Hay historias en el emprendimiento español que merecen ser contadas, por inspiradoras y porque son la prueba fehaciente del talento que existe en este país, de su riqueza -y no sólo de la material, sino también de la humana- y del futuro prometedor que todavía está por llegar.
Cuando los impulsores de Louktar Robotics conocieron la lesión de su amigo Pablo, una mezcla de preocupación y rabia se instaló en su cabeza. Lo primero, era obvio. Un chico joven, deportista, que un día asiste a una competición de judo y se marcha con una discapacidad permanente que le obligaba a caminaba arrastrando un pie de por vida.
La segunda emoción tenía más que ver con qué podían ellos aportar para solucionar el problema de su amigo, injusto a todas luces. No podían quedarse de brazos cruzados porque, en la era de la tecnología y la digitalización, era difícilmente creíable que nadie hubiera desarrollado antes nadie un dispositivo como el que necesitaba Pablo.
Pero la innovación tiene estos matices. No es necesario recurrir a sofisticados y punteros desarrollos científico-tecnológicos para llevar la innovación al mercado. En ocasiones, la magia surge al encontrar tan sólo ese punto de vista, esa necesidad que antes muchos otros miraron, pero que no vieron.
Exactamente, ese es el logro que atesora el equipo de Louktar Robotics. Con los conocimientos de los fundadores consiguieron desarrollar un primer dispositivo para que el pie de Pablo se elevara tras tocar el suelo y, aunque en una versión rudimentaria, el invento funcionó y brindó una nueva oportunidad a su amigo para caminar, e incluso, correr.
Lo que no esperaba el equipo de la startup es que los médicos de Pablo, al constatar que aquel dispositivo era efectivo y que no ocasionaba ningún perjuicio a su dolencia, quisieron saber más de aquellos buenos amigos que habían volcado su tiempo y su saber en desarrollarlo y construirlo.
"Lo que nos hizo embarcarnos en esta aventura fue que los médicos nos dijeron que podía ayudar a muchas más personas en la misma situación. Nosotros habíamos visto el cambio que había dado Pablo y pensar que otras personas también podían mejorar su vida fue el motivo por el que apostamos por el proyecto".
"Lo que nos hizo embarcarnos en esta aventura fue que los médicos nos dijeron que podíamos ayudar a muchas más personas en la situación de Pablo"
Habla para DISRUPTORES - EL ESPAÑOL Sonia Aladro, CEO y cofundadora de Loutkar Robotics. Así fue como la startup vio la luz y embarcó a sus fundadores en un proyecto que ahora está más cerca de ser una realidad empresarial.
De hecho, haber sido seleccionados como una de las siete startups finalistas de los eAwards de la NTT DATA Foundation en España, donde concurrieron más de 600 proyectos, es una inyección de energía para sus fundadores.
Una solución sencilla, ligera y accesible
La necesidad que cubre LoutKar Robotics se encuentra dentro del mercado de la rehabilitación robótica y la exoesquelética enfocada a la movilidad.
Su tecnología democratiza el acceso a dispositivos médicos equipados con tecnología robótica, a través de soluciones accesibles y fáciles de usar, que permiten a las personas con discapacidad en los miembros inferiores volver a caminar, recuperar la independencia y mejorar su calidad de vida.
La dolencia del pie caído es una de las secuelas más habituales tras un ictus e iniciar su rehabilitación cuanto antes es primordial
"Nuestra tecnología se basa en soluciones biomecánicamente eficientes enfocadas a patologías relacionadas con la movilidad. De esto resultan dispositivos ligeros y portables, que pueden ser utilizados tanto por profesionales en clínicas para complementar las terapias de rehabilitación, como por las personas que lo necesiten en su vida diaria, igual que un bastón o una muleta", relata Aladro.
De esta forma, su propuesta se aleja de pesados dispositivos y sofisticados en su uso. De hecho, persigue democratizar esta tecnología y que llegue a la mayor cantidad de personas.
"En Asturias -comunidad autónoma natal de la startup- se contabilizan unos 4.000 ictus al año por millón de habitantes, es un cifra elevada. Entendimos que podíamos llegar a mucha gente", afirma la CEO de la compañía.
Y es que su dispositivo permite caminar, incluso correr, a las personas que sufren la dolencia del pie caído, una de las secuelas más habituales tras un accidente cerebrovascular, porque provoca que cuando van a tocar el suelo se eleve la punta del pie.
Activar la rehabilitación cuanto antes
No sólo ayuda a subsanar el problema una vez la medicina ya no puede aportar nuevas soluciones al paciente, sino que el dispositivo de Loutkar Robotics contribuye a acelerar la recuperación de la movilidad de las personas que sufren un ictus porque se puede aplicar desde el primer momento.
"Sentados, e incluso echados en la cama, nuestro dispostivo acelera la rehabilitación y que la persona pueda volver a caminar en mejores condiciones cuanto antes", indica la responsable de la compañía.
Loutkar Robotics está inmersa en la actualidad en la validación clínica de su tecnología y las diferentes regulaciones que exigen los dispositivos médicos y prevé que la llegada al mercado sea una realidad en unos 18 meses.
"El mayor valor que tenemos sin duda son las personas que se han sumado al proyecto. Empresas y particulares que de forma altruista aportan instalaciones, materiales y experiencia para conseguir que estos dispositivos lleguen a quienes los necesitan", indica la CEO.
Otro hito destacado ha sido el apoyo al proyecto de la Fundación ONCE, la colaboración con el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y las clínicas de neurorrehabilitación para probar los dispositivos.
"También hemos participado en dos aceleraciones empresariales, donde hemos aprendido a dar forma a la empresa. Y uno de los últimos logros ha sido quedar finalistas en los eAwards de la NTT DATA Foundation.
"Sólo presentar nuestra solución ante un jurado de expertos era ya un premio, sin hablar del espaldarazo que ha supuesto la repercusión por el prestigio que tienen estos galardones. Esto para una empresa como la nuestra, que está empezando y tiene medios muy limitados, es impagable", concluye Sonia Aladro.
Seguramente, lo que el equipo hizo por Pablo y por los muchos beneficiarios de su tecnología en un futuro tampoco tiene precio.