La energía generada a través del carbón irá perdiendo relevancia. Los derivados del petróleo como la gasolina o el diésel pasarán a ser utilizados de manera residual por sus emisiones contaminantes. Frente a la sacudida que se avecina en el sector energético, el gas toma posiciones como producto alternativo. Se reivindica sobre todo como energía complementaria a las tecnologías limpias, como la eólica o la solar, en el camino hacía el cumplimiento del compromiso adquirido globalmente de velar por la salud medioambiental planetaria.
Para dialogar sobre cómo dar forma a estos deseos de liderazgo, los representantes de mayor peso del sector se dieron cita en la última edición de Gastech, el principal encuentro mundial para los profesionales del gas y gas natural licuado (GNL), celebrado esta semana en Barcelona, y que transcurrió en paralelo al Global Power & Energy Exhibition (GPEX).
Ciertamente la transición energética ofrece la oportunidad al sector. Europa ya está inmersa en la descarbonización y la energía mixta será imprescindible para cumplir con los ambiciosos objetivos del COP21 (Conferencia de París, 2015). Sobre ello dialogaron los 350 ponentes y representantes de más de 90 países, entre los que se encontraban Enagas, Naturgy, Reganosa, Cepsa, Repsol y Técnicas Reunidas. Más de 30.000 profesionales visitaron Gastech.
Wood Mackenzie, consultora líder de la industria energética, aportó un balón de oxígeno al sector durante la presentación de Gastech 2019, al dar a conocer las previsiones para los próximos años. Según la consultora, EEUU se convertirá en el principal proveedor mundial de GNL en 2028 y será el mayor productor de gas natural en 2040. El aumento de la producción del gas de esquisto (de bajo coste), que ha pasado de representar más del 50% de la producción de gas de EEUU en 2014 al 65% actual, es el responsable de estas cifras. Después de haberse pronosticado una brecha entre oferta y demanda de GNL, esta previsión ha provocado el retorno al optimismo.
Digitalizar con liderazgo
La disrupción digital y la innovación, y el impacto que generan en la industria energética centró uno de los paneles del congreso, en el que participaron Babur Ozden, CEO de Maana; Rod Christie, presidente y CEO de Baker Hughes, de General Electric; Anton Martínez, jefe de transformación de Enagás; Jonathan Carpenter, de Head of Strategy; y Roel Van Dore, presidente para Europa de Emerson Automation Solutions.
El compromiso del líder es, para Ozden, esencial en este proceso. Tanto que incluso propone prescindir de los ejecutivos que no encajen en la transformación digital, una decisión drástica que comparte Van Doren, básicamente porque "se necesitan expertos en las nuevas herramientas digitales".
Frente a estas posiciones más extremas, Carpenter propuso "alianzas con startups especialistas, que asuman determinadas competencias y que que convivan en equilibrio con el management tradicional". Una afirmación a la que se sumó Christie, siempre y cuando el centro de atención lo siga ocupando el cliente, "porque con las nuevas tecnologías, él detecta el problema al mismo tiempo que nosotros y, por tanto, la rapidez de actuación será vital". Digitalizar sí, pero para «mejorar la toma de decisiones localmente y después aplicarlas a nivel global", aconsejó Ozden.
El fundador de Maana instó a observar las necesidades de los clientes más próximos al ámbito de actuación de la empresa, "porque sus soluciones nos permitirán activarlas a un nivel más amplio. Sin duda, hemos de mejorar las decisiones a nivel local porque será la estrategia que nos permitirá llegar a ser globales".
Para él y el resto de ponentes, la inteligencia artificial o el big data pueden ser de utilidad para las compañías siempre que estén en manos de expertos y acompañados por ejecutivos que posean la plena confianza de los líderes empresariales. Porque, como concluyó Ozden, "una óptima transición a la digitalización es también una cuestión de liderazgo".
"La digitalización afecta a todas las áreas de las empresas. Nos permite ser más eficientes, pero no hemos de incorporar todo lo que nos ofrece el nuevo sector por el simple hecho de ser disruptivo. Hay que estudiar qué tecnologías proporcionan valor añadido a la empresa y, entonces sí, proceder al cambio", afirmó Martínez, que relató la doble vía de Enagás en el camino hacía la transición digital.
"Hemos creado un nuevo entorno laboral que facilite esta transición, porqué la aplicación de la digitalización impacta directamente en la cultura de empresa. Tenemos que cambiar la manera de trabajar, pero también incorporar las tecnologías que creen valor añadido a la empresa, como las que redundan en una mayor eficiencia operativa, el acceso a la información en tiempo real, la flexibilización de los procesos automatizados o el desarrollo de plataformas IT que permitan crear nuevos productos y desarrollar nuevas líneas de negocio", afirmó Martínez.
Cuestiones pendientes
Los ponentes alertaron sobre cuestiones a las que el sector debe dar respuesta: los costes de la energía en los mercados emergentes, la seguridad de las infraestructuras, la interacción entre el gas y las energías renovables, la administración de las emisiones o la implicación de todos los eslabones de la cadena de valor.