Cerrar el complejo trazo de la economía circular no es tan fácil. Y uno de los principales retos a los que se enfrentan quienes apuestan por él es que la defensa de un mundo más verde y respetuoso con el medio ambiente no puede ser únicamente una cuestión de voluntarismo.

Los reguladores tienen que impulsar los cambios necesarios para que los ciudadanos y las empresas cuiden más del medio, pero, además, en el caso de las últimas, es urgente demostrar que la apuesta por la sostenibilidad puede ser también provechosa a nivel económico y de negocio. Y ese ha sido uno de los principales objetivos de la jornada Oportunidades para la empresa en la economía circular que ha organizado Redit, la red de institutos tecnológicos de la Comunidad Valenciana, dentro de la feria sectorial Ecofira, que se ha celebrado en Valencia.  

"Fabricar, usar y tirar es una línea que hay que romper", asegura María José Tomás, responsable de CDTI en la área de proyectos de economía circular. Y para eso, el ecodiseño se convierte en la primera gran necesidad: pensar en cómo adaptar fácilmente el producto de hoy a todas las vidas que tendrá mañana. Que lo que hoy es un yogur, mañana pueda ser una percha de Zara, tal y como explica que hace la compañía Acteco, especialista en la gestión de estos procesos.

Si se trabaja así, tal y como señala Joaquín Collado, responsable del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial, se puede reducir el impacto ambiental de un bien hasta en un 80%. Pero también puede suponer un importante ahorro económico. No sólo porque las materias primas sean limitadas, como es el caso de los combustibles fósiles y sus derivados omnipresentes como el plástico, sino porque aumenta nuestra dependencia de los terceros países que poseen esos recursos. 

rnY es urgente, porque en 2050, tal y como apuntó Andreu Campos, responsable de economía circular en Climate KIC, el plástico será el material que más emisiones de efecto invernadero cause. Son muchas las regulaciones que ya se están apresurando a atajar su uso. Sin embargo, tal y como apuntan desde Itene, el instituto responsable del embalaje, el transporte y la logística, queda pendiente todavía desarrollar la logística inversa para el reaprovechamiento y procesamiento adecuado de los envases de plástico o alternativos. De esta forma, la implementación de la industria 4.0 o el smart manufacturing serán claves para garantizar que se pueda romper el curso lineal del consumo.

rnUno de los sectores en los que más queda por hacer en este sentido es el de la moda. "El textil usa miles de litros de agua por hora, sobre todo en la tintura y los acabados de los tejidos", dijo Rosa López, responsable de proyectos internacionales de Aitex. No se trata solo de perseguir la eficiencia energética, sino también de encontrar tecnologías que no requieran un uso tan intensivo del agua, como el láser, por ejemplo, que han desarrollado para simular el lavado de los vaqueros. La utilización de los fluidos supercríticos también es una opción que  cada vez coge más fuerza y por la que ya apuestan empresas como Nike.

rn"Tenemos que aplicar un cambio de modelo en la gestión del consumo de agua en la empresa basado tanto en la reducción del consumo propio (la que gastamos para lavar o limpiar), como en su reciclado una vez haya sido usada, adaptándola a las distintas calidades que necesitemos", apuntó Francisco Bosch, responsable de tecnologías químicas en Aiju. Sin embargo, más allá de la implementación de la tecnología necesaria y de que exista una voluntad decidida en las corporaciones existe un lastre importante: el de la regulación

rnSi bien puede actuar como claro impulsor del cambio, a veces también puede ser un freno. Así lo expuso Isabel Sierra, portavoz de Ibérica de Suspensiones, que consume 1.600 litros de agua a la hora. "Queríamos reutilizarla para la limpieza de la empresa, por ejemplo", pero para hacerlo el nivel de controles, análisis y certificaciones  que hay que  realizar continuamente hace "que económicamente no sea viable»" ¿La solución de momento? Apostar por la prevención y la reducción del consumo.

El aprovechamiento de las sinergias entre empresas para compartir recursos como el agua, los residuos, la energía y los servicios es lo que se conoce como simbiosis industrial. Así,se reducen  el consumo de materias primas y los residuos generados.