La aventura del emprendimiento, en ocasiones -cada vez con más asiduidad afortunadamente en este país-, da en la tecla y pone en el mercado productos disruptores que no sólo son viables económicamente, sino que, además, mejoran la vida la gente.
Es lo que ha logrado la startup tudelana Bread Free. "Tenemos una solución única que puede cambiar la alimentación mundial, porque nuestra propuesta va más allá de los celiacos, queremos que el día de mañana todos los productos sean sin gluten, esto ahorraría mucho a las cadenas de producción y reduciría el impacto ambiental".
Muchos desconfiaron en sus inicios de que la empresa pudiera abrir un nuevo tiempo en el sector foodtech y ahora, cuando están a punto de invertir en una nueva fábrica para productir hasta 24 toneladas diarias de harina de trigo apta para celíacos, Bread Free responde a todos ellos a golpe de investigación y producto.
Para llegar a este punto tan apasionante del proyecto no hay recetas mágicas. Solo tesón, convencimiento y pasión por lo que uno hace y, quizá una pizca de suerte. Y es que no es fácil que se alineen todos los elementos para que una propuesta como la que defiende Bread Free vea la luz.
Todo comenzó en 2018. A una amiga de Daniel Gómez-Bravo (CEO) le diagnosticaron celiaquía y pronto se percató de que la calidad, sabor y textura de los productos que podía comer eran muy mejorables, además de tener que pagar un coste muy elevado por ellos.
Daniel comenzó entonces una ardua labor para investigar qué se podía hacer al respecto y en 2020 fundó Bread Free junto a amigos y familiares.
Echando la vista atrás, el CEO reconoce que en estos años han vivido todo tipo de anécdotas, pero destaca la desconfianza que recibieron en sus principios del mundo académico, unas dudas que han ido disipando con el tiempo a fuerza de ciencia, investigación y, por supuesto, resultados.
Reducir el contenido en gluten, la clave
"Catedráticos y expertos sin gluten que nos dijeron cuando creamos la empresa y buscábamos ayuda que lo mejor que podíamos hacer era cerrarla, otros decían que era imposible lograrlo, e incluso, hay algunos que hoy en día, teniendo pruebas tangibles y argumentadas siguen sin darnos la razón...", se lamenta Daniel Gómez-Bravo.
"También hay mucha gente que se piensa que hacemos trigo transgénico y no es el caso. Nosotros no modificamos el ADN del trigo y tampoco hacemos un almidón de trigo porque ya existe", matiza el CEO.
Entonces ¿en qué se basa su propuesta? La clave está en su proceso biotecnológico -a punto de ser patentado-. "Consiste en reducir el contenido en gluten por debajo de 10 partes por millón (ppm) -actualmente la ley autoriza a un producto sin gluten por debajo de 20ppm-. Nosotros cogemos una harina de trigo tradicional del supermercado y le reducimos el contenido en gluten manteniendo sus propiedades en cuanto a sabor y textura".
La elasticidad está a caballo entre una harina con gluten y otra sin gluten -"este es nuestro próximo reto", matiza- y el valor nutricional es muy parecido al de la harina tradicional. "Y no es un almidón porque nuestra harina posee proteína. Además, este proceso biotecnológico lo podemos aplicar a cebada y centeno, somos la primera empresa en el mundo en lograrlo y la patente se publicará en los próximos meses".
En este contexto, 2023 es un año clave para la compañía que, al mismo tiempo que pisa el acelerador, no para de recibir reconocimientos y premios del mundo emprendedor.
La planta industrial, para 2024
Sus principales objetivos a corto y medio plazo pasan por cerrar la ronda de inversión de 1,3 millones de euros y terminar su planta piloto para avanzar con los pilotos industriales y optimizar el proceso biotecnológico que aplican.
En cuanto a mercados, "todos los clientes industriales y personas que lo han probado están esperando que montemos nuestra planta industrial para 2024 -se prevé que puedan fabricar 24 toneladas de harina apta para celíacos al día-".
Bread Free está adentrándose en el mercado de Latinoamérica y ultimando un acuerdo con una multinacional para expandirse por ese continente lo más rápido posible
Este será un momento crucial para su posterior crecimiento ya que, "ahora mismo no tenemos capacidad suficiente para suministrar el producto a todos ellos. En este sentido no tenemos problemas de clientes porque el público lo demanda cada vez más y el mercado crece un 10% anualmente", recalca el CEO.
Por último, Bread Free está adentrándose en el mercado de Latinoamérica y ultimando una alianza con una multinacional "que no podemos decir para expandirnos lo más rápido posible en ese continente".
Nuestro mayor hito es conseguir cambiar la vida a las personas y descubrir algo que hasta ahora nadie había logrado. Además todo esto ha sido posible gracias a un equipo joven y "sin ayuda de empresas externas o capital privado".
"Ganamos el premio en el F4F a Healthy food y en el premio Emprende XXI de Caixabank entre más de 1.135 participantes. Por otro lado, nos han seleccionado para el Masschallenge en Suiza, y somos finalistas en los SouthSummit en la categoría tendencias de consumo y en los Eawards", reconoce con orgullo el CEO de Bread Free.
El equipo, su capital más valioso
En cualquier lugar, y más allá de su 'casi patetado' proceso biotecnológico, su equipo humano, compuesto por diez personas, es el capital más valioso que atesora la startup navarra.
La parte técnica está formada por cuatro biotecnólogas y doctoras; el departamento financiero está compuesto por una persona; el de Marketing por dos, el comercial por una persona y el directivo por dos. "También tenemos a un consejero que ha creido en nosotros desde el principio y era CEO de Purina".
"Además estamos buscando la incorporación de una doctora. Somos un equipo joven, pero con mucha capacidad para adaptarse a los diversos problemas que surgen en el día a día, nuestro lema es ¡Cómete el Mundo!". Y si no hay que preocuparse para hacerlo del gluten nunca más, mejor que mejor...