Cada cinco de junio, desde 1974, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. No es una fecha más en el concurrido calendario de conmemoraciones y efemérides: es una forma más de alertarnos de la emergencia climática que enfrentamos y la necesidad de tomar acciones en favor de un crecimiento sostenible que nos permita cuidar del planeta que nos da cobijo.
Una misión ardua, compleja y ambiciosa que ha sido materializada en un sinfín de cumbres del clima, en los propios Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y que conforma uno de los pilares de los fondos europeos de recuperación. En el caso español, el 33% de ese dinero irá destinado a la transición verde, por el 30% dirigido a la digitalización.
Y es que es precisamente esa confluencia de tecnología y sostenibilidad la que promete mejores resultados en el camino que queremos recorrer de cara al futuro.
Lo digital no sólo como habilitador de nuevos modelos de negocio o de mejoras en eficiencia para los ya existentes, sino también como sustento de una transformación a gran escala de nuestra manera de entender el mundo.
Así ha quedado patente durante el encuentro organizado por D+I con motivo de esta ocasión especial y en el que representantes de Dell Technologies, DHL Express, Mastercard, Fundeen, NetApp o Abora Solar pusieron sobre la mesa sus impresiones, retos y experiencias a la hora de aupar la innovación como arma para que sus empresas y negocios sean más sostenibles.
"Lo primero que queremos es contribuir a la economía circular, y ahí hemos visto el reto de la cantidad de residuos electrónicos que genera la Humanidad a escala mundial. Se estima que el volumen generado es equivalente a la Gran Muralla China", introduce María Antonia Rodríguez, sales director de Dell Technologies en España. "Por otro lado tenemos la huella de carbono y cómo estamos consumiendo más recursos de los que el planeta es capaz de producir: ya en julio o agosto habremos consumido todo lo que podemos llegar a producir en un año".
"Tenemos que analizar de qué forma podemos ayudar a nuestros clientes para conseguir un alcance a nivel mundial. La tecnología es claramente un facilitador para minimizar y mejorar el impacto medioambiental y social", afirma la directiva. "Por un lado, en el lado de investigación, tenemos la computación de alto rendimiento para hacer cálculos que prevengan o reduzcan los daños. Por otro lado, con la 5G, el edge computing o el cloud también permiten que, al implementar estas tecnologías, las empresas puedan automatizar o gestionar cosas que tradicionalmente se hacían de forma manual, como el control de temperaturas en tiendas o en instalaciones técnicas".
Dell Technologies cuenta con un plan desde 2010 para diseñar sus productos de la manera más respetuosa posible con el medio ambiente. "De 2011 a 2020 hemos logrado reducir la intensidad energética de nuestros productos en un 80%. Además nos comprometemos a reciclar o reutilizar un equipo equivalente por cada uno que el cliente adquiera. Y, para 2030, el 100% de nuestros embalajes van a estar compuestos de materiales serán reciclables y el 50% de los componentes serán también de materiales reutilizables".
En esa línea, Jaime Balañá, director técnico de NetApp, incorpora a la conversación las implicaciones de los centros de datos en la ecuación climática. "Alrededor del 2% del consumo mundial de energía se debe a los CPD. Y, dentro de ellos, alrededor del 15% se debe al almacenamiento de unos datos de los que solo usamos un 32%. Se estima que el consumo subirá hasta el 8% de la demanda energética debido al crecimiento de la digitalización, pero ahí está el reto de hacer estos centros de datos más eficientes, con energías verdes y usando la tecnología como facilitador, sin digitalizar a lo loco".
El desafío de la logística
Un buen ejemplo de lo ingentes que son los desafíos por mantener el ritmo que demanda el mercado mientras se aborda la sostenibilidad lo protagoniza el sector logístico, históricamente un gran emisor de gases debido a su actividad intrínseca. En ese sentido, Iñaki Sacedo, Sustainability and Quality Manager en DHL Express Spain, reconoce que la suya es una industria "muy contaminante" y que, por ello, se trata de "una preocupación enorme porque somos un actor al que todo el mundo va a mirar. Y por eso tenemos que tomar el liderazgo y comprometernos con mejorar las cosas".
