con sus envases comestibles el beneplácito del estricto jurado del Premio Earthshot en su última edición. Se trata del galardón más prestigioso del mundo impulsado por la Corona británica, conocido como los Premios Óscar 'de la sostenibilidad'. Notpla ha sido la flamante ganadora de la edición de 2022 en la categoría "Vida libre de residuos" y es que sus envases comestibles están llevando a cabo una revolución en todo el mundo en la lucha contra el plástico. El premio otorga a Notpla una visibilidad a escala mundial y el posicionamiento de su proyecto en la vanguardia de las alternativas contra el uso de plástico.