Investigadores y expertos en tecnologías de España y Portugal se han conjurado para abordar el futuro del almacenamiento de baterías, considerado clave para dejar atrás el uso de combustibles fósiles, e impulsar juntos el papel de la Unión Europea en el sector.
Desde baterías para coches eléctricos a dispositivos que hagan funcionar elementos de nanotecnología, las baterías se perfilan como elemento clave del futuro de la energía y el reto es que la Unión Europea (UE) sea "un actor principal" en ese mercado, según explica el Programa de Cooperación Interreg V A España-Portugal (POCTEP).
POCTEP ha cofinanciado el cónclave en el que esta cuestión, que abre un "mercado multimillonario llamado a crecer rápidamente en el futuro cercano", se ha debatido recientemente, y que deja interesantes conclusiones.
Reunidos en el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL), situado en la ciudad portuguesa de Braga (norte), especialistas, investigadores y empresarios han abordado durante dos días las posibilidades que ofrecen las baterías.
"Es un área importante teniendo en cuenta la cuestión de los combustibles fósiles, en términos de encontrar energías alternativas a los combustibles fósiles", expone a Efe Paulo Ferreira, director del Departamento de Microscopía Electrónica del INL y uno de los organizadores de la conferencia Mission 10000: Batteries.
El desarrollo del almacenamiento de las baterías, aspecto en el que "Europa ha estado atrás, comparada particularmente con Asia", puede cambiar la vida de los ciudadanos antes de lo que piensa, y contribuir a proteger el medio ambiente, una cuestión de creciente preocupación en la sociedad.
La reunión de Braga, además, coincidió con el anuncio del Nobel de Química, atribuido este año al alemán John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino por el desarrollo de la batería de iones de litio, algo que animaba aún más a los asistentes por impulsar esta tecnología.
El reto es grande, puesto que "en Europa la cuestión ha sido más a nivel de industria" y "en términos de investigación" y ahora se pretende "catapultar esa parte industrial y hacer la relación con la parte científica".
El tiempo apremia, pues según cálculos de Ferreira las baterías podrían sustituir a los combustibles fósiles muy rápido, y conseguir en 2025 una "transferencia" en el caso de los automóviles, por ejemplo, que serían en su mayoría eléctricos.
Un escenario muy relevante, dado que afectaría a un sector en el que trabajan cerca de "50 millones de personas" en Europa, subraya.
También se acercan otras aplicaciones para las baterías en el internet de las cosas, como en sensores en edificios, donde se usarían "baterías diferentes" ya que "no necesitan tanta potencia" como los vehículos, y en la nanotecnología.
"Ya existen grupos en Portugal y España trabajando en estas áreas, pero estas personas trabajaban de forma muy individual y lo que se discutía en la conferencia era crear un organismo que pudiese aglutinar a estar personas y así tener plusvalías", agrega.
La integración es apenas una de las conclusiones de la cita, que también ha destacado la diversidad de las baterías del futuro para responder a diferentes necesidades, así como la idea de crear algún tipo de asociación para impulsar un abordaje estratégico.