Purificar el aire puede ser un objetivo muy loable en plena emergencia climática global, pero en la práctica, absorber y capturar grandes cantidades de dióxido de carbono no se ha demostrado una opción viable y efectiva, a pesar de que algunos proyectos tecnológicos -con mayor o menor acierto- ya están en ello.
Hace tiempo que la naturaleza no puede por sí misma limpiar la atmósfera de los llamados gases de efecto invernadero y, aunque la ciencia pisa el acelerador para encontrar fórmulas eficaces para absorber y capturar dióxido carbono, la cuenta atrás para paralizar los efectos irrevertibles de esta situación en el planeta ha comenzado.
El principal problema son los costes: para absorber estas emisiones contaminantes se precisa de una tecnología muy cara, aparatosa y por el momento, ineficiente, ya que requiere de grandes cantidades de energía e inversión.
Ante una problemática tan compleja y crítica para nuestra sociedad, un español podría abrir un nueva vía para atacar la captura del dióxido de carbono desde las propias fuentes que lo generan.
El emprendedor no es un recién llegado al sector, ya que Fernando Cervigón de la Morena, lleva años buscando formas de revertir el calentamiento global mediante la reforestación y el uso de tecnología.
Tras muchos viajes por el mundo y años analizando las opciones existentes en el campo de la absorción de carbono, Fernando decidió que la mejor forma de atajar la cuestión era el desarrollo de un bioreactor capaz de absorber CO₂ en la propia fuente de emisiones. Así nació la startup Absorved.
"En Absorved hemos desarrollado un fotobioreactor que permite la absorción mecánica de CO₂ utilizando algas. Este bioreactor nos permite absorber el CO₂ directamente de la atmósfera o de procesos industriales antes de que contaminen", relata el emprendedor.
Ese CO₂ capturado es utilizado para crear biocombustibles, lo que no solo ayuda a mitigar el cambio climático sino que también "proporciona una fuente de energía renovable y sostenible", explica Fernando Cervigón de la Morena.
Según detalla, el fotobioreactor es un sistema escalable y rentable, que puede ser instalado en cualquier lugar, desde una sede de oficinas hasta una fábrica o central eléctrica.
El proceso no entraña complejidad y así lo explica el emprendedor: "Las algas requieren solo luz, CO₂ y agua para crecer, y a medida que consumen el CO2, producen biomasa que puede ser recolectada y procesada para crear biocombustibles, biofertilizantes y otros productos derivados".
Pero, ¿cómo y dónde surgió la idea que propició este proyecto emprendedor? Los túneles de la M-30 de Madrid están detrás de la génesis de Absorved.
Ronda de inversión de 10 millones
Fernando se dio cuenta de la gran cantidad de contaminación que se acumula en estas infraestructuras debido a los millones de coches que circulan diariamente por los túneles subterráneos.
Estaba ante una fuente constante de CO₂, un gran embudo que producía carbono ininterrumpidamente. "Fue entonces cuando decidí enfocar mis esfuerzos en buscar soluciones yendo directamente al nacimiento, al punto donde se generan", añade.
Y es que, en palabras de Cervigón de la Morena: "conectando un sistema de captura en los ventiladores de estos túneles, se podría filtrar la contaminación diaria de millones de vehículos y evitar que grandes cantidades de carbono lleguen a la atmósfera".
La startup está en conversaciones con inversores internacionales para cerrar una ronda de inversión que superará los 10 millones de euros, según indica el impulsor, para escalar sus sistema y comenzar a comercializarlo.
Nuestro biorreactor filtra ese aire con las algas, que son los mejores secuestradores de C02; vamos a las fuentes de contaminación
"Tenemos una capacidad máxima de compensar el calentamiento global, pero solo plantando árboles no llegamos. Aquí es muy importante utilizar el ingenio de los seres humanos, la creatividad, para buscar opciones", argumenta a D+I el emprendedor.
"La absorción mecánica de CO2 es donde estamos poniendo el foco como startup de tecnología. Hay proyectos ya de ventiladores gigantes que filtran el aire y retener el CO2".
"Ese sistema, nos parecía algo ineficiente, y nosotros hemos desarrollado un bioreactor modular con la filosofía de que filtrar todo el aire de la atmósfera es muy costoso, por qué no vamos a las fuentes de concentración de CO2. Esto se me ocurrió en los túneles de la M30".
"Nuestro biorreactor filtra ese aire contaminado a través de las algas, que son los mejores secuestradores de CO2 y así depuras ese aire, en lugar de coger todo el aire de la atmósfera; nosotros vamos directamente a las fuentes de contaminación".
Pequeños 'secuestradores' de CO2
Para democratizar su tecnología, Absorved supo identificar un dispositivo presente en la mayoría de los hogares, los aparatos de aire acondicionado, como el emplazamiento idóneo para instalar su bioreactor modular y convertir cada casa en un pequeño 'secuestrador de CO2'.
"Solo en España hay millones de hogares que ya tienen un ventilador instalado en su casa. En Absorved hemos creado un bioreactor modular que se conecta directamente a la instalación de aire acondicionado de los hogares o empresas, permitiendo a las personas contribuir a la lucha contra el cambio climático de una manera eficiente y accesible, y pudiendo así generar biocombustibles en el proceso", argumenta.
Trees4Humanity: el origen
Cabe señalar que Absorved nace de una misión mucho anterior, la de Trees4Humanity, un proyecto de reforestación que ha desarrollado un sistema biodegradable que evita el uso de plásticos mientras ayuda a grupos de mujeres en riesgo de exclusión mediante su fabricación. Actualmente, han conseguido dar empleo a más de 1.500 mujeres en zonas rurales.
Con un solo objetivo, el de plantar cara a la emergencia climática, Fernando Cervigón y su iniciativa Trees4Humanity, ha sembrado ya más de dos millones de árboles y empleado a miles de mujeres en todo el mundo.
"Solamente en este nuevo año, vamos a plantar otros dos millones de árboles de especies nativas, y mi objetivo es plantar 100 millones de árboles en menos de 10 años. Si lo conseguimos, involucraríamos a cientos de miles de personas y llegaríamos a impactar en la vida de millones de personas en todo el mundo".
El reto al que se enfrenta el emprendedor es mayúsculo. Pero su propuesta disruptora global para dejar a las futuras generaciones un planeta mejor -y más sano- del actual no ha hecho más que comenzar.