"Letonia se ha convertido en una pionera en investigación, desarrollo y pruebas de uso de la tecnología 5G en el campo de la defensa. Esta semana participamos en el experimento del tronco digital de la OTAN en nuestra base Camp Ādaži, que es el primer campo de pruebas militar del 5G en toda Europa", asegura con orgullo la primera ministra letona, Evika Siliņa, en la apertura de la octava edición del evento 5G Techritory.
"Probaremos telecomunicaciones 5G, [control de] drones y satélites en órbita baja que pueden apoyar operaciones multidominio", añade Siliņa (luego volveremos sobre ese concepto de 'multidominio', que es relevante).
"Letonia está también en primera línea de la computación cuántica y algoritmos de software. En torno al 10% de todos los algoritmos cuánticos que existen en el mundo han sido inventados por científicos letones", afirma la primera ministra, para concluir que todo ello le ha dado a su país competitividad y la capacidad de destacar en Europa y en el mundo.
No obstante, también advierte: "La tecnología nos ofrece oportunidades y potencial, pero también nos puede hacer vulnerables. Por tanto, la transformación digital tiene que estar centrada en las personas…".
Buen comienzo declarativo para un evento que tiende a mirar al futuro, aunque la vida real le ha dado ya un par de terribles revolcones desde su nacimiento en 2018. El primero, la pandemia de 2020, que obligó a convertirlo en una presentación online.
El segundo, la invasión rusa de Ucrania en 2022, que cambió radicalmente la idea de que el desarrollo tecnológico es algo entre las empresas y los consumidores.
El firme alineamiento (natural) de Letonia con los agredidos y la nueva realidad para Europa han añadido desde entonces factores en los que la Defensa, el desarrollo y uso de tecnología con fines militares han dejado de ser una especie de tabú impuesto por el buenismo piensabien.
Hablar del futuro
Pero lo cierto es que hoy no hay nada de eso. Ni una autopista jalonada de arcos 5G inteligentes que intercambian datos masivamente con los vehículos que pasan, ni coches conectados que sean capaces de hacerlo.
Fuentes del gobierno letón reconocen a DISRUPTORES que lo que hay es "un memorándum de entendimiento firmado", pero es un difícil proyecto multinacional. No se ha construido nada.
En todo caso, el evento nació cuando el 5G era una previsión a dos años (su ciclo debía empezar en 2020) y ahora está apenas a mitad de su desarrollo. El 6G está todavía lejos (debería empezar a desplegarse en 2030), así que la organización cambia su nombre y se queda sólo con Techritory. Así podrá abarcar ampliamente toda la tecnología que viene, "sea de telecomunicaciones, inteligencia artificial, computación cuántica, satélites o cualquier otra", señalan los responsables.
¿Habrá después del 6G un 7G, 8G, etcétera…? Preguntan a un panel de expertos precisamente en la siguiente generación de comunicaciones. "Quién sabe", responde suavemente Colin Willcock, presidente del consejo de la organización 6G-IA.
Los expertos tampoco tienen una respuesta concreta para una pregunta directa en nombre de la teleco estonia Telia Eesti: ¿Dónde estará el dinero para que merezca la pena invertir en 6G? "No lo sé", replica Amina Boubendir, jefa de investigación y estandarización de Airbus Defensa y Espacio.
No obstante, Boubendir sí tiene una consideración importante: "Hemos de aprender del 5G. La velocidad de desarrollo es distinta de la velocidad de adopción. Hay que ver cómo equilibrar ambas velocidades". A lo cual añade Mohand Achouche, asesor estratégico de III-V Lab, que "hay que evitar cometer el error del 5G. Hay que empezar usando la misma infraestructura existente y luego ya veremos…".
No obstante, desde la asociación público-privada europea Smart Networks and Services Joint Undertaking (SNS JU), cuyo propósito es impulsar el desarrollo del 5G y el 6G, el evento sirvió para anunciar la adjudicación de 130 millones de euros a repartir entre 16 proyectos para acelerar la investigación y desarrollo del 6G. Así lo anunció por videoconferencia su directora ejecutiva, Erzsébet Fitori. Es la tercera convocatoria de propuestas y los fondos asignados a estos menesteres pasan ya de los 500 millones.
