El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, no quiso comprometer ninguna partida para el programa de futuro caza europeo al que España se ha incorporado porque todavía no hay presupuesto, pero afirmó que, si su Gobierno sigue, habrá más fondos para investigación y desarrollo (I+D).
Duque, que visitó el Salón Aeronáutico de Le Bourget, al norte de París, justificó que no se haya comunicado ninguna cifra de compromiso de gasto para el desarrollo de aquí a 2021 de ese programa de avión de combate -que debe entrar en servicio en 2040- porque por ahora "no sabemos qué presupuestos tendremos".
"Pero sí que está claro -añadió- que si seguimos en el Gobierno, los presupuestos de investigación y desarrollo del Gobierno de España se tienen que incrementar".
Y agregó que con un nuevo margen presupuestario "tendremos muy en cuenta este proyecto" para el que este lunes se formalizó la entrada de España con la firma en Le Bourget de la ministra de Defensa, Margarita Robles, junto a sus homólogas de los dos países que lo lanzaron, Francia y Alemania.
El titular de Ciencia, Tecnología y Universidad no quiso especular con una eventual aportación (París y Berlín han anunciado una primera de 65 millones de euros para determinar la arquitectura y concepto de ese caza) e hizo notar que sobre eso España ayer no suscribió "ningún compromiso".
"Lo lógico y razonable es esperar a que se produzca un debate de presupuestos antes de comprometer el dinero, es lo normal", indicó antes de afirmar que "hay tiempo".
"Haremos lo posible por introducir cuanta más contribución podamos dentro del área de desarrollo y capacitación previa de empresas y después en el proyecto de innovación", concluyó.
El Gobierno español ha manifestado su voluntad de tener un tercio de la participación, en igualdad de condiciones con Francia y Alemania, en la fase de desarrollo de este avión de combate, en el que están implicados Airbus y Dassault, y que debería sustituir los actuales Eurofighter y Rafale.
Antes de la fabricación propiamente dicha, el programa supondrá en conjunto en torno a unos 8.000 millones de euros de inversión de aquí a 2030.
En el pabellón español que estuvo recorriendo el ministro, abanderadas por la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), hay 35 empresas en esta 53 edición de la feria de Le Bourget, un número muy superior a la precedente, que se celebró en 2017.
El presidente de TEDAE, Jaime de Rábago, hizo hincapié en que más allá de la importancia de haber logrado entrar en el programa del futuro avión europeo de combate, ahora "tenemos un enorme trabajo por delante" porque "en esta primera fase nos jugamos el futuro en el programa" para la industria española.
En declaraciones a Efe, Rábago explicó que introducir a diferentes empresas españolas desde la I+D hay que "jugar bien las cartas" y eso se hace "mostrando que somos un país serio", lo que pasa por demostrar que "cumple sus compromisos".
Sobre la ambición de tener un tercio del programa, afirmó que "nuestras empresas están preparadas para asumir responsabilidades a esos niveles".
Para poner en perspectiva el reto que se plantea, recordó que el Eurofighter ha dejado en España un 14 % de su huella industrial, con unos 22.000 empleos, entre los directos, indirectos e inducidos.
Rábago puso como ejemplo el caso de la empresa de sistemas de propulsión aeronáuticos ITP, que se creó para responder al Eurofighter, pero que después ha conseguido desarrollarse fuera de ese avión de caza y ahora la aeronáutica civil representa un 80 % de su negocio.
La industria aeroespacial y de defensa española representa una facturación global de 11.180 millones de euros, y la I+D supone un 11 % de esa cantidad.
En términos económicos, pesa un 0,9 % del producto interior bruto (PIB) y 56.400 empleos que ofrecen una productividad que multiplica por 3,3 la media nacional.