No han sido buenos tiempos para el sector gráfico. Esta actividad, muy atomizada y protagonizada por micropymes, ha sufrido violentamente la embestida de la crisis económica y de la transformación digital. Con una facturación de 14.000 millones de euros, se ha propuesto levantar cabeza. Le está ayudando el repunte, desde 2016, de la impresión de packaging y etiquetas. Pero no es suficiente. La industria gráfica necesita innovación. La industria gráfica quiere innovación.
La prueba de este interés se respira estos días en Graphispag, el Salón Internacional de la Industria Gráfica y la Comunicación Visual, que se celebra en Barcelona. Unos 200 expositores directos y 380 marcas representadas están demostrado que el sector ha virado el foco hacia el diseño, la personalización y la digitalización.
El objetivo es superar al papel. Utilizar cualquier soporte para la comunicación gráfica y visual de forma customizada. Afortunadamente, muchas son las tecnologías que están posibilitando esta nueva visión. ¿Por ejemplo? Tintas especiales capaces de imprimir materiales tanto rígidos como flexibles dotándolos de nuevas funcionalidades.
O la electrónica impresa, una de las grandes promesas del sector. Se trata de componentes electrónicos, módulos y aplicaciones total o parcialmente fabricados utilizando procesos de impresión convencional como el offset, la flexografía, el huecograbado, el inkjet o la serigrafía. Ejemplo de ello es el papel con luz de la firma alemana Inuru para iluminar envases o libros, que se expone en esta edición de Graphispag.
Más cercano es el proyecto demostrativo que el centro tecnológico catalán ha presentado en la feria. Se trata de un teclado con pistas conductoras y LEDs, que ha sido fabricado mediante el novedoso método de soldadura fotónica, que permite soldar componentes electrónicos con tan solo un golpe de luz enérgico. Esto limita el impacto de la soldadura al elemento sobre el que se trabaja, por lo que permite actuar sobre materiales como el papel e incorporar elementos gráficos sin afectarlos, señalan desde Graphispag. El teclado puede vincularse a todo tipo de dispositivos electrónicos, como tablets o smartphones y, por ejemplo, controlar listas de reproducción.
La industria gráfica como experiencia
Las artes gráficas tienen las cualidades necesarias para evocar las sensaciones más profundas en el usuario. Por ejemplo, Adaequo y Epson han enseñado una réplica de Zoltar, el mago cibernético que le concedía a Tom Hanks el deseo de volver a ser un niño en la película ‘Big', en la que se combina la impresión 3D y la impresión de etiquetas con una Epson ColorWorks C7500 que puede imprimir hasta 18 metros por minuto en forma de deseos.
Otro proyecto 'made in Spain' es B-SEArcular, impulsado por Epson (Global Partner de Graphispag), SEAQUAL y LCI Barcelona. Se trata de una iniciativa de recogida de materiales contaminantes que fondean en la costa de Barcelona. Tras la selección de los plásticos reutilizables, se iniciará un proceso de reciclado para el diseño y la impresión textil. Un trabajo que demuestra el potencial de la economía circular como sistema para limpiar el Mediterráneo de residuos marinos y crear nuevos productos de calidad con los deshechos.
B-SEArcular cuenta con la tecnología de SEAQUAL para crear hilos de poliéster del plástico para reintroducir este material desechado en el mercado, el diseño de los estudiantes de LCI Barcelona para crear sus colecciones de moda, y la innovación de Epson para estampar todo tipo de creaciones sobre la ropa con técnicas de sublimación de tintas, más sostenibles que los sistemas de estampación más habituales.