La institución Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (Nasem) de EEUU ha celebrado un encuentro para prevenir el acoso sexual que sufren las mujeres que se dedican a las áreas STEM (por las siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). La reducción de la brecha de género en estas áreas es “alentadora”, pero está amenazado por la persistencia del acoso sexual y su impacto en las carreras de las mujeres.

Se necesita un cambio en educación y cultura para prevenir y responder eficazmente al acoso sexual, señalan desde esta institución. Un informe, que examina el acoso sexual a mujeres que trabajan en las áreas STEM, incide en que esta práctica produce “un daño significativo a la integridad de la investigación y una pérdida costosa de talento en estos campos académicos”.

Según las conclusiones de este informe, el acoso a menudo se da en entornos en los que existe falta de respeto y poca civilización, mientras que es menos probable que ocurra cuando “los sistemas y las estructuras de las organizaciones apoyan la diversidad, la inclusión y el respeto”.

Tipos de acoso

Así, en los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH) han abordado los resultados de este informe. Su director, Francis Collins, incide en que cada vez es más complicado reclutar mujeres porque el “ambiente a menudo es percibido como hostil”, algo que “no solo es completamente inapropiado, sino que también tiene serias consecuencias”, como el abandono de la ciencia.

El acoso sexual puede reducirse. Se puede detener, y sabemos cómo hacerlo. Pero necesita voluntad, incentivos y ánimo”, asegura en una jornada organizada por el NIH Tom Rudin, director de la junta directiva de Nasem sobre educación superior y personal.

En este sentido, Frazier Benya, investigadora de Nasem, subraya que en el informe elaborado por esta institución se definieron tres tipos de acoso sexual. El primero sería la coerción sexual, es decir: “Duerme conmigo o estás despedido”, aunque Benya señala que esta es la forma más rara.

El segundo sería recibir una atención sexual no deseada, que puede llegar a ser “tan extrema como el asalto”, alerta Benya. Y por último el llamado acoso de género. “Esta es la forma más común y puede incluir una conducta verbal y visible que desprecia, denigra y humilla a las personas, basándose en el género”.

El informe, que se ha dado a conocer con el hashtag #ScienceToo, insta a las instituciones a considerar el acoso sexual tan importante como la mala conducta de la investigación, en términos de su efecto sobre la integridad de la investigación. De hecho, apunta que los mecanismos legales actuales no son suficientes para reducir esta lacra, que puede provocar una pérdida de talento en estos sectores