DHL Express asumió en 2014 el reto de alcanzar las cero emisiones en el 2050, para lo cual está siendo fundamental la electrificación de su flota de última milla y la apuesta por nuevos combustibles en el transporte aéreo con una inversión de 7.000 millones de aquí a final de la década. Aunque esta propuesta no es tan sencilla como pueda parecer: "La mayor preocupación para nosotros es tener una cierta estabilidad tecnológica, porque no sabemos muy bien por qué apostar en algunos casos, si la electricidad, la pila de hidrógeno... Tenemos que tener cuidado con invertir muchos millones en algo que luego tengamos que rectificar", admite el ejecutivo.
Cambios pequeños que hacen la diferencia
En un plano mayor, estos objetivos de desarrollo sostenible no son posibles sin involucrar a toda la sociedad y empresas, desde lo pequeño a lo más visible, con una estrategia que parta de la alta dirección y quienes tienen poder de decisión.
"Estas soluciones deben ser reales, tangibles y medibles. La gente si no ve un impacto no se lo cree. Y son los directivos los primeros que han de creérselo, para que vaya calando hacia abajo: empleados, clientes, proveedores...", afirma a su vez Ana Díaz Sacristán, directora de Comunicación de Mastercard en Iberia. "Y luego hay que hacer llegar este mensaje a la ciudadanía en general, cosa que desde nuestra posición privilegiada -como red global con comercios, ONG, gobiernos, etc. y 3.000 millones de titulares de tarjetas- hemos llevado a cabo a través de la Priceless Planet Coalition. Somos creyentes en las alianzas con ellas queremos plantar 100 millones de árboles en todo el mundo de aquí a 2025".
Eso en la parte más ejemplarizante, si se quiere, porque en el interior de esta empresa tecnológica también hay grandes avances en línea con la apuesta verde: desde la aproximación 'digital first' para la emisión de tarjetas virtuales hasta el uso de materiales más sostenibles en la producción de las mismas. Con la emisión de un sello que certifique esa misma condición 'alineada con el medio ambiente', ya usado por algunas entidades bancarias.
Fomentando las energías limpias
Alejandro del Amo, fundador y CEO de Abora Solar, introduce otro bloque esencial en la transición verde que debemos afrontar: el uso de energías limpias.
Desde su empresa, que produce paneles solares híbridos capaces de generar electricidad y calor al mismo tiempo, opina que "si Europa tiene algún reto es el de descarbonizarse de forma rentable, no mediante subvenciones, porque es la única forma de conseguirlo. El coste energético y la dependencia del exterior son grandes oportunidades para ser más eficientes que el resto de continentes y empezar a crear valor aquí, aunque para muchas pymes las barreras de entrada y sus situaciones complicadas hacen difícil que aborden estos temas".
La variable de la rentabilidad es algo esencial a la hora de dar sentido a las inversiones en energías renovables.
Por último, Nacho Bautista, CEO de Fundeen -plataforma que permite invertir en este tipo de proyectos, opina que el gran porcentaje de pequeñas y medianas empresas que tenemos en nuestro país complica este salto a las energías limpias: "Abordar estos temas de sostenibilidad implica una cierta inversión, ahorrando y recuperando esa inversión con un cierto retorno. Pero muchas pymes están en una situación complicada para poder hacerlo, para poder hacer frente a esa barrera de entrada".
"España tiene en el parque de vivienda más envejecido de Europa. Por eso los temas de eficiencia energética son tan importantes, de rehabilitación de ventanas y aislamientos", aporta como detalle final Bautista, con cuya plataforma busca abrir esas ventanas de oportunidades para aunar las innovaciones con la sostenibilidad y la rentabilidad.