La historia de Innitius es una prueba de que la innovación es trasversal. La startup española ha saltado de la ingeniería civil a la salud con una misma tecnología. Su sensor para controlar el comportamiento de los puentes está a punto de utilizarse como sonda intravaginal para evitar falsos positivos a la hora de determinar si una mujer está de parto prematuro.
Todo se remonta a 2007, cuando el ingeniero civil Guillermo Rus, de la Universidad de Granada, patentó un nuevo sistema de sensores capaz de medir con una sensibilidad "extremadamente alta" los cambios en las propiedades mecánicas de las infraestructuras. En 2012, el destino quiso que su camino se cruzase con el de la ginecóloga Francisca Molina, que estudiaba la consistencia del tejido del cuello del útero en el momento del parto. ¿Por qué no aplicar esa tecnología civil para aportar fiabilidad médica? Durante seis años, el grupo de investigación andaluz desarrolló con éxito un sistema muy prometedor. En 2018 se creó Innitius para sacar al mercado un producto sanitario que está a punto de ver la luz.
"No siempre que la mujer tiene contracciones antes de tiempo y dolor significa que esté de parto", explica el CEO de la startup, Rubén Molina, a INNOVADORES. "A veces es que el cuerpo se está acostumbrando". El problema es que el ginecólogo tampoco tiene una certeza fiable. La única opción de saberlo es con un test de proteínas en las segregaciones vaginales.
"Aunque ofrece un resultado negativo claro, la tasa de falsos positivos es altísima", comenta Molina. "El 85% de las mujeres hospitalizadas con síntomas de parto prematuro son falsas alarmas". Una hospitalización que, además de los costes sanitarios, implica una medicación prescindible para la madre.
La tecnología de Innitius elimina estos falsos positivos a través de dos patentes. La primera corresponde al hardware que es, ni más ni menos, que una sonda intravaginal inspirada en la de construcción civil. "Se introduce por la vagina y sus sensores tocan el cuello del útero para cuantificar lo blando que es el tejido", explica. Para ello emplean ondas de torsión y una potencia "mil veces inferior al ultrasonido convencional".
En lugar de ofrecer una imagen, como hacen las ecografías, registra una variable que se envía a su software, la segunda de sus patentes. Sus algoritmos son capaces de discernir el significado de la vibración registrada por los sensores. «Puede indicar muchas cosas, pero nuestra patente nos permite obtener el valor de consistencia de la vibración».
Después, su red de inteligencia artificial compara esa información con su base de datos de riesgo de parto prematuro para conocer en tiempo real si es una falsa alarma, evitando la medicación y la hospitalización de la mujer. "Tras el ensayo clínico, solicitaremos esta tercera patente".
La empresa ya ha completa la primera validación en embarazadas de alto riesgo y está a punto de obtener el producto comercial, con el que podrá iniciar sus dos ensayos clínicos. El primero se centrará en 200 pacientes de España y su objetivo será verificar la calidad de sus algoritmos. La segunda fase se ampliará a 300 mujeres más de nuestro país, EEUU y Polonia. "Esperamos lanzarlo al mercado en 2022".
A pesar de su juventud como empresa, Innitius ya ha levantado 200.000 euros de dinero público, en concreto, del programa europeo Instrumento Pyme, de EITHealth y del Gobierno vasco (de hecho, su sede ahora está en el Parque Tecnológico de Bizkaia). Además de los 800.000 euros de fondos privados, entre los que se encuentra la Fundación Botín. Ahora se encuentra en medio de una ronda de inversión de 1,1 millón de euros.
Cerca de la paciente
La línea de negocio de Innitius es vender su tecnología a los fabricantes de los ecógrafos para "sacar el diagnóstico de los hospitales de referencia" y llevarlos a los centros de salud, acercándolos a la paciente. De las cuatro marcas de referencia, una ya ha firmado una carta de interés.