Si en gran medida la reunión del 5G Techritory, que esta vez reunió más de 2.000 asistentes, ha servido año tras año para mostrar una radiografía del momento tecnológico y, a la vez escribir una carta de deseos a los próximos reyes magos, podría parecer que esas inconcreciones son un signo de desmayo.
No sería una conclusión justa. Lo que pasa es que algunas prioridades de la tecnología han cambiado. Dice la ministra de Administración Inteligente y desarrollo regional de Letonia, Inga Berzina, que "el territorio de mañana será un mundo digital interconectado", lo que se convierte en un "objetivo central" para la Unión Europea. Avisa, no obstante, de la importancia de afrontar la seguridad y la Defensa, para "asegurar la transición post cuántica".
"La IA puede poner en riesgo la integridad democrática", subraya Berzina, mencionando los deep fakes, las interferencias rusas en procesos electorales, como en los casos de la República Checa y Estados Unidos. Indica que en su país se tendrán que identificar por ley como tales los contenidos creados con IA en periodos electorales.
Su colega en el gobierno Kaspers Brïskens, responsable de transportes y comunicaciones, aporta el dato de que, en su país, el 75% de la población tiene ya 5G, con elevados índices de consumo de datos. Su proyecto clave es simplificar los trámites administrativos para la instalación de antenas en todo el territorio y expandir la conectividad a todas las áreas rurales: "Ninguna región se deja atrás".
El gran proyecto presentado en esta conferencia es la creación de una red 5G móvil en el puerto de Riga. La idea de movilidad significa que las estaciones 5G están en barcos, que crean una red entre si extendiendo el alcance hasta mar adentro. El sistema está en sus primeras pruebas.
Pero la realidad más inmediata está directamente relacionada con la segunda gran sacudida en los seis años de existencia del evento: el surgimiento de apremiantes necesidades militares en tecnología.
Los cinco dominios
Sïpola hace alusión a la alianza atlántica y las operaciones de diversos ejércitos que se combinan. "Puede haber datos sensibles, para cada nación, que no se comparten. Aparte de eso, para las comunicaciones no importa el nivel de clasificación. Las fuerzas que están operando juntas tienen que sincronizarse e intercambiar con la máxima velocidad los elementos". Lo cual marca una exigencia de estandarización tecnológica.
Esto plantea, señala Stephen Douglas, jefe de estrategia de mercado de Spirent Communications, que hay que considerar "tecnologías comerciales en la guerra", aunque cree que deben ser "adaptables para misiones no críticas". Apenas sugiere determinados casos de uso de 5G, en primera línea, con inapelable necesidad de resiliencia, y la posibilidad de estandarización con sistemas open source, open networks y open RAN, comercialmente disponibles.
Douglas entiende que Europa "quizás ha perdido el liderazgo en diez años" y así se lo ha hecho comprender Rusia, amargamente, al obligarla a comprobar que ahora maneja "mucha tecnología legacy”.
Luz Fernández, jefa de innovación digital y tecnología de la NCIA (agencia de comunicaciones e información de la OTAN), subraya que "no sólo se trata de hablar de comunicaciones, sino también de ciberseguridad".
Observa diferentes escenarios y posibilidades, en los que la interoperabilidad y la estandarización son el gran desafío para una organización multinacional. También aprecia la utilidad de la tecnología 5G para "diferentes casos de uso".
En el mismo panel, Ingmārs Pūķis, vicepresidente de LMT (la teleco letona especializada en movilidad), subrayaba que "hace cinco años no parecía haber necesidad del 5G", pero los dos gigantes europeos de esa tecnología, Nokia y Ericsson, se aplicaron en la estandarización. "Los ejércitos necesitan algo más que entrenarse, para que la OTAN esté más integrada". Estandarización es, para todos, palabra clave para el futuro inmediato.