En los últimos meses, ante el resugir de la emergencia climática en la agenda pública, se han sucedido muchas voces que apelaban a que la única forma de frenar el desastre medioambiental que se avecina es frenar el ritmo de crecimiento económico. Dejar de consumir tanto para usar menos recursos y permitir 'respirar' a nuestro planeta. Mismo argumento se ha utilizado para defender un frenazo en seco en el desarrollo de los robots y la inteligencia artificial, al menos hasta que se solvente el debate ético y su impacto sobre el sistema de financiación de la Seguridad Social.
Con todo ese ruido como telón de fondo, el tejido empresarial busca posicionarse con un mensaje más conciliador: es posible seguir creciendo y hacerlo de forma sostenible. Al menos así lo creen las principales compañías del Ibex 35 español, representados en la jornada Radar SERES organizada en el día de hoy en Madrid.
Por ejemplo, Carlos Torres -máximo responsable del BBVA- admite que "hay grandes retos en lo que tiene que ver con las economías de red, la robotización o el cambio climático" pero defiende la actuación de su banco en estas materias. "Hemos planteado el objetivo de movilizar 100.000 millones de euros entre 2018 y 2025 para iniciativas de sostenibilidad y Medio Ambiente, aunque seguramente tengamos que actualizarlo porque estamos teniendo una gran demanda y sobrepasando con claridad esa cantidad", explica el directivo. "Creemos en integrar la responsabilidad social corporativa en el propio negocio, no como un área aparte de la empresa. Porque esto no va solo de hacer lo correcto: es negocio".
En esta misma línea se pronuncia Josu jon Imaz, el CEO de la petrolera Repsol: "La sostenibilidad tiene que ganar dinero, sino no es sostenible". Para este ejecutivo vasco, una de sus tareas más complicadas en el día a día es "rendir cuentas a los accionistas cada trimestre al mismo tiempo que buscas generar valor a largo plazo". Es en esa visión de futuro en la que cobra protagonismo esa responsabilidad corporativa, que en su caso se materializa en "una reducción de emisiones en nuestras plantas de gas, en buscar nuevas formas de movilidad de última milla, en reducir el consumo energético de nuestras plantas y entrando en el negocio de la generación eléctrica con renovables".
Algo más genérico fue el presidente de la filial española de Telefónica, Emilio Gayo. Durante su intervención en este foro, Gayo apeló a los compromisos de la casa con la sostenibilidad medioambiental (conseguida, entre otras fórmulas, gracias al "cierre de muchos centros de datos") y a la necesidad de incorporar el debate tecnológico en la conversación. "Al igual que se pone el foco en los retos del cambio climático, hay que hacerlo en los efectos de la explosión de datos", dijo el ejecutivo del operador.
Mucho más centrado en la influencia social que las empresas tienen en nuestro mundo fue el discurso de Juan Pedro Moreno, presidente de Accenture España. "No podemos delegar en los gobiernos todas las acciones en sostenibilidad y asuntos sociales", dijo Moreno, quien habló en concreto de la inclusión de colectivos desfavorecidos en un nuevo tejido productivo de base digital: "La revolución tecnológica ha repartido otra vez las cartas de juego. Eso está generando enormes oportunidades pero también espacios de vulnerabilidad", como son en el caso español "el retraso de la transformación del sistema educativo" para esta era o "la falta de capacidad para absorber todo el talento y creatividad" que existe en nuestro país. ¿Su propuesta estrella para incetntivar la RSC? Que las empresas que sean más sostenibles paguen menos impuestos.