Dentro del ciclo “Tendencias I+D+i 2020” de la Universidad Carlos III, el foro “Plataformas ‘as a service’ y Desintermediación” ha analizado la transformación de los modelos de negocio que están provocando tecnologías como la inteligencia artificial, el big data o la hiperconectividad. La commoditización se extiende ya a todos los ámbitos de la realidad y borra la distinción entre bienes y servicios y la intermediación con clientes y proveedores la asumen aquellos actores que aportan más valor, según puso de manifiesto en la introducción el director de INNOVADORES y moderador del encuentro, Eugenio Mallol.
En referencia al ámbito universitario, el investigador del Grupo de Ingeniería de Organización de la UC3M Alfonso Durán sostiene que “la educación tradicional, presencial, tiene sus carencias” y eso ha forzado al ecosistema a transformarse, aunque “quizás precipitadamente”. En su opinión, la formación del futuro no sólo será presencial, sino también “híbrida” y, en espacios económicos donde sea lo más adecuado para reducir el coste, “online”. “Hemos aprendido que se puede, deberíamos haberlo tenido en cuenta antes”.
En cuanto a la servitización y la desintermediación, Alfonso Durán insta a no analizarlas como tendencias unidireccionales. Ya ni siquiera se puede hablar así del offshoring. “Se reintermedia, la intermediación está abierta a quien mejor la haga y pueden ser múltiples actores”, afirma. De igual forma, junto a la servitización asistimos a una corriente de ‘productivización’ de servicios, como la venta de cursos de formación cuya comercialización se asemeja más a la de un bien o un producto que a la de un servicio, en una “fluctuación híbrida multidimensional”.
Álvaro Escribano, investigador del Grupo Economía del Cambio Técnico de la UC3M, hace hincapié en que “las formas de organizarse están cambiando a todos los niveles”, en parte debido al auge de las formas de economía colaborativa auspiciadas por el “incremento de la capacidad de recibir información entre distintos agentes”. Y apunta un aspecto fundamental: “para compartir información”, eje sobre el que pivota la digitalización, “tiene que haber seguridad jurídica”.
La servitización, añade, afectará fundamentalmente a los productos de consumo duraderos, que arrojan “una gran infrautilización”, pero también a “activos intangibles, como el propio conocimiento”. Las tecnologías de la revolución digital permiten que estos activos “pasen a ser reutilizados”, y eso “reduce mucho la inversión inicial y los costes fijos, eliminando muchas barreras de entrada”.
Álvaro Escribano subraya que “lo que tiene valor es saber cosas y asimilar la información que hay detrás de los datos”. Para ello, “o la organización está descentralizada, o es muy difícil que las unidades de negocio identifiquen oportunidades de negocio”. En el proceso de cambio de las organizaciones, lo importante será, por consiguiente, “la capacidad de absorción de ideas”.
En el ámbito de la seguridad, Andrés Marín, investigador del Laboratorio de Computación Ubicua del Grupo GAST de la UC3M, destaca que la pandemia del coronavirus, amenaza que no aparecía en ninguna previsión de ciberseguridad de la Unión Europea, ha sido “especialmente adecuada para los ciberataques porque muchos de ellos se basan en el miedo de las víctimas”.
“Es muy difícil encontrar un software seguro al 100%” sobre el que desarrollar los nuevos modelos de negocio basados en la servitización y la desintermediación, continúa Andrés Marín, porque actualmente se incorporan “muchos componentes aparte de las líneas de código”. Habrá que tener en cuenta en el futuro, advierte, “los ataques basados en metadatos”, desde los que se incluyen en la descripción de una aplicación, hasta los que acompañan al icono del carro de la compra en una tienda online.
La experiencia de las empresas
Por su parte, Basilio Fernández, fundador de SMEBook, explica que el hub de innovación Fight Covid-19 promovido por su compañía es un “ejemplo de la disposición de las organizaciones para colaborar entre ellas en el proceso de innovación”. El conocimiento está disperso, de modo que “se requieren equipos multidisciplinares” y se impone un nuevo paradigma: “se generan ecosistemas para que las organizaciones se conozcan y puedan establecer alianzas”.
Coty de Monteverde, directora de Blockchain en Santander Digital, pone el acento en el auge de esta tecnología con motivo de la pandemia “en dos frentes”: las monedas digitales y la identidad digital “en la que se pone al usuario en el centro”. En ese sentido, cita el modelo de identidad digital desarrollado en España “que es un referente y podría servir para su aplicación a todos los europeos.
La capacidad transformadora del blockchain tiene uno de sus focos más prometedores, según De Monteverde, “en los smart contracts, que permiten agilizar procesos de toma de decisiones, ponen a todos de acuerdo y proporcionan una única visión”. Procesos complejos como la creación de plataformas de micropagos o de liquidación de facturas reciben un espaldarazo con estas soluciones basadas en blockchain, como por ejemplo en el caso del proyecto We.Trade.
Last, but not least, el director de relaciones institucionales de ElTenedor, José de Isasa, afirma que en su caso “somos quienes más aportamos en la cadena de valor para gestionar las reservas”, especialmente gracias a su software ElTenedor Manager, “el centro de nuestra propuesta de valor”. Junto a ello, “somos aliados en temas tecnológicos, de marketing y entodo lo que podamos aportar valor”.
ElTenedor ha identificado, en ese sentido, tres puntos clave en los que reivindica su papel como mediador en el mercado: el software de gestión de reservas; su potencial como aliado para incrementar la demanda con herramientas de marketing para los días de la semana en los que ésta baja; y su herramienta para gestionar pedidos y evitar la infrautilización de la cocina.