Ni el coronavirus ni la paranoia que esta enfermedad genera han podido con el Advanced Factories, una de las ferias de referencia en nuestro país para el sector industrial, y que ha congregado a más de 17.000 profesionales y 350 expositores en la Capital Condal.
Cifra además, la de asistentes nos referimos, que supera con creces las estimaciones iniciales de los organizadores. Y es que el engranaje de este evento parece hecho a prueba de incidencias externas, quién sabe si por la confluencia de algunas de las tendencias que han marcado esta edición, desde la inteligencia artificial, el 5G o la ciberseguridad en estos entornos tan críticos.
Sorprende hablar de esta clase de tecnologías, puramente digitales, en un congreso de marcado carácter fabril, en el que siguen predominando los proveedores de automatización industrial, con sus brazos robóticos como captores de todas las miradas de los curiosos.
Tampoco faltaron novedades en aspectos tan fundamentales como olvidadizos, desde nuevas técnicas para la seguridad de los operarios hasta puertas automáticas para zonas de acceso restringido en las plantas. O las últimas apuestas en fabricación aditiva, especialmente en su democratización por medio de modelos como servicio que trata precisamente de imponer HP.
Y sin embargo la clave estaba en lo digital... no en vano, la colisión del mundo IT (tecnologías de la información) y el OT (tecnologías de operaciones) es una realidad palpable que resultaba difícil de vislumbrar hace apenas un lustro.
Así se entiende que fabricantes tradicionales en estas arenas, como Siemens, hayan puesto sobre la mesa estrategias completas en materia de gemelo digital, inteligencia artificial o mantenimiento preventivo. O que Eurecat, uno de los centros tecnológicos más destacados de España en el terreno industrial, esté comandando el despegue de esa impresión 3D o de la robótica colaborativa. Con permiso, eso sí, de su propuesta más futurista dada a conocer en Advanced Factories: la plastrónica, una técnica de nuevo cuño con la que producir mandos hápticos que permiten una respuesta interactiva, botonería invisible y piezas plásticas con sensores integrados.
Avances que nos llevan hacia el corazón de este concepto de Industria 4.0: hacer que las fábricas no solo conozcan a sus proveedores de bienes físicos, sino que comiencen a relacionarse con otro factor productivo más: el dato. Fábricas de datos, donde las decisiones en tiempo real se toman en base a analítica avanzada, donde se buscan ahorros de costes imposibles por medio de algoritmia y en las que la mejora de la eficiencia viene dada por la inteligencia artificial, tal y como se pudo ver en un panel de AF2020 con Gradiant, Ibermática Industria o Phenobyte como protagonistas.
Un entorno plenamente digital que hace que las plantas ya no estén aisladas del universo exterior como antaño. En el momento que la maquinaria se conecta a internet, se abren numerosas oportunidades, pero también se exponen las vulnerabilidades en materia de ciberseguridad en equipos que llevan años de retraso en su securización respecto a las tecnologías IT.
Al respecto, Samuel Linares, managing director de Global Industry X.0 en Accenture, explica que "la ciberseguridad industrial es un pilar clave en la resiliencia del proceso industrial y contribuye a mejorar los resultados de negocio. Toda industria debe avanzar en el camino de la resiliencia y la ciberseguridad para crear confianza, la nueva moneda de cambio, en sus ecosistemas, interno y externo".
Finalmente, en este momento de cambio -trascendental y bajo la promesa de un crecimiento exponencial- resulta esencial cuidar el capital humano de las plantas. "El futuro no me preocupa mientras el ser humano siga siendo la pieza central del proceso. Llevar la Industria 4.0 a la práctica depende de las personas y cómo las tratamos", ha explicado al respecto Henrik von Scheel, creador precisamente de ese concepto tan manido ya (amén de asesor de 19 gobiernos de todo el mundo en estas lides).
Ironías de la vida, ese mismo talento que ha de guiarnos por la senda de la cuarta revolución fabril también está en tela de juicio ante el auge de la automatización -y la consabida pérdida de empleos en el sector, que McKinsey cifra en nada menos que 800 millones de personas en el globo para el año 2030-. Sin duda, el equilibrio entre los nuevos roles de base digital y los operarios sustituidos por la tecnología es frágil y requerirá de una atención especial en los próximos cursos. «Tenemos el gran reto de conseguir que el talento y la tecnología evolucionen juntos», dijo al respecto Sergio Alcaraz, director de Nuevos Modelos de Nissan, durante su intervención en el evento.