En el popular cuento de Alí Babá y los 40 ladrones, el héroe homónimo logra entrar en una cueva plagada de tesoros pronunciando tan sólo dos sencillas palabras: "Ábrete Sésamo". De la época medieval damos el salto al siglo XXI, donde esa cueva se ha convertido en una lucrativa industria del comercio electrónico en la que el moderno Alibaba busca reencarnar la gloria de su antepasado con otras dos sencillas pero admiradas palabras: "mercado chino".

Este gigante del retail es bien conocido por su plataforma Aliexpress (competencia directa de Amazon, líder destacado en Oriente) pero sus tentáculos abarcan un sinfín de nichos de actividad más: desde la oferta de servicios cloud para desarrolladores (rivalizando de nuevo con Amazon Web Services), pasando por AliPay, su plataforma de pago que ya se ha convertido en el estándar en el Gigante Asiático, hasta TMALL, su gran apuesta para apoyar la internacionalización de comercios y fabricantes europeos hacia el difícil pero lucrativo mercado asiático. No en vano, hemos de tener en cuenta que el e-commerce facturará en China unos 708.500 millones de dólares para 2021, frente a los 'escasos' 362.900 millones estimados en Europa, según Statista.

"Nuestra misión en cualquier caso es la misma: favorecer los negocios en todo el mundo"

"En cada país tenemos más o menos peso con cada una de estas divisiones. Por ejemplo, Aliexpress es más importante en España que en Italia, mientras que la parte cloud es más potente en Alemania que en Francia", explica Rodrigo Cipriani, director de la compañía para el sur de Europa, a INNOVADORES. "Nuestra misión en cualquier caso es la misma: favorecer los negocios en todo el mundo".

En nuestro país, Alibaba ya ha ayudado a 71 empresas a dar el salto al comercio chino de forma sencilla, pero también está contribuyendo a atraer gran parte del gasto de los turistas más acaudalados de ese país cuando nos visitan. "Para muchos de ellos, pagar con AliPay es lo más normal, el efectivo lo consideran muerto. Si tenemos en cuenta que tienen un límite en sus tarjetas cuando viajan al extranjero, poder pagar sus compras con nuestro servicio supone una gran ventaja, el vivo ejemplo del win-win para todas las partes", presume Cipriani, recordando el acuerdo que ya está vigente desde hace un mes con El Corte Inglés y BBVA, al mismo tiempo que adelanta próximas alianzas con otras cadenas para los meses que están por venir.

Cipriani confía a pies puntillas en la nueva filosofía de Alibaba para el retail, una suerte de esbozo de cómo será el comercio del futuro. "Habrá una creciente interrelación de la tienda física y la online. Por ejemplo, nosotros en China estamos construyendo establecimientos en las zonas rurales para que la gente sin conexión pueda no sólo comprar y recoger sus paquetes desde estos centros, sino también vender en nuestro marketplace los productos locales que produzcan", explica el ejecutivo.

De ahí a la inclusión de un sinfín de nuevas tecnologías, tanto en la experiencia de compra online como en la de toda la vida. Quizás lo más curioso sea la gigantesca máquina de vending para coches ("la clave no está tanto en el formato, sino en poder obtener financiación en apenas segundos en base a tu scoring dentro de AliPay"), pero no hemos de desdeñar los dispensadores automáticos de vinos o los 'espejos mágicos' que aúnan realidad aumentada y capacidades sociales ("para los chinos es algo fundamental, nosotros en Europa preferimos la inmediatez") para probar diferentes modelos y looks hasta dar con el deseado.

"El e-commerce en China representa hoy en día el 15% del comercio minorista. Nuestra intención es que llegue al 85%, y estoy seguro de que veremos una gran revolución en el retail", concluye Cipriani.

Un único modelo de comercio

"Ya no me interesa si compras online u offline: todos buscamos que el cliente final tenga la mejor experiencia y que los vendedores posean toda la información disponible para mejorar sus negocios", dice Rodrigo Cipriani.

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