Si hay una marca que representa la automoción española por excelencia, esa es SEAT. La mítica enseña, fundada en 1950 por el régimen franquista, democratizó los vehículos en nuestras carreteras, al mismo tiempo que tejió un nutrido y pujante tejido industrial alrededor de su planta en Martorell. Su integración, en 1986, al grupo germano Volkswagen supuso el fin de su carácter nacional, pero no de su importancia productiva en Barcelona.

Así se entiende que, cuando en 1998 este fabricante quiso modernizar las herramientas digitales con que operaba en sus líneas de producción, lo hiciera de la mano de un equipo interno de trabajo en la Capital Condal. El objetivo principal era interconectar en tiempo real los distintos proveedores de cada una de las piezas que componen un vehículo y secuenciarlas para que llegaran a las instalaciones en el momento y en el orden correcto.

De ese pequeño software a medida a una herramienta extendida en todo el ecosistema de partners del grupo Volkswagen, ayudado incluso por el manido 'efecto 2000' y el salto adelante que trajo aparejado en estas lides. Bajo la batuta del coloso alemán, este equipo español se integró en la unidad TIC de la empresa -GEDAS-, vendida en 2007 a la consultora T-Systems. Ese fue el renacer de este grupo de ingenieros a medio caballo entre la tecnología y la técnica, entre el mundo IT y el OT, bajo la denominación que hoy ostenta: GIMM.

"Al principio nos vieron que teníamos un buen producto, que operábamos en todo el mundo, pero que no era una referencia con un gran volumen ni un gran tamaño. Facturábamos solo dos millones al año", explica Manuel Gutiérrez, Head of Automotive y Manufacturing Industries en T-Systems. "Eso nos permitió seguir trabajando como una startup, desarrollando el producto, la estrategia y la expansión a nuestro ritmo".

En el primero de los polos, GIMM ha ido construyendo una aproximación "que en esencia es un ERP para el sector automoción, pero especializado en las necesidades de esta industria y conociendo de extremo a extremo su operativa. Al final se trata de un problema de logística entre dos universos, con paquetes de datos pero que no dejan de ser paquetes".

Hablamos de módulos que cubren el procesamiento de la planta (un MES al uso), la secuenciación y la gestión de stocks. Se usan en 80 plantas, con 500 líneas de producción, en 26 países de todo el mundo, especialmente Europa, EEUU, Brasil, México, China o Sudáfrica. "Estamos en las plantas de la mano de los proveedores, como Gestamp o Grupo Antolín", detalla el directivo de la casa, que emplea a 55 de los 90 profesionales de esta unidad en nuestro país. "Podríamos haber hecho como SAP y licenciar nuestro producto, ofrecer certificaciones y dejar que otros se ocuparan de su implementación. Pero queríamos controlar el proceso, tener el núcleo del desarrollo del producto en nuestro centro de competencia de Barcelona".

Su tecnología hace tiempo que dejó el abrigo exclusivo de SEAT o Volkswagen y es usada también por otros de los principales fabricantes mundiales, como PSA (propietaria de Citroën o Peugeot), Jaguar Land Rover o la flamante y controvertida Tesla. "La primera vez que fuimos a la fábrica de Fremont nos pareció más una planta aeroespacial que una de motor. Había mucha gente que parecía saber más de TIC que del funcionamiento de una industria, no sabían el ABC de lo básico de una fábrica", reconoce Manuel Gutiérrez. "De la mano de proveedores externos fueron adquiriendo ese conocimiento tan necesario en los procesos de producción".

Un ‘expertise’ que ostenta GIMM y que ahora pretenden poner al servicio de otros sectores -como precisamente el aeroespacial- o de producción continua, como el farmacéutico o el químico, a partir de 2021.

SEGUIR INNOVANDO

 GIMM sigue incorporando innovaciones, como la realidad aumentada para operarios de planta, el gemelo digital para simular la operativa de la línea de producción o el blockchain para ofrecer más confianza y monetizar el mercado de piezas en el sector