La utilización de datos masivos o big data y la inteligencia artificial permiten triplicar la detección precoz de los casos de sepsis, una infección del organismo que puede provocar la muerte si no se trata con rapidez. Esta es una de las conclusiones preliminares del proyecto BISEPRO, cuya fase piloto se lleva a cabo en el Hospital Universitario Son Llátzer de Palma de Mallorca, y que se ha presentado hoy en Madrid.
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rnEste proyecto persigue identificar a tiempo la sepsis en los pacientes del hospital, ya que por cada hora de retraso en la correcta administración de antibióticos la supervivencia disminuye un 7,6 %. Hasta el momento han sido tratados los datos, de manera retrospectiva, de unas 60.000 personas que han pasado por el citado centro en los últimos cuatro años mediante el análisis de información clínica, analítica, farmacológica, microbiológica y de antecedentes personales.
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rnLos primeros resultados arrojan que, además de triplicar los casos precoces de sepsis, los falsos positivos han pasado de un 64 % a un 9 %, ha adelantado el doctor Marcio Borges, coordinador de la Unidad Multidisciplinar de Sepsis del citado hospital público, pionera en Europa.
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rnLa herramienta tecnológica, desarrollada por el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC), no solo realizará un análisis retrospectivo sino que también lo hará de manera prospectiva, a través de un modelo piloto que acaba de iniciarse, con el fin de dar una predicción más precisa.
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rnJulia Díaz, directora del área de Salud y Análisis de Energía Predictiva del IIC, ha explicado en la conferencia de prensa que la herramienta actualizará cada 15-30 minutos la evaluación de todos los pacientes que son atendidos en todos los departamentos del hospital. Cada vez que se detecte un posible caso de sepsis enviará al médico una alerta en forma de semáforo con luz roja, naranja o amarilla en función de la certeza, según establece el proyecto BISEPRO, que también cuenta con la colaboración de la empresa farmacéutica MSD.
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rnLa sepsis afecta cada año en España a 50.000 personas, de las que unas 17.000 mueren, según datos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).