Nuevos datos del satélite Sentinel-5P de Copernicus, el programa de observación de la Tierra liderado por la Comisión Europea en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), muestran un descenso en la contaminación del aire, específicamente las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2). La disminución de este contaminante, uno de las principales sustancias nocivas que expulsan los vehículos (especialmente los diésel), se aprecia sobre todo coincidiendo con el bloqueo nacional decretado para impedir la propagación del coronavirus.
Así, los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno han disminuido una media del 64% en las principales ciudades españolas tras las medidas decretadas para la lucha contra el COVID-19: donde más han bajado ha sido en Barcelona, con un 83%; en Madrid, la reducción ha sido de un 73%, y en Valencia de un 64%, según los datos de un estudio desarrollado por investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) del Centro de Tecnologías Físicas, que han comparando datos de dos periodos: del 10 al 14 de marzo, por un lado, y del 15 al 20, por otro.
El mismo afecto se ha observado en grandes zonas urbanas de China con satélites de la NASA y es muy probable que ocurra en otras ciudades europeas donde se han adoptado medidas parecidas, como en las ciudades del norte de Italia, aunque en la concentración y dispersión de los contaminantes influyen mucho las condiciones meteorológicas, como la lluvia y el viento.
Elena Sánchez-García, investigadora del grupo Land and Atmosphere Remote Sensing (LARS-UPV) del Centro de Tecnologías Físicas de la UPV, subraya que tal y como se ha comprobado en el caso de Wuhan (China) o el norte de Italia, “nuestro estudio constata cómo las medidas de confinamiento y reducción de actividad económica se han traducido en una clara disminución de la contaminación atmosférica en todo el país”.
Además de Valencia, Madrid y Barcelona, el estudio recoge datos también de otras siete ciudades: en Bilbao la contaminación, comparando uno y otro periodo, ha bajado un 66%; en Gijón, un 65%; en Málaga, un 55%; en Zaragoza, un 52%; y en Sevilla, un 36%.
En la Comunidad Valenciana, donde más se han reducido los niveles de dióxido de nitrógeno ha sido en Castellón, con un 76% -de las ciudades analizadas, es la segunda con mayor descenso de la contaminación, solo por detrás de Barcelona; y en Alicante, la reducción se cifra en un 68%. Aunque la variabilidad atmosférica (vientos y precipitación) puede afectar los números calculados para cada ciudad, el efecto de la actual situación de confinamiento es dominante.
Efectos en el norte de Italia
En este caso, los datos se han obtenido con Tropomi, un instrumento del satélite que cartografía una gran cantidad de contaminantes del aire a escala mundial. Con su información se han podido ver las fluctuaciones en las emisiones de NO2 en Europa entre el 1 de enero y el 11 de marzo de 2020. Empleando un promedio móvil de 10 días se ha realizado una animación para ver su evolución.
Claus Zehner, responsable de la misión Sentinel-5P de Copernicus para la ESA, incide: “La disminución de las emisiones de dióxido de nitrógeno sobre el valle del Po, en el norte de Italia, es especialmente llamativa”. “Aunque podría haber ligeras variaciones en los datos debido a la capa de nubes y el tiempo cambiante –añade–, estamos seguros de que la reducción en las emisiones que puede observarse coincide con las medidas de contención de Italia, que han provocado una reducción del tráfico y las actividades industriales”.
Por su parte, Josef Aschbacher, director de Programas de Observación de la Tierra de la ESA, destaca: “Tropomi es el instrumento más preciso en la actualidad para medir la contaminación del aire desde el espacio. Estas mediciones, disponibles en todo el mundo gracias a la política de acceso libre y abierto a los datos, proporcionan información crucial para los ciudadanos y los responsables de la toma de decisiones”.
La enfermedad del coronavirus (COVID-19), cuyos casos registrados a escala mundial ya ascienden a más de 160.000, ha sido declarada recientemente pandemia por la Organización Mundial de la Salud. En Italia, su número aumentó drásticamente desde que a mediados de febrero llegó al hospital el primer paciente infectado. Hoy es el país con más personas afectadas después de China.
Entre muchas otras aplicaciones, los satélites permiten visualizar desde el espacio algunos efectos colaterales de estas medidas. Sentinel-5P o Precursor es el primer satélite de la misión Copernicus dedicado a vigilar nuestra atmósfera. Su intrumento Tropomi es capaz de cartografiar numerosos gases traza, como dióxido de nitrógeno, ozono, formaldehído, dióxido de azufre, metano, monóxido de carbono y aerosoles, que afectan al aire que respiramos y, por tanto, a nuestra salud y el medio ambiente.