Jack Dorsey, cofundador de Twitter y actual CEO de la compañía acaba de llegar a un acuerdo para integrar en su plataforma fintech Square a la española Verse. Entre todos los elementos que rodean esta operación hay uno especialmente relevante: con la adquisición de Verse, una startup con vocación de red social según explicaba a INNOVADORES su CEO, Bernardo Hernández, el pasado mes de julio, Jack Dorsey está comprando también una licencia bancaria para operar en la Unión Europea, expedida por el Banco Central de Lituania, «el país europeo con la legislación bancaria de fintech más desarrollada».
Poseer una licencia de tales características significa ser «una plataforma para gestionar los pagos del día a día de manera más eficiente que mandar transferencias con los 20 dígitos de un banco, o tener que dar efectivo», según explicó Hernández, con el propósito de «integrar funcionalidades de una red social y facilitar los pagos de una forma tan sencilla como mandar un 'whatsapp'».
Se trata de una combinación de actividades típicas de una red de contacto con opciones bancarias, como tener una cuenta que funciona como un depósito, disponer de una tarjeta de débito para ejecutar pagos y sacar dinero en efectivo y hacer transferencias, incluidos pequeños pagos. Todo ello con los controles legales establecidos por la autoridad del Banco de España. La gran diferencia respecto a un banco es que la fintech Verse no puede disponer en ningún modo del dinero de sus clientes, ni para hacer préstamos o concesión de hipotecas, ni ninguno de los negocios propios de la banca.
Bernardo Hernández ha demostrado con la venta de Verse que su olfato para los negocios de la era digital sigue fino. Participó en el lanzamiento de Tuenti hasta su adquisición por Telefónica y desde 2010 ha estado presente de una u otra forma en compañías como Google, Yahoo, Flickr, Idealista, Fever o Glovo.
Con medio millón de usuarios, Verese habilita transacciones medias de 18 euros. Pero no es un banco. "Tenemos licencia de entidad de pago para gestionar un dinero que está en lo que se llama ‘cuentas salvaguarda’. Ni puede estar remunerado ni se puede tocar para hacer negocio. Es como si fuera una caja fuerte. Nos aseguramos de que hay una contabilidad detallada de quién da dinero a quién. El usuario lo que ve es que mete dinero, lo puede mover y que tiene una tarjeta de débito [Visa] para sacarlo en cualquier cajero y pagar en comercios", comentó a Innovadores Bernardo Hernández.