Dicen que los emprendedores están hechos de otra pasta y, algo de razón debe de haber en esa aseveración. Resiliencia, altas dosis de ilusión y una pizca de locura -por qué no decirlo-, son imprescindibles para llevar a buen puerto lo que un día fue tan solo una idea.
Aunque, nada de esto sería posible sin un proyecto sólido y una hoja de ruta bien definida que conjugue la fortaleza y determinación con la capacidad de ser flexible ante los cambios y las incertidumbres -que siempre las hay en la larga travesía del emprendimiento-.
Pangea Aerospace es el claro ejemplo de que nunca hay que tirar la toalla si se está convencido del potencial y viabilidad de un proyecto. Adrià Argemí nunca lo hizo y en la actualidad, de la mano de su equipo, ha logrado un nuevo hito para la industria aeroespacial española que prolonga así una de sus etapas más prósperas.
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De hecho, su determinación ante el potencial de su nueva tecnología de propulsión le llevó a perseverar, incluso cuando gigantes como la NASA dieron por perdida la batalla. "Esta tecnología que nosotros hemos desarrollado fue estudiada en su día por la NASA y la desecharon. Decían que era casi un motor de orfebrería; muy costoso y complicado de desarrollar", relata a D+I el emprendedor y CEO de Pangea Aerospace.
Pero el proyecto que arrancó en 2018 ha demostrado que lo imposible, en ocasiones, se consigue. Y, aunque siempre es desable tener a la diosa Fortuna de nuestra parte, detrás de estos logros siempre hay ingentes cantidades de sacrificio y trabajo.
Primer hito: encender su motor 'verde' impreso en 3D
El motor de Pangea Aerospace, que recientemente alcanzó otro hito en esta industria aeroespacial al lograr encenderlo por primera vez en el mundo, tiene ante sí un nuevo desafío que, según confirma a D+I su CEO, podría convertirse en realidad en 2025 -un periodio relativamente corto teniendo en cuenta los plazos que se manejan en este sector-.
La startup española ha cerrado un acuerdo con la empresa Tehiru para venderle su motor ARCOS, de forma que la compañía que lo integre en su cohete y consiga poner en órbita el primer cohete en el mundo con tecnología avanzada de propulsión.
Y termoeléctricamente sostenible, porque reducir el impacto de esta industria en el planeta es otro de los puntos fuertes de la propuesta de Pangea.
Tehiru está trabajando en el desarrollo del lanzador con un sistema de aterrizaje eléctrico que permite aterrizar en cualquier superficie con una precisión milimétrica y puede soportar cargas útiles de hasta 550 kg.
Gracias a la disrupción de Pangea, se ha logrado reducir radicalmente los tiempos y costes de fabricación, energía dedicada a las operaciones y su impacto medioambiental.
De esta forma, el trabajo conjunto de ambas compañías de ahora en adelante tiene como objetivo de aquí a tan sólo dos años contribuir a que la puesta en órbita de los satélites sea más eficiente, menos contaminante y más económica para las compañías.
Menos combustible, más eficiencia
Y, ¿cómo lo consigue Pangea Aerospace? "El combustible que utiliza nuestro motor es biometano y se puede utilizar en varias ocasiones. Con disponer de granjas donde se realice el compostaje cerca de la pista de lanzamiento se contaría con el combustible sostenible necesario", explica Argemí.
Concretamente el sistema Aerospike de Pangea incrementa la eficiencia, al utilizar un 15% menos de combustible. Un cohete como el de Tehiru, que tiene como objetivo transportar 550 kilogramos al espacio, puede llegar a pesar unas 30 toneladas de las cuales 27 pueden ser combustible.
Un ahorro del 15% en combustible tiene un impacto crítico para las operaciones espaciales, explican desde Pangea. Adicionalmente, el motor utiliza biometano y oxígeno cómo combustibles, cuyas emisiones son principalmente vapor de agua, reduciendo así un 50% las emisiones de CO2 en comparación con los motores convencionales (queroseno).
Asimismo, este sistema se puede reutilizar hasta 10 veces y permite realizar la reentrada atmosférica sin encender el motor.
El 'Santo Grial' de la propulsión aeroespacial
"En la actualidad, cada vez se quieren lanzar más satélites y nuestro tipo de motor permite asumir el reto con un impacto medioambiental mucho menor que si se utilizan motores con queroseno", indica.
De hecho, Argemí confiesa que la tecnología sobre la que está basado su motor está considerado "el Santo Grial de la propulsión". Pero, no fue finalmente la NASA, quien lo llevó a cabo, sino una empresa española.
Otra característica identifica al motor de Pangea Aerospace: está fabricado con impresión 3D. "No es tan caro y nos da una gran ventaja competitiva, es decir, nos podemos adaptar a las necesidades de cada cliente".
Así, su fabricación reduce enormemente los tiempos, coste y energía dedicados en el proceso. Y, finalmente, permite transportar hasta un 30% más de carga útil, es decir, la mercancía que transporta.
Un sector más maduro, abierto a ser menos 'vertical'
Además, la propuesta de Pangea encaja con la madurez que está alcanzando la industria aeroespacial al especializarse solo en el diseño y producción de motores.
Así, según explican desde la compañía española, todas las industrias que buscan optimizarse fragmentan la cadena de valor para buscar economías de escala en cada eslabón. Gracias al acuerdo con Pangea, Tehiru podrá ahorrar hasta 50 millones de euros, aseguran las mismas fuentes, en capital que podrá dedicar a mejorar su operativa.
Por el momento, el foco está puesto en Tehiru y el ambicioso desafío de desarrollar de forma conjunta con Pangea este primer cohete termoeléctrico sostenible del mundo para 2025. Todo un reto donde España, a través de la startup, aspira a escribir su nombre en la historia. Perseverar no garantiza el éxito pero sin hacerlo, es imposible alcanzarlo.