Un cerdo tiene a su disposición un veterinario, un nutricionista, un electricista, un fontanero, etc. La cría del ganado porcino se sostiene por un grupo de especialistas que garantizan una alimentación equilibrada en nutrientes y planificada para que las excreciones del animal tengan menos presencia de fósforo y nitrógeno. También aplican medidas de prevención en sanidad y confort de los cerdos en la granja. 

Pero la adopción de nuevas tecnologías consigue la cuadratura del círculo en la moderna ganadería de la que el sector porcino nacional es la abanderada. La calidad y seguridad alimentaria de sus productos cárnicos se demanda ya en más de 130 mercados internacionales a los que exporta. 

El origen del éxito comienza a pie de explotación. Visitamos en exclusiva una de las últimas "granjas inteligentes" que ICPOR, una empresa integradora de porcino de capa blanca e ibérico, ha puesto en funcionamiento en Cuba de la Solana (Soria).

Entorno seguro e inodoro

A la vista, la granja de 2.685 cerdas madres y selección genética se mimetiza con el paisaje. "No promovemos macrogranjas. Limitamos el número de animales en nuestras explotaciones", afirma Julián Redondo, gerente de ICPOR. Las grandes granjas que aún existen -"y ninguna de ellas es nuestra", añade- son anteriores a la ley del año 2000 que limitó la densidad del ganado por granja. ICPOR construyó esta explotación, cuya inversión ronda los 6,3 millones de euros, a 1,7 km de la población más próxima cuando la normativa impone la distancia mínima de 1 km.

Lo primero que sorprende al acercarse es la ausencia del olor a purín, una sensación que permanece hasta el asombro cuando se visita el interior de sus instalaciones. El encargado adjunto de la granja, Paulo J. Rodríguez, señala a un avance tecnológico importante para que no huela. "Es el sistema de ventilación forzada de elevada eficiencia, que nos sirve para ahorrar energía como también para que los animales se encuentren más confortables, sobre todo en verano". Paulo cuenta que cuando los ventiladores funcionan en invierno lo hacen entre el 5 y el 20%. Su compromiso de sostenibilidad energética se basa en una caldera de biomasa 100% sostenible de 500 kW.

En cualquiera de las granjas de ICPOR, se aplica el plan voluntario de reducción del uso de antibióticos en el ganado. Se fundamenta en reforzar el empleo de vacunas, aditivos en alimentación y suprimir antibióticos de último recurso como la colistina. Pero hay más. "Es con las medidas exhaustivas de bioseguridad con las que evitamos el riesgo de que trasmitan enfermedades del exterior. Por eso disminuimos las visitas y las que entran, ven la granja desde fuera en una sala VIP a través de pantallas. Controlamos biométricamente el acceso mediante huella digital", explica Julián Redondo. Los afortunados visitantes, como el que da cuenta todo ello en este reportaje, se deben duchar antes y después de la visita, una rutina que incumbe a los 60 empleados de la granja, quienes deben certificar que no han estado en contacto con cerdos de otra granja o animales salvajes en un mínimo de dos días para poder entrar en la explotación de Cuba de la Solana.

Trazabilidad en un chip

Salen de esta granja unos 80.000 lechones al año. A cada uno de ellos y a su madre se le instala un chip, en el que se registra cada una de las fases de producción por las que pasan. Un aspecto clave es la alimentación, mediante el sistema Spotmix. La distribución del pienso es individual y controlada por ese chip. «Leyendo la información que ahí se registra, se puede saber qué ha comido el animal y cuál debe ser la ración de mañana”, comenta Paulo J. Rodríguez. 

Analizada la alimentación de cada cerdo, se reparte la composición de nutrientes y la frecuencia de la ración para que coma solo, gracias a un sistema automatizado de puertas en el comedero, que lee el chip de cada cerdo para permitirle o restringirle el paso. En el caso de que un animal rechace su ración diaria, el chip le delatará.

rnEl bienestar animal es otro de los pilares de la cría porcina de ICPOR. De hecho, la Unión Europea establece las exigencias más altas del mundo en esta materia. En la granja de Cuba de la Solana, el control de temperatura y humedad, y la disposición de espacios que favorecen el descanso y el confort de los animales en cada etapa productiva, garantizan un trato y cuidado muy respetuoso, debido también a las innovaciones descritas en nutrición animal, las medidas preventivas en sanidad y de bioseguridad. 

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