Hay enfermedades raras que, desgraciadamente, son muy comunes en nuestra sociedad. Una de ellas es la fibrosis quística, que solo en España la padecen alrededor de 2.500 personas, según datos de la Federación Española de Fibrosis Quística. Esta dolencia hereditaria se caracteriza por afectar a las zonas del cuerpo que producen secreciones y por las infecciones e inflamaciones que provoca en zonas del pulmón, hígado, páncreas y sistema reproductor.
El método de diagnóstico habitual para la fibrosis quística consiste en un análisis del sudor, que, en los pacientes afectados por la enfermedad, es más salado de lo normal.
Para facilitar esta tarea, un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un nuevo dispositivo inteligente, basado en una batería de papel de ocho centímetros de largo por cuatro de ancho.
A modo de parche para la piel, el dispositivo incluye batería y sensor al mismo tiempo, capaz de generar más o menos potencia según la conductividad del líquido con el que se moja. Así pues, cuando entra en contacto con un líquido, esta especie de tirita activa la reacción electroquímica de los electrodos. Si el líquido analizado es más conductor (más salado), el dispositivo genera más potencia; si es menos conductor (menos salado), genera menos.
“Este parche, que no depende de ninguna fuente de alimentación externa, sería muy fácil de usar y tendría un coste muy bajo, lo que permitiría realizar la medida sin instrumentos médicos externos, normalmente caros, haciéndolo accesible a un mayor número de hospitales y centros de salud”, explica el investigador del CSIC Juan Pablo Esquivel, que trabaja en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona.
Tras comprobar la efectividad del procedimiento, los científicos desarrollaron el circuito electrónico, que debía trabajar con la misma potencia producida por la batería, para discriminar ese valor de potencia, comparar si estaba por encima o por debajo de un valor umbral determinado y convertirlo en algo que se pudiera leer a simple vista. Este circuito tenía que ser muy simple, con el mínimo número de componentes, para que eventualmente pudiera ser totalmente impreso utilizando la tecnología de electrónica impresa.
Finalmente, dieron con el diseño definitivo del dispositivo, que consiste en un transistor, dos diodos, dos resistencias y, para mostrar el resultado, dos pantallas electrocrómicas (si el resultado es negativo, se enciende una de ellas y, si es positivo para fibrosis quística, se encienden las dos).
Neus Sabaté, profesora ICREA e investigadora principal del proyecto afirma que "este trabajo demuestra la capacidad de crear nuevos dispositivos de diagnóstico autoalimentados mediante la combinación del potencial que ofrecen las tecnologías de electrónica impresa, la microfluídica y las fuentes de energía electroquímica integradas en sustratos de papel. De hecho, ya estamos explorando la viabilidad de este dispositivo para otras aplicaciones como el análisis del sudor en deportistas o el nivel de salinidad del agua de riego”.
El trabajo, publicado en la revista Microsystems & Nanoengineering. se enmarca dentro del proyecto ERC Consolidator Grant SUPERCELL, el cual tiene como objetivo desarrollar pilas de combustible y baterías de papel para diseñar una nueva generación de dispositivos de diagnóstico in vitro autoalimentados. Estas fuentes de energía ecológicas y de un solo uso permitirán alimentar dispositivos portátiles desechables de diagnóstico, como pruebas de embarazo y glucómetros.
El CSIC ya ha creado una spin-off (Fuelium, S.L.) con el fin de que los investigadores, junto a socios del ámbito científico e industrial, puedan comercializar esta solución.