Mark Frequin no es uno de esos políticos al uso que aplican el rotulador de trazo grueso para -a grandes males grandes remedios- prometer soluciones maximalistas a problemas apocalípticos. Frequin sorprende sugiriendo insospechadas actuaciones concretas para resultados específicos: "Tenemos muchos camiones en nuestras carreteras [europeas], lo que intentamos experimentar es lo que llamamos ‘sintonización’. Si se siguen entre sí, a la misma distancia y con la misma velocidad, formando un ‘tren de camiones’ en la carretera, se consigue hasta un 50% de reducción del CO2 que emiten", explica a INNOVADORES.
Ante la mirada de estupor del periodista, continua su argumentación con una sonrisa: "No se puede conseguir mucho si se actúa por separado, pero si establecemos acuerdos europeos habrá una sensible reducción". Frequin es el máximo responsable en el Gobierno holandés de movilidad y transporte, director general de un área con "problemas como los atascos, la sostenibilidad, la reducción de emisión de gases de efecto invernadero y las cuestiones de seguridad". Asuntos para los que declara que su equipo es "muy activo en el campo de la innovación, buscando nuevas soluciones en cooperación entre sector público y privado".
Ese es el motivo que lo lleva al festival TechChill en Riga. Debatir las oportunidades y desafíos "para startups" en la "movilidad inteligente". Ideas, quizás, como las caravanas de camiones sincronizados para conseguir un efecto similar al de las carreras ciclistas: los corredores que van en pelotón consumen menos energías que los escapados o los descolgados.
"Lo mismo ocurrirá con los coches futuros", añade. "Imagínese los semáforos. Si estuvieran conectados con el coche, sería posible que, al llegar a un cruce, el semáforo en rojo cambie a verde. Para eso tal vez haya que reducir la marcha, si otro coche viene de la otra dirección, para llegar al cruce a tiempo. Eso también tiende a reducir hasta un 50% de las emisiones. Ahora vas hacia el semáforo, pisas el freno y luego tienes que arrancar otra vez. El siguiente paso, cuando las infraestructuras y los coches hablen entre sí, es que no harán falta semáforos", afirma.
Pero eso no puede funcionar con conductores humanos, claro… "Lo que queremos, es que el coche tenga más control, con inteligencia", replica. "Seguirá habiendo personas en el coche, con el volante, pero con los pasos que intentamos dar habrá menos accidentes si el coche tiene el control. Los seres humanos son la parte más peligrosa de los automóviles". También estima que un sistema de aparcamientos que permita reservarlo antes de entrar al centro de una ciudad "reduciría el tráfico un 25%".
Evolución al coche eléctrico
"De momento el coche eléctrico es el mejor paso adelante. Evolucionar de los combustibles fósiles a la electricidad es parte de nuestro plan. El de toda Europa... Pero queda mucho camino", señala Frequin, que admite que primero haría falta establecer alguna fábrica de baterías en el continente.
"Primero vamos a experimentar con los camiones de reparto. La distribución de verduras de un supermercado puede suponer 40 o 50 kilómetros diarios. Es apropiado para aplicar soluciones eléctricas. Si se necesitan baterías muy grandes, poder fabricarlas va a tomar tiempo. Hay que empezar y luego seguir avanzando".
Sin embargo, en la tendencia a prohibir, sí se suma a la corriente general: "Tengo confianza en que la tecnología desarrollará más soluciones, pero creo que ayudará si a nivel europeo no se permite que los coches utilicen combustibles fósiles. Las regulaciones pueden ayudar a la innovación. Hay que dejar claro que no permitir ciertas cosas impulsa la innovación".
Esperando al coche volador
"Nadie puede decir cómo será el futuro dentro de 20 años", dice Frequin. "Si pensamos en cómo la tecnología cambia: hace 100 sólo teníamos caballos en las ciudades, hoy estoy esperando a ver el volador… pero nadie lo ha enseñado".