Parece que fue ayer, pero han pasado ya casi tres años. En febrero de 2018 me dirigía a Barcelona para entrevistar al equipo de Alpha, la recién lanzada fábrica de moonshots de Telefónica. Del mismo modo que Google X, que da cobijo a los proyectos más ambiciosos y disruptivos de Google, Telefónica Alpha disparaba a la luna con su nueva andadura. Un emprendimiento con el propósito de mejorar las vidas de millones de personas tratando de combinar investigación, innovación y tecnología para afrontar grandes retos humanos.
La salud no podía faltar en la lista de deseos. Alpha Health se convirtió en el primer moonshot de la factoría, con el propósito nada desdeñoso de redefinir la atención en salud mental. Tras años de investigaciones, ensayos clínicos y pruebas piloto, hoy despega de Telefónica convertida en Koa Health. Lo hace tras una ronda de financiación de 14 millones de euros encabezada por las firmas paneuropeas de capital riesgo Ancora Finance Group y Wellington Partners, que podrán ampliar su inversión hasta los 30 millones de euros.
El camino no ha sido fácil y las trabas no han sido pocas. Por una parte, partían del gran reto de crear soluciones para ayudar a millones de personas a mejorar su bienestar. Su aproximación desde las terapias conductuales partía de la base de usar el conocimiento de las ciencias del comportamiento y los sesgos cognitivos humanos para crear terapias digitales. La idea era sencilla: usar el conocimiento de aquello que distorsiona las percepciones y condiciona las decisiones humanas para facilitar un cambio positivo o la adquisición de hábitos saludables casi sin darnos cuenta.
Esto era fácil de decir, pero difícil de hacer. Las ciencias del comportamiento son altamente complejas. La variedad de aproximaciones, visiones y abordajes dificulta la tarea y obliga a elegir. Pero las elecciones pueden ser equivocadas o menos acertadas según el caso. No son matemáticas: nadie garantiza que la suma de 2+2 vaya a resultar 4.
Tratar de combinar los avances en campos como la neurociencia, la psiquiatría o la psicología con la informática móvil, el aprendizaje automático y la ciencia de datos para lograr un profundo entendimiento de cómo somos, qué sentimos y cómo tomamos decisiones era el gran reto. Para ello, en Alpha Health se aseguraron de contar con un nutrido grupo de investigadoras e investigadores que explorasen el camino a seguir.
Pero Alpha Health no era solo un laboratorio, era una empresa con objetivos de impacto y rentabilidad. Al fin y al cabo, una startup con mentalidad de trabajo ágil que trataba de moverse más o menos rápido pero sobre seguro y sin romper cosas. Para ello era necesario adquirir el mejor talento a nivel internacional. Esa fue una de las características definitorias de Alpha y de Alpha Health, con una plantilla compuesta por personas de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia, Finlandia, Irlanda, Francia, Holanda, Suecia, Serbia, Portugal, Hungría, Polonia, Brasil, Venezuela, India… y, por supuesto, España. Perfiles top salidos de DARPA, Google, Bloomberg, el NHS (el servicio nacional de salud de Reino Unido) y asesores de presidentes y primeros ministros (como Obama o Tony Blair). Todos ellos dejaron atrás sus vidas en sus países de origen, motivados por la idea de trabajar en una empresa con un claro propósito y aspiraciones de impacto, y también (dicho sea) por la posibilidad de vivir en la soleada Barcelona.
Alpha tenía una excelente base de talento para triunfar y buenas ideas para llevar a cabo a largo plazo: al moonshot de salud le acompañó posteriormente otro dirigido a democratizar el acceso a la energía eléctrica: Alpha Energy. Sin embargo, pronto empezarían a llegar las presiones de su matriz Telefónica. Alpha Energy se vio abocada al cierre. Más tarde, una reestructuración interna de la compañía acabaría también con la división de Ideación, encargada de proponer nuevos proyectos o moonshots.
Alpha Health fue la única superviviente, aunque sus expectativas habían cambiado. Sin embargo, no solo consiguieron salir adelante y levantar una gran suma de dinero para iniciar su camino a la independencia. Con 12 patentes solicitadas a sus espaldas, lanzaron al mercado su primer producto: Koa Foundations. Se trata de una aplicación de bienestar mental dirigida a empresas, que ofrece a los trabajadores una biblioteca de actividades con base empírica para combatir el estrés, dormir mejor, ayudar a la relajación y al pensamiento positivo, y aumentar la confianza en uno mismo. Un producto que ya utilizan decenas de empresas con una plantilla total de más de 250.000 empleados.
Koa Foundations es la primera aplicación comercializada por Koa Health, pero hay otras en camino: soluciones que van desde el bienestar digital hasta la terapia digital y que permiten a los usuarios acceder a los servicios de salud mental en cualquier momento y lugar. Por ejemplo, Perspectives, que combina la terapia cognitivo-conductual (TCC) guiada con apoyo técnico a pacientes en una variedad de trastornos. Llevan años colaborando para su desarrollo con el Hospital General de Massachusetts (hospital estadounidense líder en psiquiatría y psicología). Ahora está en fase de ensayo clínico para la aprobación de la FDA -la agencia estadounidense del medicamento- como terapia digital para el trastorno dismórfico corporal (TDC).
También están Foresight -un modelo de predicción de crisis de salud mental basado en inteligencia artificial cuya función es alertar a médicos y proveedores de salud para que puedan ofrecer su apoyo a los pacientes cuando lo necesiten- y Mindset, una aplicación para apoyar a pacientes con depresión y ansiedad que ofrece programas guiados supervisados y que busca democratizar el acceso a personas con enfermedades mentales que actualmente no reciben soporte.
Los productos de Koa Health llegan en un momento de creciente demanda de servicios de salud mental, exacerbada por la pandemia de Covid-19. Frente a sus competidores, dicen proporcionar una solución integrada con base empírica, ética y personal que se ajusta a las necesidades de los usuarios y de los clientes (esencialmente empresas, proveedores de salud y aseguradoras).
Lo de la base ética no es un decir. La startup lleva casi desde sus comienzos trabajando con Eticas Research Consulting para garantizar el cumplimiento ético de sus soluciones desde su concepción hasta su implementación, pasando por su diseño, desarrollo y pruebas. De hecho, más allá de sus principios y compromisos éticos han hecho pública su primera auditoría ética.
Ahora que Koa Health es una entidad separada de Telefónica, ¿qué es lo próximo? Están trabajando para llevar Perspectives, Foresight y Mindset al mercado. También planean aumentar sus esfuerzos en I+D para mejorar la personalización de sus productos. Otro gran frente es su expansión a otros mercados. Actualmente tienen clientes en Reino Unido y Estados Unidos, y están cerrando acuerdos en Asia, donde planean continuar su crecimiento.
Koa Health tiene un prometedor futuro por delante, si bien no deja de ser una startup. Como tal, tiene también muchas posibilidades de fallar. Pase lo que pase, siempre recordaré aquel día en que viajé a Barcelona para conocer Alpha y entrevistar a su equipo. Ese día tuve no solo un flechazo con Alpha, sino también con quien es hoy mi pareja. Con él he vivido estos años de trabajo duro e infatigable, de frustraciones y alegrías. Al final, ese esfuerzo ha sido recompensado y asistimos hoy al nacimiento de Koa Health.