El grupo de Nanodispositivos Inteligentes, expertos en micro y nanorrobots del Instituto de Bioingeniería de Catalunya (IBEC), ha conseguido crear robots híbridos en los que se ha combinado material sintético con tejido muscular vivo generado a partir de bioimpresión 3D.
Estos dispositivos robóticos blandos, creados con tejido biológico y de tamaño milimétrico, ofrecen muchas ventajas -en términos de movimiento y rendimiento- respecto a los sistemas actuales que utilizan únicamente materiales artificiales.
"La robótica con dispositivos blandos de inspiración biológica es una nueva disciplina que puede ayudarnos a superar las limitaciones de los sistemas robóticos convencionales, como por ejemplo la flexibilidad, la capacidad de reacción o la adaptabilidad", ha explicado el profesor del IBEC Samuel Sánchez.
"Estamos explorando el potencial de la bioimpresión 3D para fabricar versiones mejoradas e híbridas que contengan tejido muscular real, aprovechando su rapidez, la capacidad de diseño, de forma y la posibilidad de personalizar los materiales con los que se puede imprimir, así como la escalabilidad", ha añadido Sánchez.
Según el investigador, "este trabajo servirá para obtener en el futuro robots híbridos fabricados con tejido biológico real y muchas características imposibles de obtener con la robótica clásica rígida".
Tania Patiño, investigadora posdoctoral en el IBEC y primera autora del artículo publicado en la revista Advanced Materials Technologies, ha señalado: "Hemos visto que estos biorrobots son funcionales y sensibles y que las fuerzas que generan pueden modularse en función de las diferentes necesidades".
Los investigadores esperan que tras el éxito de la bioimpresión 3D como método rápido y rentable para fabricar biorrobots puedan avanzar en estudios básicos de tejido muscular, en campos como el de la robótica blanda, o se pueda utilizar como plataforma de testeo de fármacos para entender cómo afectan a las contracciones del músculo, lo que podría ser muy interesante para la industria farmacéutica.
"Hemos demostrado que esta integración de sistemas biológicos en dispositivos robóticos les proporciona capacidades adquiridas de los sistemas naturales y que podemos entrenarlos como un músculo real para ajustar su rendimiento según las necesidades", ha añadido Rafael Mestre, estudiante de doctorado con una beca La Caixa-Severo Ochoa en el IBEC y co-primer autor del artículo