Investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA) y del Instituto de Investigación e Innovación Biomédica de Cádiz (INIBICA) han iniciado un estudio para diseñar y desarollar un test rápido de COVID-19 con nanosensores que se podría acoplar a teléfonos móviles. Se trata de un estudio que pretende conseguir una prueba que permita detectar el virus, pero también los anticuerpos que las defensas producen para actuar contra él e identificar moléculas terapéuticas que bloquean la unión del virus con su receptor.
En un comunicado, los investigadores de la UCA, coordinados por el catedrático de Inmunología Francisco García Cózar, explican que el test propuesto pretende ser muy rápido, no obstante, y para que esta rapidez sea aún mayor, están trabajando de forma paralela en un modelo que está basado en nanosensores y que pueda ser utilizado por cualquier persona desde casa, señala el investigador de la UCA y miembro del equipo de científicos que trabaja en este proyecto, Daniel Ortega.
Esta prueba seguirá el mismo principio que el primero, pero la diferencia radicará en el uso de un nanosensor que podrá acoplarse a cualquier teléfono móvil para la lectura del resultado y el correspondiente envío de los datos a las autoridades sanitarias pertinentes.
Esto permitirá, ante una futura epidemia, disminuir la presión sobre los servicios hospitalarios y tener una información a tiempo real del número de infectados reales.
En este caso, el nanosensor es fruto de la colaboración con el grupo del investigador Daniel Ortega, incorporado recientemente a la Universidad de Cádiz y que desarrolla su labor en el departamento de Física de la Materia Condensada.
Detectar anticuerpos
La Universidad de Cádiz ha explicado que cuando un virus infecta una célula es porque tiene una proteína en su superficie que actúa como llave para, a través de receptores de la célula (la cerradura), entrar en ella y multiplicarse dentro.
El SARS-Cov-2 o COVID-19 utiliza la misma cerradura que el SARS-Cov, un virus que provocó el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SRAS, de las siglas en inglés: Severe Acute Respiratory Syndrome) en China en el año 2003, con la importante diferencia de que el nuevo coronavirus se une a su receptor con 20 veces más fuerza, razón que explica en parte su mayor nivel de contagio.
Así, detectar anticuerpos es de utilidad, no solo para saber quién ha estado ya en contacto con el virus, quién está fuera de peligro, y para conocer el número real de infectados que está teniendo la epidemia, sino también para descubrir qué personas pueden tener buenos anticuerpos en su suero. Esto permitirá “usar sueros donados por esas personas para tratar a enfermos muy graves e identificar también el ADN que codifica para ellos con el fin de fabricar esos anticuerpos en el laboratorio y convertirlos en fármacos”, subtaya García Cózar.
Los anticuerpos detectados, y que pueden ayudar en la lucha contra el coronavirus, están presentes en los pacientes que han superado la enfermedad, pero también en las personas que ni siquiera han estado enfermas (asintomáticos) o han tenido una enfermedad muy leve. “Estas personas podrían tener los anticuerpos que mejor destruyan el virus o que mejor bloqueen el contacto con su receptor, por eso ni siquiera se han puesto enfermos”, apunta el investigador García Cózar.
“No todos fabricamos anticuerpos igual de buenos para una determinada infección, por eso es interesante identificar aquellos individuos que han fabricado anticuerpos que se unen muy fuertemente al virus y, sobre todo, aquellos que bloquean la unión del virus con su receptor, porque bloquearían la llave del virus para abrir la cerradura de la célula”. Esa es, además, una de las ventajas del sistema de detección diseñado por este grupo de científicos.
Este grupo de investigadores lleva años trabajando en el desarrollo de receptores “quiméricos”, que en vez de destruir lo reconocido, disminuya esa destrucción, por lo que apuntan que van “a trabajar también en adaptar los receptores contra el virus a una función dual, que permita cambiar de un modo de destrucción de células infectadas a un modo de inhibición, en los casos en que el sistema inmune resulte excesivo”.
Esta investigación está coordinada por el catedrático de Inmunología Francisco García Cózar, del departamento de Biomedicina, Biotecnología y Salud Pública de la UCA. Este proyecto se podrá llevar a cabo gracias a una financiación de 100.000 euros del Instituto de Salud Carlos III, concedida a la Fundación para la Gestión de la Investigación Biomédica de Cádiz, donde se integra el INIBICA